Capítulo 08: Golpe bajo

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—No era mi intención

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—No era mi intención.— susurre arrepentida, no pensé que fuera él.

—¿A enserio? Porque será que no te creo.

Eso me enfureció, estaba arrepentida, pero tampoco era para estar aguantando que me ofendiera.

—¿Sabes qué? Si no me quieres creer es tu maldito problema.

—Esta bien.

De su nariz empezó a salir un líquido carmesí, sangre, demasiada de sangre.

—Mierda, se me quebró la nariz, ayúdame.

—¿Ayudarte? Es tu maldito problema, ya ni siquiera soy tu asistente.

—Si, ayudarme, tu me la rompiste y además, tal vez ya no eres mi asistente pero si eres mi esposa.

Vaya, golpe bajo. Además, sus argumento era más que válidos.

[...]

Estaba desesperada, ya no aguantaba este horrible olor a medicina.

—Emily, vámonos.

No contesté, sólo lo seguí, estaba muy concentrada en mis pensamientos como para ver hacia dónde nos dirigiamos.

Cuando me di cuenta de que nos íbamos a subir a su auto, reaccione, me aparte y camine lejos de él.

No quería ir con él a ningún lado, si fuera por mi jamás lo volvería a ver, ya no quiera tener nada que ver con él. Aunque era ilógico que pensara eso, porque ahora mas que nunca me encontraba atada a él.

Sólo por una firma, una estúpida firma.

—¿A dónde vas? Necesitamos hablar.

—Yo no tengo nada que hablar contigo, absolutamente nada.

—Vamos Emily, no podemos solo tratar de hacer como si no haya pasado nada, no son así de simples las cosas.

Era claro que si lo sabia, yo más que nadie sabía eso, si fueran las cosas simples él y yo no nos encontraríamos en esta situación.

Aunque una parte de mi, quería saber, tenía la curiosidad de todo este asunto del matrimonio en el que me encontraba envuelta.

—Sólo cállate, esta bien, iré.— no quise darme la vuelta, pero sabía que tenía una sonrisa en el rostro.

Me abrió la puerta y se subió después de mi, estaba actuando muy caballeroso apesar de que yo le había pegado y provocado que se le quebrará la nariz. Eso me hacia sentir un poco culpable, sólo un poco.

Porque en este caso, quien debería sentirse culpable deberías ser él, yo soy la víctima, él me hizo cosas peores a mi, y si no se sentía culpable yo tampoco debería de hacerlo.

Pensé que me llevaría a mi departamento pero cuando vi que íbamos por otra dirección, me moleste.

—¿A dónde vamos?

—A mi casa.— contesto cortante.

Así que él era el enojado, vaya imbécil. Además yo no quería ir a su casa, no quería estar sola con él en un lugar tan privado.

Tenía miedo de lo que pudiera pasar.

—Yo no recuerdo haber aceptado ir a tu casa.— ahora le hable al chofer de Landon —Sería tan amable de llevarme a mi casa.

El chofer miró a Landon esperando su aprobación, la cual nunca llegó. Pero no me iba a rendir tan fácilmente.

—Se lo ruego, no vaya a dejarme con él, no vaya a ser que me quiera violar o secuestrarme.

El señor me miró confundido, por mi actitud, definitivamente lo estábamos poniendo en una situación difícil.

La mirada que le dedico Landon no estaba para reprochar algo —A mi casa.

Pensaba hablar, lo iba a hacer de nuevo si no fuera por la mano de Landon, me tapó la boca para que ya no hablará, idiota. Aunque eso no fue lo más incómodo de esa situación.

Al momento de taparme la boca, se había acercado demasiado a mi, así que para cuando la quito, nuestros cuerpos ya se encontraban demasiado juntos.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al saber en qué posición nos encontrábamos, así que, simplemente me aleje lo más posible, como si me fuera a contagiar algo.

No me importó lo extraño que se pudiera ver eso, yo sólo lo quería lejos de mi y de mi vida, y como no lo podía alejar tan fácilmente de mi vida tan siquiera si lo podría mantener alejado de mi cuerpo. Tan siquiera.

Decidí ignorarlo todo el camino y cuando llegamos y el chofer nos abrió la puerta, salí pero no sin antes cerrarle la puerta en la cara. Justo en la cara, se que eso le iba a molestar y justamente por ese motivo lo hice.

Quería vengarme de alguna forma, por lo que me hizo hace rato en el auto, y la oportunidad llegó sola.

Entramos a la casa en completo silencio, ambos sabíamos que si alguno de los dos abría la boca, no terminarían las cosas de una buena forma.

Pero la paz no duro tanto como yo quería.

—Necesitamos hablar.— ese fue el denotante que ocupaba para explotar.

—Llevas toda la maldita noche diciendo eso ¿Pero sabes qué? Tu y yo no tenemos nada de que hablar, absolutamente nada.

—Vamos Emily, sabes que eso no es cierto.

—¿Quieres hablar? Bien vamos a hablar ¿con qué empezaremos? De como fui tan estúpida para que me corrieras o de que firme el maldito contrato sin leerlo, o de como fuiste un imbécil y te aprovechaste de la situación. ¿Quieres que siga?

—Sólo trata de calmarte.

—¿Cómo carajo quieres que me calme? ¿Cómo?

—¿Y qué puedo hacer yo para que te calmes?

—Devolverme mi vida de antes, la quiero de vuelta.

—Sabes que eso no es posible. Ahora estamos casados, tu y yo somos esposo ¿entiendes eso?

—Si fuera por mi, tu y yo no nos conoceríamos. Maldición, ni siquiera hay un maldito "Tu y yo"

—Actúa con madurez y se responsable de tus actos, tal vez yo me aproveché de la situación, esta bien, lo admito, pero yo no te obligue a que firmaras y mucho menos te pedí que no leyeras, eso fue tu culpa, no la mía.

Golpe bajo, de nuevo, seguido de una cachetada de parte mía.

—Golpearme no cambiará la situación, en la que ambos nos encontramos.

Pero antes de que él continuará hablando o que yo le pudiera responder, un estrepitoso ruido nos interrumpió.

Ambos volteamos a ver a la venta y nos dimos cuenta de que había una gran tormenta y estaba demasiado fea, al parecer ya tenía rato, pero por nuestra discusión ni siquiera nos habíamos percatado de ésta.

—Vaya.

—Los planes te salieron mal Emily.

—¿De qué hablas?

—Al parecer te vas a quedar a dormir.

¿Qué?

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N/A

Vaya, estuvo fuerte la discusión ¿o que piensa ustedes?

Me harían feliz, con sus estrellitas brillando y sus opiniones en los comentarios.

Mi Jefe es, Mi Marido | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora