CAPÍTULO 2 El misterioso hombre del bosque.

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Era tenue, pero se conseguía oír si se prestaba atención. Las voces, voces de mujeres de niños, de hombres, y de pisadas al son de un tambor. Olor a hogueras, a miedo... gritos, se intensificaban mientras unas manos apretaban los costados, el aliento de una mujer no paraba de resonar junto con el deshielo de la nieve.

_ ¡Ah!

Yona volvió en sí. Algo húmedo la tocó su mejilla. Cuando abrió, levente los ojos, pudo ver que algunas gotas caían al lado de su cara salpicándola. Intentó sentarse, pero se mareó ligeramente, tenía un dolor punzante a la altura de la nuca. Meneó la cabeza de un lado para otro para espabilarse, y miró a su alrededor. Estaba oscuro, todo rodeado de madera, solo había una pequeña abertura con tres barrotes por donde se introducía un poco de luz.

Aún hacía frío, demasiado frío. Yona se acurrucó en una de las esquinas mientras calentaba sus pies y sus manos. Era de mañana podía decir con certeza. Cuando volvió en sí, pudo percibir que su cabeza había dejado de dar vueltas, pero que todo se movía a su alrededor. Se estaba moviendo. Los baches que hubo durante un periodo corto del camino la indicaron que estaba en un carruaje.

Se oyeron las voces de los atacantes en la parte delantera, detrás de una de las paredes de madera.

_No creo que lleguemos antes de que anochezca, mejor paremos aquí.La chica todavía está dormida... y por tu estupidez la rata voladora se nos ha escapado, ¡eres un inútil!

_La chica estaba inconsciente, cómo iba a saber que lo desataría...

_¡Te dije que la vigilaras!, pero ni para eso vales, no sé ni cómo rompisteis esa barrera.

_Con explosivos, del mercado negro por supuesto. Nos costaron mucho, pero pensamos que merecería la pena. Al final lo conseguimos, aunque se nos resistió un poco.

Yona notó como el carruaje se frenó de repente de manera brusca. Rápidamente volvió a hacerse la dormida. No podía imaginarse la de cosas que podrían hacerla si estaba despierta. Era mejor pensar que estaba inconsciente, y así planear de algún modo su fuga.

_Voy a bajar a ver a la chica, tú quédate aquí, espero que no haya ningún error, de nuevo.

La luz se oscureció durante un momento. Se podía oír como alguien respiraba con dificultad al otro lado de los barrotes, mientras que un olor nauseabundo se apoderaba de la estancia.

_Está dormida. Mejor, así no tenemos que preocuparnos por ella mientras comemos.

Yona resopló aliviada. Ahora sólo tenía que escapar de allí. Había leído en los libros sobre esos seres verdes y de características muy similares a las que ellos tenían. Su olor fétido, su piel verde, su gran altura y su manera curvada, aún así lo suficientemente ágiles como para hacerla frente... son trolls. Por el día era casi imposible verlos, por lo que había leído si el sol los toca se convierten en piedra, pero estaba segura de que con las grandes capas que los cubrían y la maleza del bosque no les era un problema.

_Necesito salir de aquí sin ser vista, y antes de que se haga de noche. Lo primero será desatarme pero ¿cómo?

De repente se oyó un sonido familiar, fuera de las tablas de madera que recubrían las paredes, un pequeño animalito emplumado, trepaba entremedias de los barrotes y entraba hasta alcanzar los pies de Yona. Después frotaba la parte alta de su cabeza en el cuello de la joven como hacía siempre.

_¿Loan? No me lo puedo creer estás vivo, ¡y nos has seguido! Buen chico. Ahora necesito que muy despacio muerdas las cuerdas de mis manos, rápido.

Loan hizo lo ordenado, se puso a mordisquear con su boca las cuerdas que ataban a Yona. Después ella misma pudo quitarse la de los pies. Ahora podía moverse libremente, pero seguía atrapada, y cada vez con menos tiempo. Lo único que la alcanzaba la vista eran las paredes de madera, los clavos que las sostenían y los barrotes, por los que era imposible salir.Además estaba desarmada, y los trolls tienen el poder de regenerarse.

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⏰ Última actualización: Aug 02, 2018 ⏰

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