Capitulo 4
Tiempo libre, el momento tan ansiado por algunos y yo estoy entre ellos. Toca la campana dando a conocer el momento que todos en el salón han esperado. Dejan salir un suspiro y rápidamente se vacía el salón, me levantó de mi asiento tomando un poco de dinero de mi mochila, cojo una pequeña bolsa que se encuentra en mi mochila la cuál contiene un poco de comida, arregló todo y doy un vistazo al salón, se encuentra poca gente, dirijo otro vistazo pero ahora a la puerta un chico se encuentra apoyado en ella con brazos cruzados, diablos voy a tener que pasar por ahí. Camino lentamente hacia a la puerta y pasó por un extremo de esta tratando de no hacer contanto con el.
—¿Oye?—dice el muchacho recargado, aprieto los ojos tratando de pensar que no es él.— Te estuve esperando. — no es la voz de él, giro mi cabeza y definitivamente no es quien pensé que era, dejo salir un suspiro de alivio y una sonrisa aparece a ver la cara de Leo.
— Creí que ya te habrías ido.—mi sonrisa se ensancha más por instinto.
— Pues no me he ido, sigo aqui.—muestra una sonrisa coqueta, provocando que una leve risa surja de mis labios.—¿Porqué te ríes?— dice él aún con su sonrisa coqueta haciendo que ría con más intensidad y volumen provocando que el se uniera conmigo. —Eres muy risueña verdad.—pregunta entre risas provocando que dejara de reír y poniendo una mueca sería.
—Realmente no.— siento que mis gesto decaen y una tristeza me invade.— Nunca había reído tanto.—una pequeña lágrima sale de mi ojo derecho y después otra en el izquierdo.— No había reído.—seco mis lágrimas con rencor y levantó mis ojos para verlo, su mirada provoca escalofríos en mi y siento su pena haciendo que mis enojo suba, por esto nunca platico de mi.
— Lo sient...
— No digas nada.—lo interrumpo sonando fría y al instantáneo siento terriblemente mal, el no tiene la culpa.— No te preocupes.—Sonrió como siempre lo he hecho, con una sonrisa falsa.—Bueno dejando esta situación embarazosa e incómoda.—dije tratando aun de mantener mi sonrisa y limpiando las mejillas aún mojadas.— Y... vamos a comer.
— Por supuesto, vamos.—su brazo se dirigió hacia mis hombros, provocando me un miedo interno, me moví rápidamente hacia otro lado provocando que su brazo cayera.— Lo siento, es que pensé escuchar algo.—traté de inventar una excusa buena.
— No te preocupes.—puso sus manos en los bolsillos de su pantalones, mientras yo me abrazaba a mi misma tratando de dar a parecer que sólo están cruzando mis brazos.—ven, vamos, conozco un lugar que sé que te encantará.—dice ofreciéndome una mano, pero yo no la aceptó sólo asiento con la cabeza. Quita rápidamente su mano y hace una seña que lo siga.
—Ven vamos.—camino detrás de él, observando cada detalle de por donde vamos, no hay mucha gente así es más fácil seguirlo, de pronto veo una salida del campus, atravesamos la estrecha puerta para dar lugar a un gran paisaje verde, me quedo quieta observando todo a mi alrededor en un lado se encuentra unas canchas de fútbol americano y de soccer mientras que en el otro lado se ve un pequeño lugar como de comedor, pero mi vista le llama más la atención la pequeña colina que se encuentra un poco más separada de los demás, con un gran árbol en su cima.
—Te reto a que no me alcanzas.—dice Leo como niño pequeño.
—Prepárate para perder.— empiezo a correr hacia aquel gran árbol, viendo por lo extremos a Leo, corro más rápido tratando de ganar, corro más sólo para llegar y corro una vez más para sentirme libre.
—Si que eres rápida.—dice tratando de tomar aire, suelto una carcajada provocando que cayera sobre la sombra del gran árbol.—Hey ¿Estás bien?—pregunta preocupado yo sólo asiento y hago un gesto para que se siente junto a mi. Con cuidado se sienta un poco separado de mi, lo cual agradezco demasiado.—Es hermoso este lugar, se siente paz y tranquilidad.—cierro los ojos sintiendo lo mismo que el dijo.
—Cierto muy cierto.—sonrió ante el recuerdo que traia mi bolsa, la abro y sacó dos envolturas, una de ellas es dirigía hacia Leo y otra para mi.
—¿Y esto?—me ensancha su envoltura con un ceño fruncido, me encojo de hombros.
—Pensé que te gustaría.—abrí la envoltura para luego darle un gran mordisco a mi pedazo color café.— tranquilo sólo es chocolate.
—Gracias.— asiento y luego los dos estamos saboreando nuestro chocolates, pero no todo dura para siempre, un zumbido llega a mis oídos dando a entender que ha terminado nuestro tiempo libre.
—Creo que debemos regresar.—digo preparándome de mi lugar para después dirigirnos juntos al salón.—Gracias.—siento que me sonrojo y siento una vergüenza horrible.
—¿Porqué?—me mira burlón, pero su sonrisa es la más sincera que he visto en mi vida.
—Por todo lo que has hecho desde que llegué.—sonrió y por primera vez siento que es una sonrisa verdadera.°Keyla en multimedia.
ESTÁS LEYENDO
Alma gemela.
RomansaElla una chica que no cree en el amor, llena de problemas, pero siempre fuerte ante todo. Él un chico confiado y esperanzado a encontrar el amor verdadero, con un gran don que el sólo puede tener. ****************************************** -¿Tu qu...