Metrosexual

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—Ja, ja, perdedor, vete antes de que se nos pegue lo marica.

—Iugh, parece niña, pervertido...

— Salga ahora mismo, usted es un mal ejemplo.

. . .

Un adolescente camina cabizbajo por las calles, la gente a su alrededor ignoraba en su mayoría a dicho individuo, pero algunas personas que lo "conocen" le regalan una mirada de desprecio. 

Ese chico tenía el cabello azul brillante con un mechón de fleco más claro, era largo, atado en dos coletas bajas que le llegaban por la cintura. Sus ojos verdes y brillantes, adornados con pestañas largas y algo risadas, con cejas finas y delineadas. Su rostro iba maquillado con un poco de sombra morada y sus mejillas coloradas. En esos momentos portaba un uniforme que consistía en una camisa blanca, chaleco azul, moño-corbatín rojo, pantalón azul oscuro y zapatos y guantes negros. En sus manos llevaba unas orejas de conejo del mismo color que su pelo.

—¡Bonbon! —El chico sintió como lo abrazaban por el cuello desde atrás, no necesito voltear para saber de quién se trataba—. ¿Qué hay? ¿cómo te fue? —preguntó mientras lo soltaba y se ponía a la par con él.

—Mangle —pronunció, observando a la persona a su lado. Cabello albino que le llegaba a los hombros, con su fleco cubriendo su ojo izquierdo, el orbe visible era color ámbar y también llevaba algo de maquillaje, labial y sus mejillas coloradas. Vestía también con un uniforme, aunque este era un short morado, camisa amarilla, chaleco rosa y unos botines con tacón color amarillo con detalles rosas—. He tenido días mejores —respondió mientras suspiraba.

—¿Otra vez te está molestando? —Le miró con el ceño fruncido—. Parece que alguien quiere otra paliza —murmuró.

—Déjalo, sólo empeoraras las cosas.

—Cierto, que digan lo que quieran. —Ambos entraron a una pizzería, algunos los voltearon a ver, aunque pronto volvieron a sus asuntos. Una par de jóvenes, una rubia y un castaño, les sonrieron y saludaron con la mano. Cuando los cuatro se encontraron comenzaron a platicar, pero pronto Mangle tuvo que retirarse a otra zona del local; el trió restante subió al escenario para comenzar su show musical, con Bonbon como guitarrista y el otro par cantando. Toda la tarde transcurrió con normalidad, los niños jugando y corriendo por ahí, los padres en las mesas vigilándolos desde lejos, personas comiendo, lo típico en un restaurante familiar.

—Señor Toy Bonnie —llamó una niña jalando un poco del pantalón del chico, este se agachó a su altura—. Tome, le hice un dibujo —entregó un dibujo de él y la niña tomados de la mano y muy felices, el joven sonrió al verlo y cuando iba a agradecerle.

—¡Lily, ven aquí! —Una señora se acerca a la niña y la aleja del guitarrista—. No te acerques a él, es mal ejemplo para ti. —El chico mira como la señora se lleva a la niña, su mirada pasa de feliz a una de tristeza profunda. Aprieta el dibujo con fuerza, aferrándose a este, siente un par de manos en sus hombros y mira a sus dos compañeros verlo tristes.

—Ignórala ¡Es un idiota! —grita la rubia con intención de ser escuchada por la hija de p..., aunque el castaño le reprocha con la mirada.

Bonbon vuelve a observar el dibujo, sobre todo las sonrisas plasmadas en esa pequeña obra de arte.

. . .

Bonbon y Mangle platican mientras se preparan para salir del local, a pesar de lo raros que se ven en la calle con sus uniformes no se los quitan hasta estar en sus casas, les resulta más práctico vestirse en la escuela e ir directo a su trabajo de medio turno. Pasando por la oficina de su jefe, no pueden evitar escuchar una conversación entre este y una señora.

Un Cambio [FNAF]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora