¿Quién si yo no? (SeHun)

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"¿Qué es la vida si no es por afecto?Me sentí invisible, lo tomé demasiado duro"–The Vaccines, Minimal Affection

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"¿Qué es la vida si no es por afecto?
Me sentí invisible, lo tomé demasiado duro"
–The Vaccines, Minimal Affection.

—Sí, definitivamente ha habido un aumento de problemas y denuncias en asuntos de narcotráfico. No sabría decir con exactitud qué tipos de redes o carteles están involucrados, pero sí estoy seguro de que han habido algunos secuestros y torturas por parte de cierta red, aunque no conozco su nombre ni personas que trabajan en ella. Por alguna razón, los sospechosos que interrogamos siempre terminan libres y se van del país, aunque tengamos las suficientes pruebas de su culpabilidad —hablaba con toda seguridad un chico de voz gruesa e intimidante al otro lado de la línea.

Me parecía extraño que el chico no se hubiese presentado en el momento, pero lo único que importaba era que estaba ayudando, y demasiado, a decir verdad.

—En ese caso, no creo que sea seguro para LuHan andar por ahí en las calles sin protección o seguir trabajando por un tiempo —sugirió HoSeok.

Podía percibir el miedo y la angustia que sentía LuHan en ese momento. Tal vez estaba pensando en cómo había terminado en una casucha casi deshecha, sin dinero alguno para mantenerse, prostituyéndose para poder pagar sus servicios básicos que mucha gente mantenida se empeñaba en desperdiciar.

Y sí, yo solía ser de esas personas. Al menos lo había sido antes de conocer a aquél chico de tez pálida y cabello castaño al que, de alguna u otra forma, le había cogido bastante cariño.

Me había dado cuenta de ello en los últimos días. Era una sensación extraña, que nunca antes había sentido con otro chico en mi vida. Normalmente los chicos que conocía eran bien mantenidos, se vestían bien (o tenían prendas para vestirse diariamente con algo distinto, porque a LuHan le faltaban de esas) y se perfumaban con su loción Chanel n°5 todos los días sin falta.

En cambio, LuHan era otra clase completamente distinta de chico. Era tan delgado y pequeño y parecía tan frágil, que sentía la necesidad de protegerlo todo el tiempo. Sentía la necesidad de ser su Angel Guardian. ¿Y quién si yo no? No tenía a nadie más en el mundo, además de un amigo secuestrado. Tenía que ayudarlo.

—De ninguna manera —respondió LuHan reacio y seguro de sus palabras.

—Tienes que tener cuidado, LuHan —dijo NamJoon—. Más que nunca. Es muy difícil que estés por ahí solo todo el tiempo. Corres el riesgo de que te secuestren como a tus amigos.

—No estoy solo todo el tiempo —alegó LuHan con un ligero puchero, reaccionando como un niño pequeño—. Tengo a SeHun —continuó, hablando en el tono de voz más bajo que había escuchado en mi vida, avergonzado de sus palabras, mientras que sus mejillas adquirían ese tono rojizo que me había acostumbrado a ver en esas semanas.

NamJoon me miró algo extrañado. Aparentemente no había entendido las palabras de LuHan, cosa que me tranquilizaba, pero sabía que no aguantaría la curiosidad por mucho tiempo.

—No podemos dejarte solo, LuHan. Así tengas compañía, sabemos lo que esta gente puede ser capaz de hacer. Y tú también lo sabes. Mejor que nadie.

—Es cierto —continuó YoonGi desde el otro lado de la línea tomándome desprevenido y haciendo que diera un pequeño brinco del susto—. Tenemos que tener la certeza de que no te encuentras temporalmente en el negocio para saber que nada malo te ocurre. Si te secuestran a ti también, ¿cómo ayudarás a tus amigos? ¿y cómo te ayudaremos a ti? —Las palabras del chico parecían haber convencido a LuHan, pero en esos días que había pasado con él, me había dado cuenta de que no era un chico fácil de persuadir.

—Me lo pensaré —dijo finalmente, con un atisbo de duda en su voz—. Pero primero necesito saber qué le ocurre a mis amigos. Necesito ayudarlos.

—Está bien —dijo NamJoon—. Tenemos una teoría...

—Pero aún no hay pruebas de ello —terminó HoSeok. Lo juro, si esos tipos seguían completando las frases del otro, me volvería loco.

—Bien, es lo más factible que puede estar ocurriendo. No hemos podido pensar en nada más. Incluso aquí...

—Al grano —interrumpí exasperado por su palabrería.

—Ejem. —Se aclaró la garganta el chico al otro lado de la línea con tono molesto, y pude notar un ligero síntoma de miedo y alarma recorrer la extensión de mi cuerpo. Pero decidí ignorarlo—. Creemos que las personas que secuestraron a tus amigos pertenecen a otra red que ha venido desarrollando cierto tipo de competencia con la red a la que perteneces. No sabemos bien las razones, pero eso es lo que suponemos.

Decidí que sería inútil pelear con ese chico, ya fuera con palabras o con actos. Si hubiera estado en el lugar de un delincuente, me hubiese escondido en cualquier lugar al escuchar la voz de ese chico, sin importar si era de contextura pequeña o no. Algo me decía que no sólo su voz era intimidante, sino también su aspecto.

—¿Has conocido alguna vez a pertenecientes de otra red completamente distinta a la tuya? —preguntó HoSeok intrigado.

—No. Nunca salgo de casa. Sólo para hacer mi trabajo. No conozco a mucha gente.

Si fuera por mí, habría pronunciado las palabras con un deje de tristeza, sin importar que fuera para producir pena o no. Sin embargo, ese castaño impredecible parecía hacer todo lo que nadie haría, y suponía que estaba tan acostumbrado a la soledad, que ya no le parecía una razón por la cual deprimirse.

Todos en el salón, incluyendo al chico de voz gruesa y palabras firmes del otro lado de la línea, nos quedamos en un silencio pensativo, cada quien pensando en una posible solución.

Aparentemente el único que estaba ayudando de verdad era la voz proveniente del teléfono, pues en ese momento, fue el único que pronunció palabra alguna.

—La única solución sería buscar contactos que sepan de este tipo de información. Alguien que verdaderamente tenga idea de lo que ocurre. Podemos incluso terminar topándonos con alguien de la otra red e interrogarlo, quién sabe. Pero necesitamos ese contacto. —La voz del chico férreo del otro lado de la línea era aún más firme que antes.

—Yo conozco a alguien —dije entonces, orgulloso por hacer el primer comentario útil del día.

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