Ángel caído

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Tengo que tomar una decisión, es ahora o nunca… si los arcángeles me descubren ahora, todo será peor. Lo observo caminar como de costumbre a su casa, solo. Aquel humano que ha cambiado por completo mis creencias, mi fe, mi devoción. Jamás pensé estar pasando por esto, querer a alguien… quizás no es tanto el quererlo, sino que esa persona a quien quiero sea un humano y que llegue incluso a desearlo.
Deseo… Algo que los ángeles no debemos sentir, algo anda mal en mí, imagino su sonrisa, su cabello ahora rubio, sus pequeños ojos, sus carnosos labios, su hermoso nombre… Jimin. Sacudo mis alas en un intento de calmarme, mi traje blanco apenas si se mueve. Paso mis manos por mi cara y tomo un respiro; Solo una visita más Jungkook, y luego veré si la decisión que tomare es correcta. Cierro mis ojos y en el momento en que los abro estoy en la tierra, una vez asimilada la tele transportación me encamino detrás del chico. Llevo meses siguiéndolo de cerca sin preocuparme en que me vea. Se de antemano que ningún humano puede verme. Jimin camina a toda prisa, es muy tarde y las calles están oscuras y solitarias. Puedo sentir como de repente se estremece y apura más el paso. Algo le asusta, siento su aura, su miedo. Detiene su andar y se voltea rápidamente, observa el panorama y, más calmado emprende camino hasta llegar a su casa. No voy a mentir, ese acto me sorprendió totalmente, es como si de alguna manera me hubiera percibido. Me quede un rato más fuera de su casa esperando para verlo subir a su habitación, su seño esta fruncido, su vista se detiene en la ventana y, como si supiera que lo observo sale a inspeccionar. Al ver todo en orden cierra su ventana y desaparece de mi vista. Esto es extraño, algo raro está pasando, él puede sentirme y no debería, son las reglas. Preocupado agito mis alas hasta volar y posteriormente transportarme al cielo. Tengo que averiguar que está ocurriendo.

*Jimin*

Llevo varias semanas sintiéndome observado, he sabido disimular lo suficiente pero hoy… hoy es distinto. Juro que escuche pasos detrás mí, sentí a alguien detrás de mí y al voltear no había nadie. Lo mismo ocurrió cuando llegue a mi casa. Mis papas no habían llegado aún del trabajo y fui directo a mi habitación y al entrar, me sentí nuevamente observado. Pensé que había alguien afuera y me asome a la ventana y nada, no había nadie. Ya Jimin, debe ser el estrés lo que te tiene así. La universidad es cada vez más estresante, necesitare ayuda milagrosa para no volverme loco. Tan solo pensar en esa “ayuda milagrosa” me hice recordar inmediatamente el sueño que tuve hace unas noches. Un ángel de voz melodiosa diciendo mi nombre, enormes alas negras, traje blanco, ojos azules y cabello claro. Su piel parecía ser tallada por los mismos ángeles valga la redundancia. Pensando en eso Me tome una ducha rápida para bajar a pedir pizza, no tengo ánimos de cocinar. Una vez vestido algo en la ventana llamo mi atención, fui rápidamente hasta ella y la abrí, mis ojos no podían creer lo que veían. Una pluma negra de aproximadamente 30 centímetros o más… aquí no hay aves tan grandes como para esta exageración de pluma. Tome la pluma en mis manos y aquel ángel con el que soñé inundo mis pensamientos. Esto no puede ser posible.

*Jungkook*

Al llegar al cielo, saludo a varios ángeles con los que suelo frecuentar, mentalmente llamo a Taehyung, él es el único con el que puedo conseguir respuestas. Teniendo cuidado de que nadie se dé cuenta hacia donde me dirijo, sigo caminando hasta llegar a los calabozos, específicamente a la última celda donde se encuentra Taehyung, mi único verdadero amigo en todo el reino de los cielos. Taehyung me enseño todo lo que se, mis poderes como ángel, las reglas en el reino, y las más importante, como pasar desapercibido ante los arcángeles. El solía ir a la tierra tal y como lo hago yo, sintiendo lo mismo que yo con un humano, pero para el todo se salió de control.
-Pequeño kookie, espero que Namjoon no sepa que estés aquí, no quiero que pases por lo que yo ahora estoy pasando.- se encontraba hincando de rodillas, sus alas estaban descuidadas y su aspecto era deplorable; lo han estado castigando.

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