Parte 1

7 1 0
                                    

Sentía que el mundo me daba vueltas, era consiente del ruido que había en el local pero no lo escuchaba. Sabía que el maquillaje se había corrido por mis mejillas y me daba igual.

-HÁBLAME JODER.-Le golpeé en el pecho cuando llegué hasta él.

Me mira con esa mirada, de rencor y a la vez compasión y tristeza. Me coge del brazo y se disculpa de sus amigos asintiendo con la cabeza. Nos alejamos de ellos. Yo también estaría avergonzada.

-Te necesito Alex, te necesito de verdad.

-¿Estás borracha?-Pregunta simplemente.

-¿Qué más te da?-Me seco las lágrimas y mis piernas empiezan a temblar. Realmente, no sé cuando empezaron a temblar pero me sentía débil, sin fuerzas.

-Voy a llevarte a casa.-Afirma.

-A mi casa no.-Le suplico. Me observa fijamente y suspira.

-Voy a llamar a Marta.

Al cabo de unos minutos nos encontramos en su piso. Me deja ropa caliente y nos sentamos en el sofá, ninguna palabra había sido pronunciada desde entonces, solo nos mirábamos. Él me limpia la cara con una toallita y poco a poco siento que mis ojos se cierran. Noto como me coge en brazos y me lleva a su cama. Se tumba a mi lado y me tapa con el edredón. Tengo ganas de abrazarle, de llorar con él, de pedirle disculpas, de preguntarle cómo estaba y sobre todo, decirle que cuánto le echaba de menos. En vez de eso me quedo dormida.

Al día siguiente, me despierto cuando el sol entra por la ventana, qué puto dolor de cabeza. Me arrepiento de haber bebido tanto la noche anterior, aún así me levanto y voy a la cocina.

Allí descubro una taza de café recién hecho, unas cuantas magdalenas y un ibuprofeno.

-Supuse que necesitarías uno para la resaca. Date prisa o llegaremos tarde.

Me pongo los vaqueros de anoche pero me dejo la camiseta de Alex, como me va un poco grande, la meto por dentro, sabía que no le importaría. Me recojo el pelo en una coleta y salgo del baño.

Ya en su coche, decido empezar la conversación. Me giro para verle y él, al darse cuenta, se pone tenso.

Estaba tan guapo.

-Tenemos que hablar.

-No hay nada que hablar Melissa, ya te lo he dicho.

-Vale, pues no hablemos de aquello, solo habla conmigo. No te pido que hagas como si nada...

-Nunca podré hacer como si nada, ¿sabes? Aquello fue horrible, Melissa, hicimos algo horrible-Abre la boca para continuar y la voz se le quiebra.

-Han pasado 3 meses, por favor, te necesito.

Me mira y veo sus ojos vidriosos, sé que los míos también lo están. Habíamos llegado y aún así ninguno de los dos salía del coche.

-Lo siento, ¿vale?-Le digo.-Ya no sé qué más decir, qué más hacer. Han pasado 3 meses sin saber nada de ti, apareces de repente y ni siquiera me hablas. Lo siento, Alex.

-No puedes hacerme esto. No. No te eches la culpa porque no fue tuya. Fuimos los dos. Y cada vez que te veo, me recuerdas a él y

Se echa a llorar y eso me rompe por dentro.

-No puedes hacerme esto.-Repite.

Nunca le había visto llorar, nunca le había visto tan mal.

-¿Y qué propones?-Le pregunto. Yo también derramaba lágrimas.

-N-no lo sé.-Me coge de la mano.-Dame más tiempo, por favor.-Me da un beso en la frente, me deja las llaves y sale del coche.

Me tomo un tiempo hasta despejarme y salgo, cierro el coche y camino por el campus hasta mi clase. Todo esto estaba siendo más duro de lo que me imaginaba.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 01, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cuestión de segundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora