Narra Jos.
Después de la "leve" discusión que tuve con Alonso, fui camino a la casa de Diane, no dejare que Alonso le llene de ideas la cabeza.
Llegue a su casa y como siempre, estaba sola, abrí la puerta y subí directo a su habitación.
Luego de unos minutos, Diane llego.
Yo me encontraba sentado en la orilla de su cama.
Entro y no noto mi presencia.
Tomo su pijama del closet, fue al baño a cambiarse y salió.
- Oh, Jos – dijo cuando me vio.
- Diane, emmm... - no sabía que decir – viene a... explicarte lo que paso en la cafetería con Alonso – si, justo eso.
- Ah, no importa, no es como que los problemas que tengan Alonso y tú me importen – dijo aun parada frente a su cama.
- Es que si deben importarte... - dije mientras me ponía de pie – tú eres la causante de esto.
- Yo ni siquiera sabía de la existencia de Alonso, ¿cómo se supone que sea mi culpa? – pregunto.
- Te explicaré... - me acerqué a la ventana – cuando tú naciste, Alonso y yo éramos unos pequeños demonios, literalmente, aquel 8 de abril estábamos hablando con Satán sobre la posibilidad de salir de aquel infierno pero no pudo ser, naciste tú y él me envió a cuidarte... - hice una pausa y me gire a verla, seguía en el mismo lugar. – Yo me negué en ese momento, tenía solo ocho años... - continué hablando- cinco años más tarde acepté, y te vine a buscar, ¿recuerdas ese día en el jardín de niños? –
Asintió levemente.
- Fueron los mejores cuatro años de mi vida, jugábamos todos los días y tu madre creía que tenías un amigo imaginario; luego, cuando cumpliste nueve, no sé porque razón, pero comenzaste a temerme... - Diane me observaba, supongo que no entendía nada – una noche, después de visitarte, Alonso dijo que él podía cuidarte mejor, luego dijo que podíamos conseguir nuestras alas.
- ¿Alonso es un demonio? – susurro pero pude oírla.
- No, él si consiguió sus alas y me abandono – hablar de eso me ponía tenso – éramos los mejores amigos, Diane, él me dejo.
Unas ganas inmensas de llorar me invadieron pero no quería que Diane viera lo débil que podía llegar a ser.
- Jos... yo... lo siento – fue lo único que Diane dijo.
- No, no quiero que lo sientas, nadie puede entenderlo – unas cuantas lagrimas salieron de mis ojos.
Diane se acercó a mí y me abrazo.
- No, suéltame, no me abraces, déjame – cubrí mi rostro con mis manos – no quiero que me tengas lástima.
- Jos, déjame ayudarte – dijo.
- ¿Ayudarme? – reí sarcásticamente – Para ayudarme necesitas dejar de existir.
- Debe haber otra manera – camino hacia su cama y se sentó en esta.
Me descubrí el rostro y camine a la esquina de habitación, me senté, Diane me miraba.
- No hay otra forma – dije – Diane, es mejor que vayas con Alonso, así te librarás de mi, ya no te molestaré más – me puse de pie – este es el adiós definitivo, yo me encargaré de avisarle.
- Jos, no me dejes, quédate, por favor – también se puso de pie, se acercó a mí y me tomo del brazo.
- Sueltame – traté de librarme de su agarre.
- No, Jos, por favor, no te vayas – insistió.
La mire, sus ojos estaban llorosos, ¿realmente no quería que me fuera?
Pero no me importa lo que ella quiera o no.
- Alejate si no quieres terminar herida – dije serio.
- No puedes herirme más de lo que ya lo has hecho –
- Claro que puedo hacerlo – no me gusta que me reten.
- ¡DIANE! – grito su madre.
- Ve, te llaman – mi oportunidad.
- Esta bien pero no te muevas de aquí – me soltó, salió de su habitación.
Me fui antes de que volviera.
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Holaaaa!
Sorry, se que tarde bastante en actualizar, but ya está jer v':
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¿Ángel o Demonio? |Jos Canela|
Fanfiction- Mamá - la pequeña Diane se encontraba parada en el marco de la puerta de la habitación de sus padres por tercera vez en la noche. - ¿Qué pasa, Diane? - pregunto su madre. - Otra vez, es él de nuevo - respondió Diane. - ¿Quién? - era la segunda noc...