La luz se apodera de mí nuevamente. Puedo escuchar a lo lejos el correr de los doctores y enfermeras, junto con sus gritos.
-¡carguen! ¡Despejen!- escucho un sonido terrible a la vez que siento como mi pecho arde en llamas- ¡de nuevo! ¡A doscientos! ¡Despejen!- vuelve el sonido aterrador... soy llevada a la luz nuevamente, todo deja de doler...
***
Estamos en la cabaña de Ían a las afueras de la ciudad.
-¡¿pero por que nunca me lo habías dicho?! ¿Por quien me tomas? ¿acaso crees que no te hubiera comprendido?-grito a la vez que sollozo, mi corazón late tan fuerte que parece que quiere salir corriendo de mi pecho, no puedo creer que haya pasado mas de un año engañada- ¿Por qué no confiaste en mi?-termino con un hilo de voz.
-amor, lo lamento, lo que pasa es que nunca quise hacerte parte de esta vida, todo está tan estrictamente controlado y es demasiado peligroso- Ían también llora-si algo te pasara... moriría al instante...- no puede pronunciar mas palabras, su voz se quiebra tanto que solo se sienta en cuclillas, tapándose la cara con sus hermosas y fuertes manos.
Me siento a su lado, quedamos los dos acostados en el suelo y me envuelve entre sus largos brazos.
-tal vez si me lo hubieras dicho... tendríamos alguna probabilidad de seguir juntos... no se que será de mi vida ahora que te estoy perdiendo- mis lagrimas no dejan de caer por mis mejillas, tampoco por las de Ían.
-hay algo que no te he dicho...-dice de nuevo entre llanto y preocupación- por eso es que te pedí matrimonio- lo miro desconcertada, ¿acaso soy capaz de soportar otra mala noticia?- ha habido problemas con unas entregas, mi padre quiere que salgamos lo antes posible del país, por eso decidí pedirte que te casaras conmigo... no puedo concebir mi vida sin ti, y ahora...
Le tapo los labios con el dedo índice, no puedo seguir escuchando mas, quiero poder irme con él, pero no soy capaz de hacerles eso a mis padres, ni tampoco darle esa carga a Ían.
De pronto mis pensamientos se aclaran, esto se está terminando, al fin puedo darme cuenta, las esperanzas de tener una vida juntos se esfuman, mi corazón duele de una manera inimaginable, tanto que se convierte en dolor físico, otra vez.
-yo siempre te voy a cuidar, tu no me verás, pero siempre sabré de ti, nunca permitiré que nada malo te pase, siempre serás el amor de mi vida...-hace una pausa y nos quedamos unos minutos en silencio- tal vez en un futuro, cuando seas adulta y puedas tomar tus decisiones, cuando yo esté fuera de problemas... ese día te voy a buscar y entonces podremos estar juntos...- dice en voz muy baja, abrazándose a mi, seguimos tirados en el suelo frio de la cabaña.
-¿y como sabré yo de ti?
-por tu seguridad es mejor que no sepas, amor. Yo te buscaré cuando sea seguro. Ocasionalmente vendré a tratar asuntos, pero no creo que por mucho tiempo...
Nos quedamos ahí por ¿minutos, horas? No lo se, pero al final, tomo la decisión, no podría estar con ningún otro hombre, antes que con mi hermoso Ían...
Nos besamos como nunca antes, todo empezó a darme vueltas, era un torbellino de dolor y desesperación al saber que no podría estar con el de nuevo, pero aun así, todo subió de tono. Empezamos a desvestirnos con mucha dulzura y delicadeza, sin apartar la mirada uno del otro, era casi mágico.
-¿estas segura?- pregunta Ían con voz temblorosa.
-si, demasiado segura- contesté en un susurro y lo besé aun mas apasionadamente.
Mi cuerpo no podría ser de nadie más que de él. Solo era él... y así, hicimos el amor por primera vez, fue lo mejor que en la vida pude hacer...