Un evento memorable

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Durante todo este tiempo, conocí a íncreibles personas, con las cuales pasé por mucho, entre viajes, peleas, diversiones, miedos, etc.
Cada uno de ellos fueron y son especiales para mí.
Hoy es el día de nuestra graduación, luego de esto todos tomaremos un camino distinto y por alguna razón me sentía triste y feliz al mismo tiempo.
Todos en el curso, incluyendo profesores, lucían elegantes e irreconocibles, todo el lugar estaba decorado, incluyendo tres largas mesas llenas de exquisita comida.

-¡Te ves muy bien, Emily! me dijo Esperanza.

-Gracias, tu también.

-¿Has visto a los demás? preguntó.

-No, pero de seguro Franck está devorando el pastel de chocolate con fresas que recién ví.

-Eso es verdad, dijo con una carcajada.

En ese momento se acercó Izumi, con una bebida en la mano.

-¿Creen que nos seguiremos viendo luego de esto?

-Yo creo que sí, dije.

-Espero que así sea, siguió Esperanza.

Nos quedamos un rato charlando hasta que pudimos ver a Franck, Cata y Cris acercándose, estos traían una gran pizza, lista para comer, los saludamos y la repartimos en trozos iguales.

-Aahh ¿Por qué me dan el más pequeño? rezongaba Franck.

-Todos son del mismo tamaño, imbécil, le decía Cata.

Este aún parecía no estar conforme, pero no dijo nada y solo se comió el pedazo.

Justo ahí, escuchamos el llamado de una profesora, al parecer los estaba reuniendo a todos para decirnos algo.
Fueron casi diez minutos de un largo discurso, tanto que Franck ya estaba quedándose dormido y Cris, entre bostezos, intentaba poner la máxima atención posible.

Seguido de eso, todo el colegio realizó diversas actividades y juegos, como coreografías, números músicales, campeonatos de fútbol, entre otros.
Fué un día lleno de diversiones y competencia, sin mencionar que al caer la noche, todas las luces de los alrededores se encendieron, creando una atmósfera romántica e iluminada, comenzó a sonar una melodía lenta y suave; todos tomaron a su pareja y empezaron a bailar a la luz de los faroles.
Las chicas lucían hermosas, con vestidos de cada tipo, largos, cortos, de encaje, etc hechos de seda, terciopelo y demás telas costosas.
Las joyas que portaban eran en su mayoría de diamante, todas traídas desde el extranjero.
Por otro lado, los chicos vestían una chaqueta de alta costura que podía ser negra o blanca... y pantalones y zapatos de gala.

Dentro de la pista, bailé con Izumi, Esperanza con Cris y Cata con Franck.
Los pasos de Izumi eran perfectos, iban al mismo compás de la melodía, sus manos rodeaban mi cintura y las mías estaban sobre sus hombros.
Nuestras miradas estaban clavadas una sobre la otra, fijamente, casi sin parpadear, era el momento más feliz de mi vida... y a la vez el más triste.
Yo jamás había bailado una canción lenta, por lo que mis pasos eran una total descoordinación y vergüenza, pero poco a poco fuí siguiendo a Izumi, él si sabía bailar...

todo lo contrario a Franck, este siempre estaba pisando a Cata y ella regañando a este.

Con Esperanza y Cris no habían problemas, solo qué a Esperanza se le hacía difícil bailar con esas plataformas que parecían tener dos metros de altura, de vez en cuando ella tropezaba y Cris la sostenía para que no cayera al suelo.

Cuando la noche acabó, todos se despedían y marchaban a sus casas, incluído nosotros.
camino a cada una de nuestras casas charlabamos de todos los viajes que habíamos realizado, las tonterías de Franck, el psicópata de Lufi, etc.

Nos despedimos con un abrazo y nos separamos, Izumi me miró y dijo:

-Aunque nos separemos te seguiré visitando, hablando y sobre todo... amando.
Me dedicó una sonrisa...y se fué, al igual que todos.
Yo, feliz y a la vez muy cansada, caminé hacia mi casa lo más rápido que pude, ya que era tarde, cerca de las 2:00 de la mañana.
Llegué a mi hogar, me quité el vestido y los zapatos y los guardé en el closet, para una segunda ocasión y quizás otras más.
Me acosté y miré hacia la profunda oscuridad del cielo, pensando en él, en Izumi...

Jamás conocí a alguien así... tan lindo, tan cariñoso, bueno...
tan perfecto y más que eso.
Pero sobre todo tan igual a mí en forma de pensar, actuar, gustos, etc, y por eso es que nunca lo olvidaré y nunca dejaré de quererlo.
Es... como mirarme a mí misma en un espejo y darme cuenta que detrás de este hay un ser igual a mí... ese...
Ese chico es el espejo de mi ser.

El espejo de mi serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora