-Despierta, Grij, despierta. Hoy es el día tan esperado por nosotros.
-¿Qué pasa hoy? Todavía es pronto...
-Pues levántate. Es hora de que comiencen los disturbios.
Pocos minutos después, Ignisss caminaba triunfalmente con su fusil de asalto colgado de la espalda seguida de Grij, que tenía que hacer verdaderos esfuerzos para seguir su paso.
-Oye, Ignisss... ¿No mencionaste hace algunos días que los disturbios había que planearlos con antelación o todo tendía a salir muy mal?-preguntó, preocupado.
-Eso es justo lo que dije-afirmó Ignisss, con el cabello dorado. Casi parecía feliz.
Transcurrieron unos minutos de silencio, hasta que Grij preguntó:
-¿Y has planeado algo?
-Sí, por supuesto. Nos ahogaremos en un lago y así podremos matar a todo el mundo en forma de fantasmas-. Al ver la cara de terror de Grij, añadió-. Es broma. En realidad, no tengo nada planeado.
Grij soltó un gemido. Ignisss le miró muy seria y su pelo se volvió de nuevo de un color rojo rosado; le revolvió el pelo cariñosamente con la mano, despeinándolo más de lo que ya estaba.
Continuaron caminando en silencio, ensimismados, aparentemente enfadados. Pero no lo estaban. De hecho, un fuerte vínculo emocional estaba empezando a unirlos.
Al cabo de mucho rato, Grij ya no podía mantener el paso, y pararon a descansar en una viejo y gastado banco. El paisaje era monótono. Al no haber apenas luz, todo eran sombras difusas sobre tierra seca y estéril. La poca belleza de Zigjik se fue con sus soles.
-¿Por qué me has dejado venir?-preguntó Grij.
-¿A qué te refieres?-inquirió Ignisss.
-A la misión. Dijiste que no lo consentirías-contestó el niño.
-Bueno, al final me convenciste de que era más comercial dejarte venir-dijo Ignisss. Grij asintió, pero se dio cuenta de que no era por eso. Sonrió. Era porque finalmente le estaba cogiendo cierto cariño, y eso le hacía sentirse bien. Y le obligaba a recordar que había participado en una conspiración contra ella. "No, nunca le haré daño. Me importa un rábano lo que me hagan".
Cuando Grij se hubo repuesto, volvieron a emprender la marcha. Divisaron, a lo lejos, un fuego, e Ignisss paró.
-Hay gente tonta. ¿A quién se le ocurre dejar una hoguera encendida en medio de la oscuridad?-preguntó Grij, de brazos cruzados.
-A nadie que haya sido lo suficientemente inteligente como para haber sobrevivido a los primeros días. Es una trampa -musitó Ignisss, con el pelo castaño caoba. Grij se apuntó mentalmente preguntar a qué se debían esos cambios de color en su pelo.
-¿Y entonces qué hacemos?-susurró el niño, mirando hacia el campamento desconocido.
-Iremos a verlos. No les podemos defraudar -ahora su cabeza se aparecía teñida de oro-. Además, el hecho de que nos quieran tender una trampa significa que ya comenzamos a tener cierta fama.
-Eso es lo que pasa en los mundos pequeños. Las noticias corren rápido.
Ignisss asintió. Grij continuó hablando:
-De hecho, Zigjik ni siquiera tiene el tamaño reglamentario para ser un planeta. Técnicamente es solo un asteroide. Aún así, como el chambelán del Supramundial Yndi es Zigjense, todo el mundo lo conoce como un planeta. Pero no lo es.
-Para ser tan pequeño sabes mucho. Me asombras.
-Bueno... La calle enseña de todo.
-Te hubiese gustado tener una vida más cómoda, ¿verdad?
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Ignisss Fata: el Organismo Perfecto(PARADA POR PREOCUPANTE FALTA DE INSPIRACIÓN)
FantasyVe hasta más allá de la muerte. Oye incluso lo que no mencionas. Huele lo que aún no existe. Y tiene un secreto...