Capítulo 21.

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Mis piernas temblaban, estaba jodidamente nerviosa, no sabia con que me encontraría en esa fiesta, todo para mi era un misterio, y el hecho de volver a encontrarme con Sebastian me había puesto la piel de gallina.

Llegamos hasta la entrada de la mansión, mis nervios iban de mal en peor, le doy una mirada rápida a Gissell y veo que esta emocionada y relajada, intente estar a su par, pero se me hace imposible.

Uno de los guardias que se encuentra en la puerta nos pide amablemente la invitación, se la muestro y nos deja entrar, otro de los guardias nos abre la puerta, que agradecemos con una sonrisa, sonrisa que se va esfumando en cuanto nos vamos adentrando al lugar.

—Madre mía... —Escucho murmurar  a Gissell.

Y si que tiene razón, Madre mía.

Aquella mansión era algo ¡Impresionante! Era inmensa, madre mía. Ya se encontraba bastante llena, las mujeres iban demasiado elegantes, con sus respectivas mascaras que lograban cubrir sus rostros, al igual que los hombres, todos llevaban traje, ninguna persona allí se encontraba mal vestida.

Sentí varias miradas posarse en mi, y me incomode al instante, hasta que Gissell me jalo del brazo para adentrarnos mas a la estancia. La musica que sonaba era extremadamente exótica, y ya se encontraban algunas personas bailando en lo que parecía ser una pista improvisada.

Seguí paseando mi mirada por toda aquella mansión, me llamaba mucho la atención que contaba con mucho ventanales, que daban vista a un hermoso jardín, donde también se encontraban personas charlando muy animadamente.

—Andreina, ¿Cual es el jodido motivo de que tengamos que llevar mascaras? —Susurro Gissell cerca de mi oído, me encongi de hombros, también me preguntaba eso.

—Supongo que tenemos que descubrirlo Giss. —Respondí.

—Mirad, estoy segura que desde que hemos pasado por puerta, quel hombre no te ha quitado la mirada de encima. —Dice señalando a un hombre que se encontraba cerca de nosotras, dirigí mi mirada hacia el y me di cuenta que Gissell no se había confundido, su mirada se encontraba fija en mi, lo cual hizo que me estremeciera, llevaba puesto un traje gris, con una camisa negra, no tenia corbata y dejaba un poco su pecho al descubierto debido a que no había abrochado los tres primeros botones, por encima de la ropa de notaba que tenia un cuerpo bien trabajado, sus facciones eran finas, se tomaba que intentaba ocultar una sonrisa, ya que su semblante era serio y estaba templado, llevaba puesto un antifaz que ocultaba parte de su cara,  intente ver sus ojos, pero el antifaz no me lo permitió. Su mirada recorría mi cuerpo una y otra vez, su mirada parecía fuego que quemaba mi piel.

Rápidamente dirigí mi mirada hacia Gissell, apenas fueron unos segundos de ese intercambio de miradas, y mi piel se había erizado por completo. No me había dado cuenta que estábamos cerca de lo que parecía ser una barra también improvisada pero lo bastante grande para la comodidad de muchas personas.

Lleve a Gissell hacia la barra y una vez allí nos encontramos con varios bartenders, todos llevaban una camisa blanca junto con una pajarita negra. Todos eran muy guapos, y muy jóvenes. Uno de ellos se acerco a nosotras y con una amable sonrisa nos pregunto que queríamos tomar. ¡Que mono!

—No lo se, ¿Que nos recomendaría? —Pregunto Gissell coqueta. ¿Que coño? ¿Estaba tonteando con el bartender?

—Si me permites. —Dijo un hombre que se encontraba al lado de Gissell, impidiendo que el bartender contestara. —Yo les recomendaría un Martini, estoy seguro que te encantará.

La mirada de Gissell paso del Bartender a aquel hombre que lo había interrumpido, su sonrisa se ensancho y supe que le habían gustado aquel hombre en cuanto la vi arquear una de sus cejas, su atención paso del bartender a  aquel hombre que al parecer no se encontraba nada mal, su aspecto era totalmente juvenil, y sus rasgos no eran muy bien apreciados debido que también se encontraba su rostro tapado.

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