Emma esperaba. Peter cogió una espada y se puso en posición de ataque.
—Antes quiero dejar claras las reglas —dijo la chica.
—¿Y cuál sería la diversión? —preguntó su oponente con ironía.
—Verte perder. Y ahora voy a dictar las reglas, Pancake —empezó Emma—. Quiero que esto no sea una lucha a muerte.
—Ahí estamos de acuerdo.
—Entonces el que gane tendrá que tener inmovilizado al otro unos cinco segundos. Y también pido que no se permita volar.
—¿Por qué?
—Porque llevas mucho más tiempo practicando que yo.
—Es justo. ¡En guardia!
Y atacó. Estuvieron unos minutos entre ataques, defensas y esquives.
Emma conocía bien los puntos débiles de Peter Pan, ya habían combatido más veces. Por desgracia, eso significaba que él también conocía los suyos. El muchacho siempre le ganaba, pero esta vez le había quitado la ventaja aérea y estaba aguantando la lucha mucho mejor.
Al cabo de un rato, los dos estaban jadeantes y se pidió un descanso de cinco minutos.
Emma miró el saquito que le había dado la hechicera aquella mañana a cambio de un poco de polvo de hadas. No quería usarlo, pero no le quedaba más remedio.
El combate se reanudó. Peter la atacó por la derecha y ella aprovechó y giró sobre sí misma para quedar a su espalda. Metió la mano en el saquito, volvió a girar para atacarlo por el otro lado, sacó el polvo verde y se lo tiró a la cara.
El chico había aspirado aquella substancia, ya no había vuelta atrás.
Peter sintió como poco a poco le costaba moverse más, hasta que quedó totalmente paralizado, salvo la cabeza.
—¡Has hecho trampa! —se quejó el chico.
—Teóricamente no había ninguna regla en contra de lo que hice —contradijo Emma.
—Dijimos nada de magia.
—No. Dijimos nada de vuelo. Lo siento. Ha sido una jugada muy sucia, pero esta vez no podía perder —explicó la muchacha con sinceridad—. ¿Vas a darme el rehén?
Peter hizo un gesto con la cabeza y los niños trajeron al hombre.
La chica utilizó un poco del polvo inmovilizador para paralizarlo y lo subió al lomo de Rahegar. Acto seguido, cogió un saco con otro tipo de polvo azul, que le echó a Peter como antídoto, y poco a poco fue recuperando la movilidad.
—¿Por qué lo has hecho? ¿Qué tiene Davy Jones que sea tan importante? —preguntó Pan.
—Información —respondió Emma simplemente, antes de irse cabalgando a lomos de Rahegar.
Tenía un plan. Pero no podía hacerlo sola, y sabía quién podía ayudarla.
Unas horas después, se encontraba a bordo del Holandés Errante gritando.
—¡Davy Jones! ¡Quiero hablar con Davy Jones! ¡Sal ya, maldito cobarde! —chillaba una y otra vez.
Los tripulantes la agarraron y la pusieron de rodillas. Del camarote salió un hombre, o mejor dicho un hombre-pulpo, ya que tenía tentáculos en la cara y al parecer en todo el cuerpo. Era algo repugnante y daba grima.
—¡¿Quién se atreve a reclamar la presencia de Davy Jones?! —dijo aquella extraña criatura.
—Esta chiquilla estaba... —empezó a decir uno antes de ser interrumpido.
—Perdona, pero sé hablar perfectamente —replicó la muchacha, mientras se zafaba del agarre de aquellos hombres, diciendo un "Quita" o un "Suéltame", levantándose y recobrando la compostura.
—¿Qué quieres? —preguntó Davy Jones.
—Hacer un trato. El alma que te robaron por información —explicó Emma.
—¿La cogiste tú?
—No. Digamos que la he robado a sus ladrones. ¿Hay trato?
—De acuerdo. Dame el alma.
—Oh no. No me fío de ti —contradijo la joven Hart.
—¿Y cómo puedo saber que en verdad la tienes? —cuestionó Jones.
—De acuerdo. Si no te la entrego, puedes quedarte con mi alma.
—Me parece bien. ¿Qué quieres saber?
—Thomas Hart. ¿Qué sabes de él? —preguntó Emma.
—Poca cosa. Solo sé que alguien me preguntó por él —respondió Davy.
—¿Quién? ¿Quién ha preguntado?
A Davy Jones se le oscureció la mirada.
—Jack Sparrow —escupió con desprecio.
—¿Es todo?
—Sí. No he vuelto a oír ese nombre, hasta ahora —terminó—. Y ahora dame el alma que me robaron.
La chica sacó un saquito de polvo de hada y tiró un poco por la borda. Unos segundos después, el cuerpo del rehén estaba flotando en el aire subiendo. Emma lo cogió.
—Aquí lo tienes pulpo —dijo la muchacha, soltándolo hacia ellos. Pero aún no le había dado el antídoto para la parálisis y no tardaron en notarlo.
—¿¡Qué le has hecho bruja!? —soltó Davy.
—¡Ahora! —chilló la chica.
Acto seguido, empezaron a escucharse unas extrañas voces de mujer que cantaban y los hombres empezaron a perderse en sus cantos.
Su plan estaba funcionando. Siria y Lu sí que sabían cómo provocar encantamientos.
Emma cogió el polvo verde paralizante y se lo echó a todos los presentes. Y las sirenas dejaron de cantar.
—¡Hicimos un trato! ¡Libérame bruja! —gritó Davy Jones.
—No —dijo la muchacha, poniendo el filo de su espada en el cuello de Jones—. Yo he cumplido mi trato. Pero ahora quiero hacer uno nuevo. Vuestra liberación a cambio de que os marchéis de ésta tierra y no volváis jamás. Y no intentes sacar el craqueen, porque ambos sabemos que no puede viajar hasta aquí.
—¡Maldita seas!
—No. El que está maldito eres tú, pulpo —dijo la chica, apretando aún más la espada contra su cuello, haciendo que brotase un hilo de sangre—. ¡No quiero volver a veros por aquí! Es más, si regresáis, yo misma me encargaré de que sea vuestro último viaje. ¿Ha quedado claro?
—De acuerdo. Acepto tu trato —dijo Davy.
Emma sonrió de forma sádica y ordenó que las sirenas volviesen a cantar. Después, los desparalizó y se marchó volando con el polvo de hada.
Davy Jones cumplió su promesa y abandonó la isla.
Después de agradecer a Sirina y a Lucy que la ayudasen, Emma, se marchó a casa con Rahegar, que la había estado esperando en la playa.
Debía encontrar a Jack Sparrow o, como a ella le gustaba llamarlo, "El Espárrago" por su apellido. Así era como se acordaba del nombre.
Para encontrar lo que buscaba tenía que salir de la isla y sabía que a Peter Pan no le haría gracia. Y a ella tampoco, a decir verdad; tenía miedo de crecer demasiado, antes de poder volver. Pero necesitaba saber la verdad.
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Hola queridos lectores. Aquí os dejo nuevo capítulo.
Que lo disfrutéis.
Nos leemos :)
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Peter Pan y el Corazón del León #Worlds2018
FanficEmma Hart, una huérfana de doce años que se ve obligada a hacer tratos con adultos despreciables para que no la manden a un orfanato. Sin embargo, todo cambia cuando Peter Pan y Campanilla entran por su ventana. Su vida se convertirá en una aventura...