Creo que este sería un buen momento para pasar a mejor vida...
Hace mas de cuatro años que no he probado un cigarrillo, desde el momento en que me enteré que estaba embarazada de Julia. Después de eso, jamás volví a probar ninguno ni tampoco tuve antojo de fumar de nuevo. Hasta hoy.
-¿qu... quu... que haces aquí?- estaba tan impresionada que casi no podía hablar- ¿a que viniste?
-a aclarar ciertos puntos- me dijo en un tono seco, cuando Leonardo salió de su oficina- adiós, amor- me dio un beso en la mejilla.
Leonardo nos miró juntos e hizo una expresión que casi lo mata con la mirada. Tenía mi cabeza revuelta y mataría por un buen cigarrillo mentolado ¿acaso estoy perdiendo la cordura? Eso creo. Leonardo se vuelve a meter a su oficina al tiempo que Ían sale del despacho y salgo disparada detrás de mi esposo, necesito una explicación de lo que acaba de suceder, cierro la puerta detrás de mi para poder tener algo de privacidad.
-¿puedes explicarme que acaba de pasar? ¿Qué diablos hacía Ían aquí?
-Clarissa, es algo entre nosotros, si tengo que luchar por ti, al menos tengo que asegurarme de hacerlo limpiamente.
-¡¿tu lo llamaste?!- Dios, esto no pude ser bueno.
-así es, dejamos las reglas establecidas, además de otras cuestiones- suelta un pequeño suspiro y se acercó a abrazarme- Amor, esta bien, no hay nada de que preocuparse.
-a ver, mi exnovio que quiere recuperarme y mi esposo que no quiere perderme estaban juntos en la misma habitación... ¿Cómo me dices que no hay nada de que preocuparme? Es absurdo, tienes que decirme de que hablaron.
-pues debo decir que él aun te ama muchísimo, Clari, pero la verdad dudo que lo haga mas que yo- me dijo mientras aun estaba en sus brazos- vamos, terminemos los pendientes para irnos a comer, Jessica hará lasaña- me guiñó un ojo y me besó, supe que no diría nada por el momento.
A la hora de comer fuimos a casa de mi madre, al fondo se escuchaban los gritos y risas de mis hijos que estaban jugando con André y Sally. Aun estaba demasiado inquieta por lo sucedido esta mañana, pero no podía acorralar a Leo delante de todos, así que dejé que la tarde corriera normal.
Hacían pocos días que no hablaba con Sally, pero la verdad se sentían como una eternidad, así que quedamos de vernos al día siguiente en "Java K-fe" por que aun no estaba lista para regresar a Lehman's.
De regreso a casa tenía la firme intención de sacarle información a Leonardo, tengo la imperiosa necesidad de saber que es lo que esos dos hablaron, no quiero que se desate una guerra por mi culpa, aunque la idea me atraiga, no creo que sea buena idea, conociendo a esos dos eso no podría traer nada bueno.
Cosa curiosa, Leonardo preparó a los niños para ir a la cama y después hizo un poco de té, puso la película "Comer, Rezar, Amar", la cual me encanta y se sentó en el sofá de nuestra recamara. Yo solo lo observaba extrañada sin decir nada, pero al final tuve que preguntar.
-¿Qué es lo que estás haciendo?- lo miré con los ojos entrecerrados y el arqueó las cejas- ¿no creerás que vas a distraerme de lo que pasó esta mañana?
-solo estoy intentando recuperar a mi esposa ¿me das permiso de hacerlo?- dijo con humor en su expresión.
-aun así, vas a tener que decirme que fue lo que hablaron, Leo- fruncí el ceño y me acosté con él en el sofá- así que comienza a hablar, nene.
Soltó una pequeña risa y me besó.
-no te diré una palabra, así que resígnate, lo único que te puedo decir es que aunque es un rival potente...- dijo con la voz baja y ronca, me abrazó fuerte, volvió a besarme apasionadamente y me rendí, sabia que esta batalla perdida.