II

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El aire se congeló en sus pulmones como lo haría el agua en un refrigerador... ¿¡Que rayos era eso!? No lo veía muy bien que digamos pues sus lentes se habían caído, en buena hora. Sus manos temblorosas tanteaban el suelo en busca de ellos sin mucho éxito... ¡Maldita la hora en la que rechazo lentes de contacto!

Una mano ajena a las suyas tomó su rostro por la barbilla para mantenerlo quieto, Jackson se paralizó del susto, más se sintió algo tonto al descubrir que aquel contacto era solo para colocarle los lentes (Aunque de manera algo torpe, cabía resaltar). Jackson se alejó un poco luego de aquello para acomodarlos y ver algo que no se esperaba, pero que al mismo tiempo había deseado: Un chico, un poco más alto que él, de piel clara y... Con unas serpientes en la cabeza, que por alguna extraña razón se mantenía de espaldas a él.

–¿Q-que eres? – Se maldijo internamente por tartamudear, no era un buen inicio.

– Una Gorgona ¿No es obvio?

Pues no lo era, la verdad, aunque aquel ¿Chico? Había sonado tan natural que bien habría podido estar indicándole el clima a Jackson, que trató de preguntar algo inteligente a continuación.

– ¿Porque estas de espaldas?

– Si te veo de frente te convertiré en piedra ¿Sabes? Principios básicos de ser una Gorgona.

– ... – Bueno, si lo pensaba desde el punto de vista de aquel ¿Muchacho? Sí que podía sonar como una pregunta estúpida, pero era lo más coherente que su cerebro había arrojado.

Jackson miró al suelo aun con los nervios a flor de piel, una extraña alegría lo inundó de pies a cabeza, así de la nada... ¡HABÍA FUNCIONADO LA INVOCACIÓN! Increíble, magnifico.

Pero ahora, ya celebrado que todo el ritual fuera un rotundo éxito cabía preguntarse una nimiedad... ¿Qué hacía después? ¿Invitarle un café a su peculiar invitado?

– ¿Tienes un nombre? – Una presentación no los mataría, claro, no podías convidar un café sin al menos saber eso ¿Cierto? ¿No?

– Deuce Gorgon.

– Correcto. Yo soy Jackson, Jackson Jeckyll.

– ¿Que eres? – El tono de curiosidad en aquella pregunta no pasó desapercibida, podía estar de espaldas pero su tono era bastante expresivo.

– Un humano... ¿No lo parezco? – Porque si a Deuce le había parecido extremadamente obvio que era una Gorgona entonces a Jackson también podía parecerle tonta una pregunta que cuestionaba su... ¿Especie? Si, especie.

– Pues... De donde yo vengo no hay humanos... Había escuchado sobre ustedes, si... Pero no pensé que fueran reales ¿Sabes? Que loco.

– Yo no pensé que tu especie fuera real... Es científicamente imposible, sin ofender, claro.

– Ajá, Vale... Oye... ¿Tienes gafas de sol?

¿Qué? ¿Había escuchado bien? – ¿Sí? espera un minuto, las busco.

Jackson se levantó tambaleándose y empezó a mirar en su armario lo que su "invitado" le había pedido. En el fondo de todas sus cosas encontró unos lentes oscuros de marco rojo que su hermano debió haberse dejado allí (Er un total invasor del espacio personal), se las entregó a Deuce con mano temblorosa, éste las tomó y se las puso poniéndose enseguida de pie con soltura, se dio la vuelta con una gran sonrisa en el rostro y examino a Jackson son evidente curiosidad antes de soltar un "Listo".

Jakcson por su parte, algo intimidado por su invitado comentó lo menos tonto que se le ocurrió – Eres alto... – "Y raro" porque eso de tener serpientes vivas en la cabeza no era normal, pero era mejor decir aquello que cualquier otra cosa que pudiera ganarle desprecio, lo que menos quería era un maltratador mítico en su vida.

El pasatiempo de un asocial empedernidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora