20.

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Narra Jennifer

Con ayuda de mi hermana conseguí meter el regalo sobre la caja.

Flashback

-¿Un perro?- rió Tania como si fuese una broma, asentí con toda la seriedad del mundo. -¡¿Un perro?!

-Sí.- me encogí de hombros. -Tienes dinero, ¿no? Te lo pagaré cuando pueda. Lo compraría yo misma pero estoy atrapada en esta prisión.- señalé la habitación de hospital. -Así que no puedo.

-No le voy a comprar un perro.- negó con la cabeza mi hermana como si yo estuviese loca. -Ni siquiera estás segura de que ella quiera uno.

-Deja el drama, Tania. ¡Le quiero regalar un perro!

-Vale, acepto. Le compraré el maldito perro, pero si ella no lo quiere me lo quedo yo.- sonrió, posiblemente imaginando cómo sería.

-Lo querrá.- aseguré. Aunque no tenía ni idea. Sólo se me ocurrió de pronto. Ella se levantó dirigiéndose a la puerta.

-Última oportunidad, ¿segura que no quieres comprarle una caja de chocolates?- alcé una ceja. -Vale, entiendo. Pero... ¿Por qué demonios un perro?- sonreí.

-Es un secreto.

Fin del flashback

Al final también le dije que le comprara una rosa.

Narra Gabriela

Camino al hospital Railey se negó a acompañarme, últimamente estaba algo distante en lo que respecta a hablar de Jennifer. Pero supuse que para ella sería incómodo, realmente no le di importancia, me gustaba estar a solas con Jennifer.

***
-Toc toc.- toqué la puerta y ella rió por el sonido que hice. -Buenos días.- saludé sonriente entrando en la habitación, noté que sus ojos brillaron en cuanto me vio y me sentí débil bajo su mirada esmeralda.

-Buenos días.- regresó el saludo con una voz cargada de alegría.

-Te ves feliz hoy, Jenny.- me acerqué a ella y su sonrisa se agrandó.

-Hoy es un día especial, ¿no es así?- fruncí el ceño y me senté en la misma silla de siempre, al lado de la camila.

-¿Lo es?

-Claro, es el día que te doy tu regalo de cumpleaños.- rió. Me sentí sorprendida.

-¿Cómo lo supiste?

-Me lo dijo mi hermana. Así que mi despertar fue tu regalo, ¿eh?- sonrió nuevamente. Dios, ¿me quería matar acaso?

-Sí, y justamente por eso no tienes la obligación de darme alguna cosa.

-Desperté el día de tu cumpleaños y no pude darte un regalo mejor que mi consciencia. Necesito recompensar eso, no quiero vivir sabiendo que no te di un regalo de cumpleaños.- bromeó. Yo negué con la cabeza divertida.

-Está bien, ¿y dónde está?- ella señaló bajo su camilla.

-Pero primero quiero que me hables de tu infancia.- alcé una ceja y Jennifer se inclinó demostrando interés al colocar sus manos bajo su barbilla para apoyarse. -Puedes empezar.

¿Por qué quería saber de mi infancia?

-Vale.- suspiré. ¿Qué podría decirle? Mi vida no era interesante al ser pequeña. -No tengo nada.

-Bueno, ¿en qué momento supiste que eras lesbiana?- esa era la pregunta que más odiaba.

Flashback

Cálida como el sol. (Yuri) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora