Capítulo III

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Salió del cuarto dando un duro golpe tras él; estaba irritado y controlando las ganas que tenía de entrar nuevamente al dormitorio del chico y golpearlo por ser tan pendejo.

Se quedó unos instantes en medio del pasillo, expirando hondamente y alejando de sí esos sentimientos que pensó lo llevarían a cometer homicidio. Rezongó mirando la puerta antes de disponerse a bajar.

Estando abajo, buscó en la sala a Joo Jin, sin encontrarla. Se aventuró entonces hasta la cocina en donde supuso estaría porque ya era casi la hora del almuerzo. Avanzó por el pasillo, entrando en el lugar, topándose solo con el chef y su asistente que iban y venían mientras cocinaban: el lugar olía increíblemente bien.

- ¡Oh, joven Choi! – exclamó un hombre alto y de gran contextura corporal, que vestía ropas blancas y un simpático gorro culinario – No sabía que estaba aquí, ¿le ofrezco algo?

- No, no se preocupe – se excusó sentándose en el comedor de diario – solo estaba buscando a la señora Joo Jin...

- Ella está con el administrador, volverá en seguida... - le dijo acercándole un vaso de jugo – si gusta puede esperarla acá...

- Gracias... - respondió sonriéndole.

Sentando en donde estaba, les vio moverse ágilmente entre ollas, tablas con verdura picada, y platos que estaban siendo preparados. Pensó en lo extraño que era estar viviendo de esa forma; lleno de lujos y ostentosidades propias de un restaurant de primera categoría, lo que le hizo sentir algo incómodo.

Se entretuvo con las conversaciones en códigos de cocina que solo el chef y su ayudante entendían, a veces hablándose en francés mientras cocinaban.

- Huele bien... - dijo queriendo incluirse en ese territorio del que no era muy conocedor.

- ¡Merci beaucoup! – añadió satisfecho – espero tenga hambre, no sabíamos cuál era su plato favorito, así que hemos preparado de todo un poco...

- ¡Vaya! – exclamó incorporándose hasta donde estaba el chef, inspeccionando sus preparaciones – luce todo muy exquisito...

- Nuestro chef es muy hábil... - dijo el más joven de ellos, incluyéndose en la conversación – Kim Ming Ho, para servirle y él es Chang Tim So, el mejor chef de todo Corea

- ¡Vaya niño, no de todo Corea!

- ¡Jajaja! – rio – nuestro chef es algo modesto...

- Choi Minho, un gusto... - dijo inclinándose respetuosamente hacia ellos - ¿siempre cocinan tanta comida? Nunca había visto tantos platos deliciosos para ser solo el almuerzo...

- La verdad, es la primera vez... - irrumpió Ming Ho sin dejar de hacer sus deberes -... suele ser así cuando hay visitas, si no fuera por usted ni siquiera se habría sacado los cubiertos de plata...

- ¡Ming Ho! – dijo el mayor reprendiéndole, al parecer estaba dando demasiada información, cosa que el moreno no pudo ignorar – Discúlpelo, mi asistente es algo imprudente...

Minho los miró inquisitivo, pues si su sexto sentido no le fallaba, algo había ahí y tal como la curiosidad mató al gato, el chico quería arriesgarse a ver si es que la curiosidad iba a poder con él.

- Debo decir que estoy algo asombrado con lo que he visto aquí... - dijo pensando en que sería una forma apropiada de poder continuar la conversación y así sacar algo de información - ... jamás había estado en una casa tan grande y hermosa, con chefs, ama de llaves y esas cosas, menos cuando solo viven 2 personas, o acaso ¿ustedes también viven acá?

[ Balada de Otoño ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora