Error Del Destino.

Capítulo#1

—Mamá no quiero ir a la fiesta, esa gente no me quiere —dije.

—Hija tenemos que ir, ya sabes cómo se ponen si no vamos y tu papá se molestará con nosotras.

—Pero si mi hermana no irá a esa fiesta -dije molesta.

—Tú hermana no puede ir, ya tiene otro compromiso, así que vamos y vístete ¿sí?

—Esta bien mami.

—Camila como es posible de que la niña se ponga así, todo es culpa tuya, ella no quiere ir a la fiesta de mi familia y tú le metes cosas en la cabeza desde pequeña — dijo mi padre con el ceño fruncido — Piensas que mi familia es mala por educar a nuestra hija mayor Sara, ¡Por Dios! ella no es como tú, mi hermana sabe como educar tú no lo sabes.

—Raúl ¿Te estás escuchando? ¿Me estas diciendo que yo soy mentirosa y que le meto cosas a Analucia? estás equivocado, tú familia nunca me acepto como tu mujer, permití que tu familia educara a Sara, ya que todo el tiempo estamos trabajando y no le dábamos la atención.

— Pero sabes nuestra Sara ya no es la misma de antes, se ha vuelto malcriada, caprichosa y trata a los demás como si fueran empleados de ella, tú familia crío mal a mi hija, no te das cuenta como se comporta... Y no ves como tratan a Analucia ¡Su hermana la trata de peor manera! —dice mi madre.

—Camila ¡Por Dios! no sabes lo que dices, tú no eras así. -dice mi padre decepcionado.

—Papis por favor no peleen, ya no quiero que discutan, me portare bien y no haré nada malo, no me gusta que se griten.

—Mi amor ya no gritaremos, ya vamos a la fiesta. —¿Estas lista Analu?

— Si mejor vámonos llegaremos tarde no quiero escuchar a mis padres cómo siempre.

Estábamos en el auto, camino a la fiesta en un silencio incomodó.

—Papi, mañana me puedes llevar al parque —le pregunte, rompiendo el silencio.

—Sí hija mañana vamos, ponte el cinturón de seguridad. Camila pon buena cara ¿Quieres?.

—No Raúl —dice mi madre enojada — Es que no puedo creer que pienses que yo sea la mentirosa y que estés poniendo a nuestra hija en contra de tú familia, eso lo discutiremos después ¿Ok?

—Raúl mira a la carretera y baja la velocidad ¡Por Dios! —Cálmate ¿Quieres? — dice mi madre asustada.

—¡Camila los frenos no me sirven! ¡No me sirven!