Sólo un día más

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Quizás el pasar de los días se habían detenido apropósito hoy. No era un lunes ni un viernes, no era un día en particular. Al final del día, todos habrían olvidado lo que había sucedido; sólo era un día más en esta porquería, pero a diferencia de ayer, hoy me acercaba más a mi futura muerte.

Hoy me hacía un año mayor, era un logro en la situación que me tocó vivir. Desde que nací he portado una enfermedad extraña, de la cual ninguno de los mejores doctores en el mundo ha logrado encontrar una explicación, o lo más importante, una cura.

Básicamente, la enfermedad consiste en matarme lentamente cada día; los síntomas varían en pérdida de cabello, hemorragia, cambios de humor bruscos, aparición de coágulos de sangre por todo mi cuerpo, etcétera. Todo ocurría de a poco... No podía saber cuándo iba a ocurrir tales cosas, pero sí sabía, que iba a morir... Tarde o temprano.

No sé qué podía ser más triste... No tener familia, no tener amigos, o estar de cumpleaños y no tener a nadie... Qué bueno que ya nada podía afectarme. Luego de ser abandonado por tu padre cuando sólo tenías 5 años, y más tarde perder a tu madre por padecer la misma enfermedad que tú... Creo que ya nada podía ser peor.

De todas formas, quise salir a dar una vuelta...

Era uno de esos días fríos en el que las nubes se encuentran por todo el cielo, provocando que todo se torne un poco opaco. Amaba esos días, además las personas preferían quedarse en sus hogares descansando en vez de salir, por lo que el tráfico estaba aún más calmado.

Conduje unos cuantos minutos hasta llegar a las afueras del cine de la ciudad. Estacioné mi auto y cuando me bajé miré el cielo; parecía que no faltaba poco para que la lluvia comenzara a caer.

Entré al cine sin la menor idea de cuál película podría ver, ni siquiera había buscado cuales estaban en cartelera. Me interné en la fila para poder comprar la entrada, esperé a que alguien dijera ¨siguiente¨ y me dirigí hacía el mostrador con la cabeza agachada.

-Hola. – Me saludó alguien. Era una chica y tenía una voz ronca. Cuando levanté mi cabeza para poder verla, puedo jurar que mi corazón volvió a sentir.

Eutanasia (Lauren Jauregui y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora