Los personajes no me pertenecen. Son propiedad del gran Hiro Mashima aunque la historia sí que es mía.
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Lucy terminó de meter la última prenda de ropa sexy que había encontrado en su armario. Sólo se había llevado ropa de ese estilo. Miró su reloj y se dio cuenta de que su tren salía en apenas media hora y aún tenía que ir a la estación.
El tema de que su casi novio viviese bastante lejos de ella, hacía que todo fuese mucho más complicado. Cada vez que uno de los dos quería ver al otro, tenía que coger un tren que tardaba cinco horas en llegar a su destino y, consecuentemente, no se podían ver todos los días. Pero eran dos adultos y muchos fines de semana estaban juntos, ya fuese en casa de uno o en casa del otro.
Aquel fin de semana no había avisado a Natsu de que iba pero recordaba que él le había dicho que seguramente estaría en casa pensando en ella. Ella miró su agenda y aunque los exámenes finales de la universidad se estaban acercando, no les prestó importancia y compró un billete.
Los viajes en el tren siempre se le hacían eternos pero solía pensar a quien iba a ver para que no fuese tan deprimente. Aquel fin de semana sería diferente. Lo había decidido cuando se había dispuesto a hacer la maleta. Nunca conseguía que Natsu quisiese pasar a algo más formal. Y Lucy pensó que quizás era porque no la veía como alguien con quien poder divertirse toda una vida en el ámbito de lo sexual. Ella no era virgen y ambos ya lo habían hecho pero sólo un par de veces y muy... muy a lo misionero. Había sido bueno pero no sensual, ni sexy ni siquiera había sido como para morirse.
Ella estaba dispuesta a divertirse en la cama con él pero por alguna extraña razón, nunca había tenido la oportunidad de excitar lo suficiente a Natsu como para que él quisiese pasar más de una hora jugando con ella. Pero eso cambiaría este fin de semana. Lucy se había llevado toda la ropa sexy de la que disponía y había dejado la timidez y la cordura en casa. Este fin de semana sería la versión más salvaje de ella misma.
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Gray escuchó el timbre y miró el reloj. Estaba demasiado cansado, había llegado a las diez de la mañana y eran las siete. Quería dormir más. Como fuese algún tipo de publicidad, verían el poder de su ira por primera y última vez.
Se levantó y se dirigió a la puerta sin siquiera fijarse en que iba en calzoncillos y la camisa de la noche anterior abierta.
Abrió la puerta y se fijó en la chica rubia que le miraba desde el umbral. ¿Esa era Lucy? No estaba como la recordaba. Llevaba una minifalda demasiado corta y una camiseta con mucho escote; todo eso sin contar con los tacones que calzaba. ¿Qué hacía ella aquí? No me jodas que Natsu no le ha dicho nada. Te voy a matar, maldito idiota. Gray fue consciente entonces de que llevaba un buen rato mirando a Lucy sin decir nada. Tenía que decir algo.
- Hola Lucy. ¿Pasas?
Mierda, su voz sonaba demasiado ronca por la borrachera de la noche anterior. Se hizo a un lado y dejó que ella pasase. Error. Cuando estuvo detrás de ella, fue aún más consciente de sus largas y preciosas piernas.
- ¿Qué haces aquí?
Lucy se giró para mirarle a la cara y se fijó en todo él. ¿Por qué demonios iba tan desvestido? ¿Y por qué estaba aún más bueno que en el instituto?
Lucy recordaba aquellos tiempos como si hubiesen sido ayer y no hacía tres años. Ellos tres iban al mismo instituto junto con más personas de las que ya apenas sabía nada. Cuando se separaron para ir a universidades distintas, Gray y Natsu habían ido a la misma y alquilado un piso compartido para ambos y ella se había tenido que ir a cinco horas de tren de ellos. Siempre habían sido tres amigos hasta que Natsu y ella habían empezado una cosa extraña entre ellos más allá de la amistad. Después de eso, la relación entre Gray y ella se había enfriado tanto que ya ni siquiera recordaba cómo era la risa de él.
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Un encuentro sexual, ¿equivocado?
FanfictionLucy vive a cinco horas en tren de su casi novio. Quizás el hacer algo más alocado y salvaje de lo normal haga que todo se formalice así que Lucy se arma de valor y va a casa de él cargada de ropa sexy y una personalidad sexy pero cuando llega, Nats...