Una vez colocados los cinturones de seguridad, le hicieron señas a Félix para que pusiera en marcha el motor que haría que aquel gigante de acero comenzara a rotar.
— ¡Sosténganse fuerte! ¡Pondré está cosa a girar! —gritó el sueco.
Automáticamente tras su aviso, Jack se aferró al brazo de Mark, haciendo que este riera ante la tierna escena. La ruleta se puso en marcha tras el toqueteo incesante de Félix sobre algunos botones, llevando a los dos enamorados lentamente hasta la cima.
Desde arriba, la ciudad de Los Ángeles se encontraba totalmente iluminada, trayéndoles la sensación de calidez en medio de aquel crudo invierno. El de pelo rojo miro a su acompañante, que se encontraba fascinado por las vistas. El brillo de sus ojos era como los de alguien que ve el mundo por primera vez, pero evidentemente el temor de la altura le seguía persiguiendo, ya que no había soltado el agarre ni siquiera en aquel momento.
Acarició su mano, haciendo que el irlandés se girara al percibir el contacto. Le regaló una sonrisa, de esas que son consideradas especiales sin explicación alguna. Mark tomó su mentón, atrayéndolo hacía él y así depositando un prolongado beso en sus rojizos labios.
—Sabes —comenzó a decir tras separarse. El vapor de ambos se mezclaba y se iba lejos a causa del viento— no alcancé a decírtelo antes, pero te ves hermoso en ese traje —terminó la frase con una mirada suspicaz de galán, que desató pequeñas risitas por parte de Jack.
—Tú te ves hermoso siempre, tonto —respondió tímido. Dejar fluir sus pensamientos habituales que tanto tiempo mantuvo para sí mismo aún se le era difícil.
— ¡Aw! —con aquella expresión, comenzó a darle cortos besitos alrededor del rostro del irlandés—. Te comería a besos ahora mismo, pero supongo que sería canibalismo, ¿eh? —comentó bromeando, sacándole así una carcajada al otro que pronto se convirtió en una amplia sonrisa, haciendo que se olvide de la altura a la que se encontraban y su temor.
Comenzaron a descender tan lentamente como habían subido. Poco a poco, el piso que antes se les hacía tan lejano, fue acercándose. La figura de Félix, vista con anterioridad como una mancha, cobraba nitidez.
— ¿Y? ¿Cómo están las cosas por allá arriba? Apuesto que fabulosas. Podrán agradecerme después por permitirles darse el gusto —dijo el sueco apenas los dos hombres descendieron, tan creído como siempre pero gentil—. Vengan, síganme.
— ¿A dónde nos lleva? —le preguntó el hawaiano a su novio. Jack encogió los hombros, haciéndose el "desinformado" aunque sabía bien cuál era la próxima sorpresa.
A medida que avanzaban, Mark reconoció el área de comidas. Tras doblar al lado de un puesto, divisó a Bob y a Wade, vestidos con elegancia al lado de una mesa iluminada por luces colgantes y adornada por un gran ramo de rosas en el medio.
—Deben estar bromeando —fue lo único que salió de su boca.
Los otros presentes rieron ante la expresión en el rostro de Mark.
—No, no es una broma —contestó Bob—. Estamos aquí para servirles. Adelante —se hizo a un costado, no sin antes correr la silla para así permitir que el hawaiano tome asiento—, siéntense.
Obedeciendo, cada uno ocupo una silla. El ramo fue retirado, para que de esa forma ambos quedaran enfrentados.
—Hey chicos, se ven bien en esos trajes —dijo el de pelo rojo con sinceridad. Pocas veces había visto a sus amigos vistiendo ropas finas, sacando las bodas de cada uno a las que él obviamente había asistido.
—Gracias —respondieron. Wade fue el que siguió hablando—. Ahora les traeremos la comida. Disfruten o hagan lo que quieran mientras esperan —guiñándoles un ojo y recibiendo como respuesta una mirada seria de parte de Mark y una sonora carcajada de Jack, los dos se retiraron dejando a los tortolitos solos.
El hawaiano aún no caía en que lo que estaba sucediendo no fuera una broma o un hermoso sueño del que pronto despertaría, encontrándose de nuevo en aquel apartamento con olor a humedad y descuido. Extendió su mano por arriba de la mesa, ofreciéndosela a Jack para que la tomara. El otro, sin dudarlo, accedió al agarre, devolviendo a este mundo las esperanzas de Mark de que aquello fuera real.
Acariciando los nudillos del contrario con su pulgar, el de cabellos rojizos no podía dejar de sonreír como un "tonto", según su visión de cómo se vería en aquel momento. Poco lo importaba, sabiendo que Jack siempre apreciaba su sonrisa como nadie antes lo había hecho.
Se mantuvieron así, en silencio. Sí, era algo común entre ambos, porque con sus miradas les bastaba saber qué pensaba el otro. Las luces por arriba de sus cabezas se tambaleaban a causa del viento. El aire traía consigo el olor de una tormenta cercana, pero que llegaría en algún momento del día siguiente. Ahora, solo eran ellos.
—Te amo —susurro Mark. No le alcanzaba con solo admirarlo, sino que tenía que hacérselo saber.
—Yo también —contestó Jack.
Ahora podía decirlo, más allá de solo pensarlo.
[Notas]
CASI 2K DE LECTURASSSS!
Muchas gracias \(*T▽T*)/
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⚫️Bet to love you⚫️ [Septiplier]
FanficUna apuesta concisa, hacía uno de los sentimientos más vulnerables del ser humano: el amor. De todas maneras, ya no había vuelta atrás. [Septiplier] [JacksepticeyexMarkiplier] [Fanfic] [Español/Spanish]