33.

152 18 1
                                    

2 de octubre de 2015.

Habían pasado 2 días desde la última visita de la directora de la institución, y desde esa noticia impactante. Desde ese entonces Lisa no comía, todas las noches su llanto se hacía presente, junto a sus ataques de ansiedad y desesperación. Ella había perdido cualquier indicio de paz y esperanza en su interior.

Ryan se sumergió en su plan para huir, y ahogó su dolor. No quería pensar en otra cosa que no sea su vida lejos de allí, con Lisa a su lado. Él no sabía qué es lo que sentía por ella realmente, pero prefería dejarlo así. A veces, no podía evitar pensar en lo contrario a lo que él esperaba que sucediera. No podía evitar ser débil por un segundo, y dejar escapar un poco en la humedad de sus pómulos.


Escribía más seguido, tanto para querer calmar el ardor en su pecho, que lo hace desfallecer algunas veces.

- ¿Qué estás mirando? -Preguntó curiosa.

- A ti.

Era adicto a mirarla. Mirar todas y cada una de sus pequeñas y casi inexistentes imperfecciones, lo que la hacía aún más especial. Era adicto a perderse en ella.

- ¿Acaso tengo monos en el rostro?

Asintió sonriente.

- Y de los más bonitos.

Un sonrojo por parte de Lisa hizo que los ojos de su compañero se iluminaran.

- Eres un imbécil. -Dijo con una sonrisa burlesca.

- Y tú una loca. Pero estás buena.

Lisa explotó en risas. Él, sintió cómo algo dentro suyo explotó, causando un alboroto en su estómago al ver su sonrisa, junto con esa melodiosa risa involuntaria que salía de lo más profundo de su garganta.

Ambos se encontraban acostados en uno de los sillones de la sala de estar. Lisa tenía su cabeza en uno de los extremos, y Ryan en el otro.


Luego de esa plática, ambos se quedaron viendo fijamente el uno al otro, ignorando al resto. Como si ellos fueran el programa de televisión más atrapante y entretenido en el mundo. Como si fuera lo único que supieran hacer.

-

¿Cuál es tu miedo? -Murmuró la teñida, jugando relajada con sus manos. Últimamente, raras veces ella conservaba la calma, y el ojiverde apreciaba esos momentos.

- No tengo uno.

- Todos tenemos uno o más miedos, vamos; sé que tienes uno. -Insistió la ojiazul, incorporándose en el sofá.

Ryan se encogió de hombros.

- Antes quiero oír lo que supones. Sé que tienes en mente algo, y quiero oírlo. -Esta vez, él insistió.

Lisa sonrió socarronamente y luego respondió;

- Yo creo que tienes miedo al amor. Temes amar y ser amado. También temes comenzar todo otra vez, por miedo a que ocurra lo que ya pasó una vez. Y por eso ahora eres alguien grosero y distante. Te fallaron una vez y a la segunda ya eres más precavido. --Finalizó su compañera, con una sonrisa de orgullo al creer que había acertado en todo.

Una sonrisa se asomó por los labios del ojiverde.

- Las arañas. Le temo a las arañas. -Respondió cínicamente.

La mandíbula de Lisa rozaba sus talones, y su ceño se frunció a sobremanera.

- Hay que volver al cuarto, chicos. -Dijo Alex, llegando a donde ambos se encontraban- ¿Saben? Hoy los dejaré ir hacia la habitación sin sus esposas. Sean libres un instante. -Continuó, sacando el material metálico de sus muñecas.

Ryan tomó la mano de Lisa y entrelazó sus dedos, sintiendo el calor que le transmitía. Se sentía bien poder tocarla, poder acercarse sin causar un ataque en ella, verla sonreír por su cercanía, y sonreír por la sensación extraña pero agradable que causaba verla y estar junto a ella. De esa manera, continuaron el camino tan familiar e irritante hacia su habitación, recibiendo miradas asesinas, sorprendidas o simplemente oyendo como la gente murmuraba incoherencias sobre ellos.















"Sé que estás muerto por dentro, pero me haces sentir tan viva."
Mirrors ~ Pvris.

psychiatric [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora