Prólogo

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—Tus ojos... perdón, perdón.

La impotencia de su cuerpo no lo dejaba pensar, cada vez que presionaba más el cuchillo los gritos de terror y desesperación lo traumaban hasta los huesos, hacían que se estremeciera y se arrepintiera, pero ya no había vuelta atrás.

"¿Eh? Vamos pequeño cobarde, todavía quedan cuatro personas por matar."

"¿No te gustó ver a ese hombre muerto? Asume las consecuencias querido niño."

¿Cómo no amar esto? Ver la desesperación, el horror en los ojos del chico, ver las lágrimas de impotencia de miedo, ver cómo poco a poco el brillo de sus ojos se extinguirá por siempre.

Le quedarían dos opciones:

Suicidio, o una vida llena de arrepentimientos.

Ella había escogido lo primero.

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⏰ Última actualización: Oct 15, 2016 ⏰

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Tu castigo, desesperaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora