Capitulo 5:

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- El piano y un poco el violín.

Abrí mis ojos como platos.

- Y también la guitarra.

Ni mi amiga sabía todas estas cosas.

- Incorrecto ― Dije contradiciendo sus palabras. Sabía que la que estaba mintiendo era yo, pero no quería que él sepa todo de mí. Millones de sensaciones recorrían por todo mi cuerpo.

Su mirada se concentró en mi muñeca, mirando mis pulseras. 

- ¿Padres casados o divorciados?

- Vivo con mi madre.

- ¿Y tu padre?

- Falleció.

- Incorrecto ― Dijo otra vez con su sonrisa burlona ― Tu padre vive a treinta y cinco cuadras de tu casa.

Le lancé una mirada fulminante. Él se encogió de brazos haciendo una mueca inocente. 

El timbre sonó, y él se levantó rápidamente.

- ¡Espera! ¡Liam! ― Él no volteó y desapareció en la entrada del salón.

- No me has dicho nada sobre ti.

Él se dio vuelta, y caminó hacia mí. Él tomó mi mano y abrió mis manos cerradas. Antes de que reaccionara y me alejara bruscamente, él me había dejado algo en mis manos. Miré el extraño papel arrugado que tenía en la palma y habían siete números en tinta negra. Intenté gritarle que no lo llamaría jamás, pero al parecer, no me ha escuchado, porque había desaparecido por los pasillos. «Como aquella vez.»

Metí los libros en mi casillero y salí del colegio y comencé a buscar a mi amiga en la salida, como acordamos.

- ¡Aquí estas! ― Dijo Catalina gritando detrás de mí, y como siempre, saltando del susto.

- ¿Vamos a casa? ―-Dije mirando para todos lados, para no encontrarme con... ejem... 

Liam.

- Sí. Pero, ¿por qué tan apurada? 

- Solo vamos ― Dije agarrando su brazo y llevándola.

- ¿Viste a quién me tocó de compañero? Al pesado de Brian. ¿sabes todas las cosas que puede contar en 5 minutos? Ya creo que me sé la mitad de su vida. No ha dejado de hablar en toda la clase, y encima, el profesor jamás le llamó la atención.

- Sí...

- También te ví a ti hablando, con este chico, ¿Cómo era su nombre? Am... ¿Lucío?

- ¿Lucío? Catalina, ¿estás loca verdad?

- ¡Es que no me acuerdo bien su nombre!

- Es Liam, y hablemos de otra cosa. ― Cuando pronuncié Liam, una sensación extraña recorrió por mi cuerpo.

- ¿Por qué hablar de otra cosa? ¿Tiene algo de malo?

- No lo sé. Adivinó muchas cosas sobre mí. ¿Cómo rayos sabía todo eso?

- ¿Qué te ha dicho?

- Sabía muchas cosas...

- ¿Cómo qué?

- Te cuento más tarde. 

- Pero, ¿te resulta incómodo estar con él?

- Demasiado. Le diré al profesor que nos cambie de compañeros.

- Pero claro, esa frase es fácil de decir, pero exigirle al profesor que haga cosas que él no quiera, date cuenta cuando deje tres hojas más debajo de tus exámenes.

Dejé a mi amiga en su casa, y me dirigía a la mía. Nos separaban solo cinco cuadras, así que mucho no tendría que caminar. No quería pensar nada sobre cuando llegara a mi casa, escuchando a mi madre hablando cosas sobre mí... ejem... "Padre".

«Ella no estaba». Genial. Subí las escaleras y abrí la puerta de mi habitación. Solté un suspiro de alivio. Marta había ordenado mi habitación, como de costumbre. Hoy ha llegado temprano. Arrojé mi mochila a la cama y bajé corriendo las escaleras para buscar a Marta, saludarla y agradecerle por todo lo que ha hecho en esta casa, ya que antes de salir para el colegio, estaba todo desordenado.

- ¿Marta? ¿Estás? 

- ¡Acá estoy, cariño! ― La voz provenía de la cocina. 

Corrí entusiasmada y ahí la encontré, como siempre sonriente, con su delantal mientras hacía la comida.

Fui a abrazarla. No venía hace una semana, ya que se había tomado vacaciones. Ella era como otra madre de la casa, era una mujer excelente.

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-A

Ángeles Caídos.. {Liam & Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora