Inicia el misterio

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Era un once de Diciembre por la noche, las luces apenas brillaban, débiles, todo estaba cubierto por un manto negro, un silencio irrompible.

Matt estaba en su oficina, cuando sucedió. La puerta, ¿Qué pasa ahora? se preguntó en su mente, entró ahí su colega de juegos de la infancia, a quien confiaba su vida, desde edades tempranas, sus secretos, sus temores.

- ¡Es tu hermano! - le dijo Mick.

Matt se quedó sin palabras, sabía que en su trabajo siempre recibiría casos de asesinatos, pero ¿Por qué su hermano?, sus ojos verdes brillaban, mientras las dudas llegaban a su mente, con un débil hilo de voz preguntó:

- ¿Meg ya lo sabe...? -

- Sí - le contestó su gran amigo - Ella no quería saber nada más... fue a casa - 

Matt siempre supo que si le pasaba algo a su hermano, Meg sería la más afectada, por cuestiones de edad, de niños, él no jugaba con su hermana menor, casi ni le hablaba, y la pequeña siempre hallaba refugio en los brazos de Alex; el hermano intermedio, siempre fiel a ella, su paño de lágrimas, la persona a quien más quería, él lo era todo para ella y ahora ese todo significaba nada, un vacío que ya nadie podría llenar, una huella en el alma imposible de borrar, un recuerdo en el corazón, fue lo único que le quedaba ahora.

- ¿Tenemos algún posible sospechoso...? ¿Una pista...? ¿Algo...? - Sollozó Matt.

- Pues eso creemos - Respondía la suave voz de una chica que salía de entre las sombras, sus cabellos negros cubrían gran parte de su pálido rostro y sus ojos color azabache resaltaban con gran brillo - Debió ser A.K ella o él, estoy segura - 

- Pero ¿Cómo...? - Preguntó tristemente Matt con un tono de voz apagado, sus ojos parecían empañarse como el cristal.

- Tal vez sabe que estamos tras su rastro... - Dijo la joven acercándose a Matt - Posiblemente Alex descubrió su identidad y... - Suspiró - Tú sabes... - 

- Lo dudo mucho, nadie sabe de nuestro operativo - Interrumpió Mick - A menos que... - Se detuvo, su expresión cambió, sus ojos no apartaban la mirada del blanco piso de la oficina - ¿Y si tenemos un traidor entre nosotros? - 

- No... Eso nunca - replicó el afligido detective - No podemos desconfiar de ningún miembro del equipo, eso es lo que A.K quisiera, si en realidad fue él - 

Era evidente que Matt era muy buen detective, siempre que se proponía algo, por más pequeño que fuere, luchaba por su meta, daba su mejor esfuerzo, entregándose a sus ideales, él nunca se dejaba vencer por nada ni por nadie, confiaba ciegamente en todo su equipo, su fuerza era su unión; juntos ganaban o juntos perdían, así como la confianza era su fortaleza, esta podría convertirse en su mayor debilidad. Todos pueden tener algo que ver en el crimen, todos podrían ser sospechosos... ¿Quién, cómo y por qué?

Juego de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora