Está comenzando a llover mientras estoy parada en el mirador donde hace diecisiete años me habían pedido matrimonio por primera vez... y dije que si. Puede ser la adrenalina que mi cerebro generó ayer en Lehman's, puede ser que me enteré en ese momento de lo que soy capaz de hacer por proteger lo que mas amo en el mundo, puede ser que estar a punto de que me disparen y morir me haya abierto los ojos, puede ser que me haya cansado de complacer a todos, puede ser la idea de saber a Ían muerto y perder definitivamente mi ultima oportunidad, pueden ser muchas razones. Pero hoy seré diferente a todo lo que fui.
Minutos después de que llegué, Ían se estacionó al lado de mi auto. El viento soplaba bastante fuerte y yo llevaba mi cabello suelto, por lo que volaba por los aires como en las sesiones fotográficas, mi abrigo era suficientemente largo para cubrirme las rodillas a pesar de ser tan alta, tenia puestas unas botas con quince centímetros de tacón y me había maquillado como si fuera a modelar en pasarela. Toda yo estaba reluciente, demasiado arreglada para ser las once de la mañana y estar mirando el hermoso paisaje. Ese acantilado que me traía dulces y amargos recuerdos. Ían bajó de su camioneta sin quitar sus ojos de los míos, pero en cuanto empezó a caminar hacia mi, le di la espalda para volver a apreciar la hermosa vista. Sus brazos fuertes y largos me atrajeron hacia él por detrás, algo raro es que esta vez no intenté alejarlo, la verdad no tenia intención de hacerlo ¿Qué diría Sally de esto? La verdad es que en este momento no me importaba nada de lo que dijera nadie, hoy, estaba decidida a proteger a mis pequeños y a ser feliz. Nos quedamos mirando el acantilado por lo que parecieron horas, recordando lo que habíamos vivido en aquel lugar sin decir una sola palabra, entonces me volví hacia mi acompañante y sin más ni mas, lo besé. Primero un beso demasiado apasionado, golpeando nuestras lenguas, incluso nuestros dientes chocaban, lo tomé del cabello para atraerlo aun mas a hacia mi mientras él me abrazaba por la espalda, conforme nos descargábamos el uno en el otro todo se fue haciendo mas despacio, hasta llegar al beso mas tierno que me han dado en años. Mi respiración se fue haciendo mas lenta hasta que pude reaccionar, separar nuestros labios era algo casi doloroso pero tenia que empezar a hablar.
-¿Por qué sigue siendo como el primer día?- le pregunté.
-por que tal vez nos seguimos amando igual, por que tal vez nunca se ha terminado, solo lo dejamos en pausa- dijo con la mirada triste, tomó aire y me preguntó- ¿vas a decirme de que se trata o es que solo querías besarme?
-las dos opciones- en este momento estoy por hacer una locura- ¿podríamos ir a tu cabaña?
Me miró realmente sorprendido por mi petición pero no se negó, solo me tomó de la mano y me acompañó a mi auto para ponernos en marcha. El camino fue relativamente corto, pues mis pensamientos no me abandonan ¿estoy segura de lo que voy a hacer? Definitivamente lo estoy. He estado esperando por esto demasiado tiempo, no pienso posponerlo ni un día más.
La cabaña estaba exactamente igual que como la recordaba, no había cambiado ni siquiera un poco, no había cosas nuevas ni habían cambiado la distribución de los muebles, el aroma a leña era el mismo, así como las muchas fotografías de nosotros en el mismo sitio. El tiempo se había congelado en ese lugar.
-¿Por qué no has cambiado nada?
-por que es tal y como quiero recordar este lugar; nuestro primer año nuevo juntos fue aquí, nuestro primer san Valentín, pero lo mas hermoso, nuestra primera vez fue aquí ¿en serio crees que cambiaria algo?
Se acercó a mi y ahora es él quien me besa, y así nos quedamos por mucho tiempo. Entonces decido hacerle frente y decir la verdad.
-Ían, Raziel es tu hijo- le solté así nada mas, no podía ponerme a pensar, no me hubiera atrevido.