Capítulo V

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Angélica POV

- ¡Y corte! – grita el director.

Hoy hice mi primera escena; tenía que entrar al baño y ahí estaban las del cuartel de las feas, que veían a mi personaje un poco raro. Fue difícil grabar eso y no reírnos porque ellas son muy graciosas y no puedes estar seria a su lado.

Después de tantos ensayos por fin empezamos a grabar la novela, aunque no sólo fueron ensayos, hubo pruebas, pláticas sobre nuestros personajes. Por ejemplo, mi personaje, Lety, como no lograba verse fea (como ellos querían) va a tener un tic en el ojo y la boca al mismo tiempo, pero sólo cuando se ponga nerviosa. Además, hace poco "El profe" como le decimos al director, nos reunió a todo el cuartel de las feas y empezamos a hablar.

Semanas atrás...

-Bien, ahora me van a decir que tienen en común sus personajes con ustedes o si conocen a alguien que sea como su personaje.

Todas "las feas" menos Angélica contaron su historia.

- ¿Y tú, Angéliquita? -preguntó Sergio Jiménez, el director, casi al final de la reunión.

- Yo... Creo que mi personaje se parece a mí, es como yo. Nadie la contrata porque no cuenta con el físico que se requiere para estar en una empresa, tiene que esforzarse más que las demás si quiere ser reconocida. Es muy inteligente y.... – prosiguió la protagonista.

Tiempo actual

- ¡Angélica! -gritan detrás de mí, haciendo que me voltee hacia Jaime con cara de espanto.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué me gritas?

- Tenía más de dos minutos hablándote y no volteabas, esa fue mi última opción o también echarte agua, cosa que hubiera sido peor porque me hubieras golpeado.

- Está bien – le digo jugando -, te perdono. ¿Para qué soy buena? – y al hacer esa pregunta me arrepiento al instante porque Jaime hace una cara muy rara... como picarona, pero instantáneamente la cambia como que si no hubiera querido que yo la viera.

- Pues mi papá está hoy en México y nos invitó a cenar a un restaurante que está por aquí cerca ¿qué dices?

- Está bien. Nada más voy por mis cosas al camerino y nos vamos.

Una de las ventajas de ser Jaime Camil Garza es que tienes choferes hasta para regalar, así que uno de ellos, llamado Luis, nos recoge de Televisa y nos lleva hasta el restaurante. Al llegar, un mozo nos dirige hasta la mesa en la que nos están esperando el señor Jaime y su esposa Tony.

- ¡Hola! ¿Cómo estás? – se levanta de su asiento el señor mientras me saluda y me da un caluroso abrazo al que correspondo con el mismo afecto porque la familia Camil es como mi familia también.

- Muy bien ¿usted?

- De maravilla.

- Hola, mi niña – me saluda Tony con un corto abrazo y un beso en la mejilla.

- Hola, señora. Me alegro mucho de verlos.

- ¡Ay sí, hola, Jaime! ¿cómo estás? ¿en serio? - empieza Jaime a imitar a su papá y a su madrastra.

- Ya, no te pongas celoso que a ti también te queremos, pero teníamos mucho que no veíamos a Angie – le dice su papá y lo abraza, después de que Tony lo saluda tomamos asiento y empezamos a ver las cartas para ordenar.

- Así que ya están grabando la novela, ¿qué se siente protagonizar juntos? – pregunta el papá de Jaime.

- Raro – le respondo y me rio -. No sé, nunca se me cruzo por la cabeza hacer una novela con Jaime.

- Pues ya ves. Qué tal que chicle y pega.

- ¡Papá! – le dice Jaime un poco avergonzado.

- Es la verdad. Llevamos como quince años esperando a que nos den la noticia de que son novios, pero nada, ¿sí o no, Tony?

- Así es – responde la señora-. Mira, tú Angie ya le dices suegro a Jaime, él te considera una nuera y las familias se llevan de maravilla que es de lo más importante, ¿así que qué más esperan?

- Eso es cierto – responde don Jaime entre risas -. Pero no los vamos a presionar, las cosas se van a dar cuando se tengan que dar... aunque si se quieren dar prisa – añade en voz baja.

Tres horas después

Como todo un caballero, Jaime me acompaña hasta la puerta de mi casa, donde me despido de él.

- Gracias, Jaime, tenía mucho que no veía a tu papá y me divertí demasiado.

- Ya lo sé, mi familia es todo un caso.

- Sí, tu novia se va a llevar la lotería contigo – le digo y al momento me arrepiento porque desde que llegó a México no me ha hablado de ella.

- ¿Mi novia?

- Sí, la que dejaste en Estados Unidos... Heidi creo que se llama.

- Ah, ella. La verdad es que no somos nada, bueno, cuando me vine lo dejamos, la noche que se me olvidó la calzadora aquí me llamó para darnos otra oportunidad, pero me dijo que lo pensara y cuando ella volviera aquí le diera una respuesta.

- ¿Y cuando vuelve? – le pregunto con un nudo en la garganta.

- Mañana, creo.

- ¿Y ya lo pensaste?

- Sí, no tuve que pensarlo mucho para llegar a una conclusión.

- Entonces les deseo que duren mucho... yo, me voy a dormir- le digo antes de que se me salgan las lágrimas y entro corriendo a mi casa sin dejarlo responderme.

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¡Feliz inicio de semana!

Locura en televisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora