I... El primero

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-¡Leo, ¿Ya está listo todo! - gritaba N mientras salía corriendo de su cuarto ya vestido con un pantalón de mezclilla oscuro, un suéter rojo cereza y el cabello revuelto. Se veía más arreglado que otros días.

Hoy era el cumpleaños del ahora más grande Sang Hyuk; para festejarle los chicos decidieron hacer una fiesta sorpresa. Compraron globos y serpentinas que pegaron en las paredes, los muebles, el techo y hasta en el baño habían varios de estos; hicieron comida suficiente para los seis, aunque muy variada; prácticamente cada quien se preparó su platillo favorito, claro, alguien más preparó el de Hyuk.

Hakyeon se apresuró hasta Leo, quien estaba recortando varios cuadros muy coloridos de papel china y los colocaba dentro de una pequeña charola de plástico.

-¡¿Por qué no me respondes Taekwoon?! - preguntó sentido al estar enfrente de él.

-Porque venías hacia acá, lo ibas a ver de cualquier manera - respondió serio sin despegar los ojos de sus manos que se movían hábilmente con las tijeras.

N tomó un horador y comenzó a sacar confeti de unas hojas de color. Los círculitos resultantes los echó a la charola de plástico junto con los cuadros de papel china; Taekwoon se molestó y sacó todos los cuadrados poniéndolos ahora en una bolsa de plástico transparente. Hakyeon frunció el seño.

-¿No ha llegado el pastel? - preguntó Ken acercándose felizmente a estos dos evitando que el líder se queje por la acción de su amigo.

Cómo si Jaehwan lo hubiera predecido en ese momento sonó el timbre de la casa. Todos dejaron de hacer sus actividades para dirigir la mirada a la puerta; ellos sabían que era el pastel porque ese era el único motivo para que sonara la campanilla.

-¡Yo abriré!- Hongbin gritó con anticipación y emoción.

Caminó con desbordante alegría hacia la entrada del departamento; giró y abrió la perilla tan rápido que se escuchó el roce de la puerta con el aire. Un hombre de mediana edad, complexión delgada y el uniforme de la pastelería que consistía en un chaleco azul claro, camisa blanca, pantalón azul marino y una gorra del mismo color del pantalón extendió una caja donde traía el pastel. Hongbin fugazmente tomó la tablilla que estaba sobre la caja de pastel, firmó la hoja de entregado, volvió a ponerla en su lugar y tomó la caja. El repartidor agarró la tablilla y se fue hacia el elevador de ese piso.

Hongbin cerró la puerta con el talón de su pie derecho y corrió con cuidado hacia la sala que era donde todo se organizó.

-¡Llegó llegó llegó!, ¡Aquí está aquí está aquí está! - vociferó controlando las ganas de saltar, pues sabía que al hacer eso, el pastel podría arruinarse.

Colocó la caja sobre la mesa del centro e inmediatamente todos se acercaron para observar tan delicioso postre.

-Hay que abrirla, no falta mucho para que regrese Hyuk - ordenó Ravi impaciente; más que preocupado por no tener todo listo para cuando llegara el festejado, él tenía el deseo de contemplar ese exquisito pastel, ver cuál era la mejor parte, con más fruta, y apartarla para si mismo.

Sang Hyuk había sido llamado por el mánager varias horas atrás. Era como el destino, la llamada del mánager les dio la mejor solución para sacarlo del departamento, no tuvieron que buscar un pretexto, que probablemente no les sería creíble; además de que pensar en uno les resultaba un poco difícil.

-Pasame las tijeras para cortar la cinta - N le ordenó a Leo.

El filoso metal cortaba elegantemente la cinta adhesiva que unía las dos tapas de cartoncillo. En cuanto terminó de cortar el último trozo de la línea adhesiva, la caja se abrió de las cuatro caras restantes, expandiéndose en la mesa.

Todos dieron un paso hacia atrás al momento que sus ojos apreciaron tal y horrenda imagen. Ken se cubrió la boca con ambas manos y negó lentamente con la cabeza, no podía creer lo que estaba frente a él. Ravi talló sus ojos asegurándose de que lo que veía era real, sin embargo, eso sólo le demostraba que por más que frotara sus párpados la imagen se tornaba más atroz y verdadera. N quedó paralizado dejando caer las tijeras al suelo, dos sentimientos se alojaron en su ser, quería llorar, quería gritar, mas no sabía que su cuerpo no permitía salir ninguna de las dos acciones debido a que se había petrificado en un segundo. Leo giró su cabeza y apretó fuerte sus párpados evitando ver esa terrible imagen, "Piensa en gatos, y en bebés; piensa en un gato bebé, sí, muchos gatos bebés, están por doquier como si fuera una campiña llena de fauna floral donde estás en vez de ser flores eran gatos bebé creciendo de la tierra" se decía tratando de no pensar en lo que estaba detrás. Por último, Hongbin, cayó sobre sus rodillas derramando una pequeña lágrima que desgarradoramente se deslizaba por su mejilla hasta llegar a la alfombra densamente negra.

Dentro de esa caja azul celeste estaba la razón por la cual actuaron así. Todos esperaban ver un delicioso y apetecible pastel, pero lo que se encontraron fue la cabeza inexpresiva del cumpleañero, Hyuk. Estaba dentro de una bolsa de plástico que evitaba el escurrimiento del líquido rojo que emanaba del trozo de Hyuk; la carne parecía fresca, no hace mucho que pudo ser separada del resto de su cuerpo. La parte inferior donde se ubicaba el esófago y la tráquea, quedaba a la vista de Hongbin, el cual se desmayó sin previo aviso.

Hakyeon fue el primero en correr hacia la cocina y esconderse debajo del lavabo. Ken tomó ágilmente el cuerpo de Hongbin y junto con los demás se apresuraron a alcanzar a su líder.

Varias ideas cruzaron por sus mentes; una de ellas era que todo esto se trataba de una broma y en realidad esa cabeza no era auténtica, no obstante, nadie se atrevía a verificarlo.

Desesperados y entre tantos tartamudeos acordaron en marcar el número de Hyuk. Querían, o más bien, esperaban que él contestara y todo resultará una simple mentira.

"El número que usted marcó se encuentra apagado o fuera del área disponible".

La Lista De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora