9- Quien Juega con Fuego...

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Lo primero que hizo Harry cuando despertó el sábado hacia el mediodía fue arrastrarse por su casa buscando una poción para la resaca. Le sorprendió encontrarlas, puesto que no salía demasiado. La última vez que recordaba haberse tomado una, aún tenía exámenes que estudiar. Cuando el martilleo de su cabeza cesó por fin, recordó la tarjeta con los datos de Michael que tenía aún guardada en el bolsillo, así que emprendió una nueva búsqueda que duró bastante poco, pues recordaba a la perfección dónde había guardado el teléfono móvil que tenía desde hace tiempo. Guardó el numero del médico y le mandó un mensaje diciéndole que era él, para que el otro hombre hiciese lo mismo, aunque no recibió respuesta alguna hasta bien entrada la tarde, cuando Michael fue capaz de levantarse.


-"Hey..."- oyó al otro lado de la línea cuando cogió el móvil. Sonó como si un gato intentara hablar.


-"Madre mía, Michael, si tú ibas bastante bien cuando salimos del bar..."- Harry se sintió un poco culpable por haberse tomado la poción mientras que el muggle sufría aún los efectos de las diversiones de la noche anterior.


-"El alcohol no me sienta nada bien. Si me hubieras visto en la facultad... daba pena."- la voz de Michael era densa y sonaba ronca.


-"Si tú estás así, no quiero ni pensar en cómo estará..."- no quería pensar en él. Cada vez que lo hacía, recordaba sus manos sobre su pecho, su olor, su boca cerca de la suya... antes de que el maldito se quedara dormido con una sonrisa sobre él, aferrándose a su cintura.

Michael debió notar la duda en la voz de Harry porque carraspeó, haciéndole reaccionar.


-"Siento mucho lo que pasó con Draco..."- empezó a decir. -"No me esperaba que se pusiera... cariñoso. Nunca lo había echo antes, aunque claro, tampoco se había emborrachado tantísimo. Debes de tener un don para hacer que las personas actúen como idiotas."- Michael intentaba reírse, pero seguramente el dolor de cabeza se lo impedía.


-"No lo sabes tú bien..."- a lo mejor era eso lo que había echo de su vida un auténtico desastre.


-"Prometo que la próxima vez lo vigilaré y lo mantendré apartado de ti. No vaya a ser que haga algo más vergonzoso..."- el tono irónico en que lo dijo no pasó desapercibido para el moreno, que se enrojeció hasta la raíz del pelo. Menos mal que estaban hablando por teléfono y no podía verle.


-"Ejem, bueno, y hablando de esa próxima vez..."- desvió el tema Harry. -"... podríamos quedar el viernes otra vez. Podría llevar a mis amigos."- no sabía cómo reaccionaría el rubio ante Hermione y Ron, pero según se había comportado con él, igual con ellos era todo un osito de peluche. Y seguro que sería muy divertido ver su cara cuando les viera aparecer.


-"No estoy muy seguro de cómo tendremos las guardias esta semana..."- dijo Michael.


-"Oh..."- a Harry le decepcionó un poco esa respuesta. Michael le había caído bien, se parecía en cierto modo a Ron. Pero también se moría de ganas por volver a ver a Malfoy y hacerle beber litros y litros de whisky si era necesario para que volviera a acurrucarse en su pecho. Un calorcito muy agradable le subió por el cuerpo.


-"De todas maneras, en cuanto sepa cuando podríamos los dos, te envío un mensaje, ¿okay?"- la voz de Michael le sobresaltó un poco, había olvidado que estaba hablando con él.

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