Capítulo 15

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Phoebe se despertó en una cama que no era suya, arropada y con un camisón limpio puesto. Percy la estaba abrazando y ella estaba acurrucada en su pecho. Se tocó la mejilla y la descubrió húmeda, le dolían los ojos y la cabeza mientras que el cuello le ardía a cada movimiento que hacía. Percy estaba durmiendo plácidamente, por lo que dejó de abrazarlo y se levantó con cuidado:

—Deberías descansar — dijo la voz cansada de Percy tumbado — Estabas muy alterada esta mañana — la joven miró por la ventana y observó que ya casi eran las siete de la tarde. Recordó los hechos con temor y resbaló por la pared mientras sus ojos volvían a inundarse en lágrimas no derramadas.

—Lo siento — se disculpó ella con la voz entrecortada — Siento haberme peleado contigo — dijo Phoebe abrazando sus piernas y apoyando la frente entre sus rodillas.

—Esto no es culpa tuya, Phoebe... No te preocupes, no pasará nada. Estoy aquí — Percy se sentó a su lado y la pasó un brazo por los hombros — En realidad es culpa mía — comenzó el conde — No quise decir que lo que pasó anoche no fuera significativo, solo que... Es diferente — Phoebe levantó el rostro lentamente, muy confusa. No entendía lo que él la decía o intentaba decirla — Fue perfecto, Phoebe, y no quiero que nadie nos haga daño por celos — Phoebe le miró a los ojos, concentrándose en la mirada azul que transmitía paz — Alexander solo quería distanciarnos el día e la fiesta, junto a la señora Crewson, y hoy, con la carta... Sé lo que podemos perder, en concreto tú, pero solo digo que...

Phoebe le besó interrumpiéndole. No sabía lo que sentía en ese momento, si alegría o de tristeza. Movieron sus labios al compás de una danza suave. Percy la acarició la mejilla y la apartó un mechón de pelo. Ella pasó su manos al cuello de él y le acarició apoyando su cabeza en su pecho:

—¿Qué va a pasar ahora, Percy? — preguntó mientras escuchaba el latido del corazón del conde.

—No lo sé, pero tendremos... Que mantenerlo en secreto por ahora, ¿no? — preguntó tanteando el brazo de Phoebe.

Ambos estaban confusos por todo lo que estaba pasando. Phoebe no respondió. Se quedaron en silencio en el suelo, pensando. ¿Qué podía salir mal si empezaban una relación? De todos modos, no estarían preparados. Phoebe nunca había querido a alguien tanto como para casarse desde que su prometido desapareció; y Percy era un mujeriego que no podía atarse de por vida a una mujer que recién acababa de conocer.

El timbre volvió a sonar por segunda vez ese día y Percy tuvo que levantarse para que nadie viera el estado de la joven, tan demacrada y golpeada por aquellos bastardos. Volvió unos minutos después y Phoebe se levantó para tumbarse con él en la cama. No sabían qué hacer en ese momento, por lo que solo se quedaron tumbados en la cama mirando hacia el techo, y pensando en el futuro.

—Entonces, cuando vengan tus hermanas... ¿haremos como que nada de esto ha sucedido? — preguntó Phoebe girándose de lado para mirarle.

—Es necesario para que no sospechen — dijo el conde imitando su acción para mirarla a los ojos — Cuando todo se calme — la acarició la mejilla — Todo será mejor, te lo prometo — ella se acercó a él y le besó para arrejuntarse con él.

—Está bien...

***

Phoebe jadeó mientras Percy la agarraba de la nuca mientras movía la cadera. Era bien entrada la noche ya, y ambos se habían entregado al otro varias veces. Phoebe volvió a mover la cadera hacia delante y hacia atrás, se inclinó hacia delante y besó el pecho de Percy y subió hasta sus labios. Ambos rodaron por la cama y se abrazaron sin que el conde saliera del interior de ella, recuperaron la respiración y Percy la penetró una vez más para salir lentamente de ella.

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