When Tomorrow Comes {Camren Fanfic}

Capítulo Treinta: Cómo hacer una tortilla.

Camila's P.O.V.

"Lauren, Lauren, Lauren, Lauren", la ojiverde estaba envuelta en las sábanas mientras yo la movía para que se levantara.
Era nuestro primer día de clase y no quería llegar tarde por su culpa. Faltaba media hora para que empezaran las clases. Yo ya estaba vestida pero a Lauren le costaba más levantarse.

"Cinco minutitos más, Camz...", sin responderle, agarré un pico de la sábana despacio y tiré de él con fuerza para destaparla.

"Arriba", Lauren gruñó pero se levantó. Me miró frunciendo el ceño y yo le sonreí. "Te quiero", le di un corto beso y salí de la habitación para ir a desayunar.

Por suerte, Lauren se vistió y desayunó rápido. Cuando entramos por la puerta del instituto tocó la sirena que indicaba que empezaba el nuevo curso. El último curso. Mi novia y yo (nunca me cansaré de decir " mi novia") coincidimos en las tres primeras horas pero en las dos últimas no coincidiríamos porque ella había elegido asignaturas distintas a las mías. En el almuerzo nos sentamos en nuestra mesa de siempre, esperando a Dinah y Normani.

"¡Camila!", una voz bastante familiar me hizo girarme para encontrar a mi rubia preferida.

"Dinah", me levanté de mi asiento y corrí hacia ella para abrazarla. "¿Que tal todo? ¿Y Normani?", le pregunté al separarnos.

"Ha ido al baño, dice que ahora viene", fuimos a la mesa y se sentó a mi lado. "¿Qué tal estás? ¿Has hablado con tus padres?", el ambiente se volvió un poco mustio.

"No. De todas formas no creo que tengan mucho en interés en hablar conmigo", hubo un silencio algo incómodo y Dinah cogió mi mano. 

"Si no pueden aceptarte tal y como eres no te merecen, Camila. Vales mucho y hay mucha gente que te quiere. Anímate", la rubia sonrió y yo fingí hacerlo.

Normani llegó unos minutos más tarde y se unió a nuestro debate sobre si el profesor de matemáticas era gay o no. Normani y yo decíamos que sí, y Dinah y Lauren decían que no. 

"¿Pero por qué dices que sí?", me preguntó Dinah.

"No lo sé, no es algo que pueda explicar, solo lo sé...", Lauren negó con la cabeza.

"Qué vas a saber tú, si hace menos de un año ni siquiera sabías que te gustaban las chicas", fruncí el ceño. Eso me había molestado.

"Oh, vaya. Siento no haber tenido las cosas claras para que así hubieras podido meterme en tu cama y haberte ahorrado tantos problemas", Lauren me miró confusa.

"Yo no lo decía en ese sentido, Cam-", la sirena tocó y me levanté rápidamente para ir a clase, dejando a las chicas en la cafetería.

Me quedé esperando al ascensor. No quería ver a Lauren por las escaleras. Mientras esperaba, un chico pasó por al lado mía y se me quedó mirando sonriente. Era bastante guapo y su camiseta dejaba ver que estaba musculado, tampoco demasiado pero lo suficiente. Me mantuvo la mirada unos segundos hasta que acabé mirando a otro lado porque llegó el ascensor. Entré y justo antes de que se cerraran las puertas Lauren entró conmigo. 

La miré, me miró, pero ninguna dijo nada. Se quedó enfrente mía mientras el ascensor subía. De un momento a otro pulsó el botón de emergencia para que el ascensor parara.

"¿Qué haces?", le pregunté todavía enfadada.

"Era una broma", la ojiverde dio un paso para acercarse a mí.

"Lauren, dale al botón", hice el amago de pulsarlo yo pero paró mi mano. 

"Camz, era una broma. No sé porque te has enfadado", traté de hablar pero no me dejó. "Si no fuera porque te diste cuenta de que te atraían las chicas yo no estaría aquí. Me has hecho muy feliz y no me arrepiento para nada de que me rechazaras tantas veces antes de decir que sí. He aprendido mucho contigo, me has enseñado lo que significa querer a alguien de verdad y cómo se siente el querer proteger a alguien y desearle lo mejor sea conmigo o no. Ha merecido la pena cada minuto y cada segundo que he pasado intentando conquistarte...", estúpida Lauren, siempre sabe qué decir y cuándo.