XXXVIII. Desoxidante.

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Óxido. Decolorado. Me había convertido en un frío metal que se encontraba completamente desgastado de tanta humedad que había recibido. Un metal que ya no servía para nada. Me había oxidado.

Y... ¿Cómo no oxidarse? Mi vida era un gran desastre, yo era un karma andante, un karma que terminaría explotando y llenaría de mala suerte a todos los de mi alrededor.

Necesitaba un antioxidante, aunque dudaba que pudiera funcionar conmigo, yo era un caso completamente perdido.

Era una chica sin remedio alguno, pero... Debía al menos darle una oportunidad a aquel desoxidante.

Mis pensamientos resonaban en mi mente y se aceleraban con mi paso, me encontraba caminando bajo un cielo completamente estrellado, mis pies dejaban pequeñas huellas en la nieve, mi corazón retumbaba y mis nervios aumentaban.

El invierno había llegado y eso me tranquilizaba. El clima fresco, las vacaciones, la nieve...
A mi aquello me relajaba, me traía viejos recuerdos, recuerdos que sorprendentemente eran buenos.

Pequeños recuerdos por los que pagaría para poder revivir una y otra vez.

Sí, mi realidad, como la de todos, tenia cosas buenas.

Entonces, como un destello entre tanta oscuridad, lo vi. Frené mi paso y cerré los ojos, deseando desaparecer, deseando que todo fuera mentira, que tan solo fuera un sueño, bueno, una pesadilla.

Deseando ser cualquier persona en aquel momento, la que fuera, cualquiera.

No creo que todas las palabras del diccionario pudieran expresar como me sentía.

Tristeza, caos, fatalidad, desesperación... Esos adjetivos se acercaban bastante a lo que sentía.

¿Cómo mi mente podía cambiar de opinión en tan sólo unos segundos? Definitivamente estaba demostrado que yo era un completo karma y mi mente una bipolar. Que mi óxido era de esos que no tenía arreglo y que mi corazón estaba más roto aun si es que eso era siquiera posible.

No todo es lo que parece, y él, no era quien yo pensaba. No había un nosotros.

Nosotros, esa palabra estaba fuera de mi vocabulario para referirse a él. Era tonta por pensar que habría un nosotros, era tonta por pensar que mi vida podría ser por una vez como la de los demás.

¿Nosotros? Ja, aquel pronombre no volvería a ser usado por mi, porque eso solo creaba desilusiones que no estaba dispuesta a asumir.

Todo estaba perfecto tal y como estaba, con mis días grises, mis problemas y sin él.

Él, un pronombre que designaba al grupo masculino, el cual se comenzaba a ganar mi odio. El cual sacaría completamente de mi vida. Porque ellos, los chicos, solo eran simples detonantes que causaban demasiados cortocircuitos en mi sistema.

Definitivamente me desharía de todos los pronombres.

Pero no podía culparle a él, yo me había hecho falsas ilusiones, yo era la culpable en realidad.

¡Qué sorpresa! ¿No?

Pero ella... La persona que poco a poco se había ido desapareciendo de los capítulos de mi vida, de ella no me lo esperaba.

<<Tienes que ser fuerte, ir y dar la cara>>

<<Nadie te quiere, vete, antes de que quedes peor ante ellos >>

Mi subconsciente estaba dividido.
Una parte me decía que me quedara, que era una chica fuerte y que podía hacer lo que yo quisiera. Otra, me decía que yo era un completo caso perdido, alguien que sobraba en sus vidas y que lo mejor era que desapareciera.

El gran dilema era ese...

Irme, como siempre, escapar del primer problema que se presentaba a mi paso o quedarme y no perderlos.

Vaya dilema, mi vida era uno.

Vivir o morir.

Escapar o dar la cara.

Apagar mis sentimientos o abrir la puerta de mi corazón esperando que ellos lo rellenaran, aunque aquellos sentimientos fueran completamente falsos.

-Hola chicos -sonreí lo mejor que pude y ellos no pudieron percibir lo falsa que era mi sonrisa.

-Diós Paula, ¿Dónde estuviste? Estábamos preocupados -me dijo ella y me abrazó junto a él.

-No era nada, tranquilos. Estoy mejor que nunca -mi entusiasmo era exagerado y eso tampoco lo notaron.

-¿Segura? -preguntó esta vez él.

-Sí ¿no me ves? Estoy perfecta -dije sin poder mirarlo a los ojos.

-Pues esa perfección se acabará cuando veas a Darcy -me miró con una cara de... ¿Asco?

No, eso no podía ser cierto ¿Verdad?

Si me había acercado era porque no quería perderlos, pero lo que no sabía era que hace mucho tiempo había perdido a mis mejores amigos.

Nunca tendría que haber quedado con él. Así hubiera podido seguir en otra mentira. Así no los hubiera visto besándose.

¿En qué estaba pensando cuando decidí que Flinn podría ser un posible antioxidante?

No.

La pregunta adecuada era ¿En qué estaba pensando cuando creí que mi oxidación tendría alguna solución?

Hola queridos lectores abandonados.

Lo siento muchísimo! El no haber actualizado pero es que estuve... sin inspiración, ni siquieracómo escribí todo esto ¡es un milagro!

Espero que os guste.

Pregunta: ¿os esperabais que fuera Flinn? ¿os sorprendí? ¡decid que si! ¿que creéis que podrá suceder en el próximo capítulo? ¿que es lo que más os ha sorprendido hasta el momento?

Comentad y votad. Intentaré escribir mañana, besos

Muñeca rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora