Los platos, ollas y cubiertos sonaban por todo el lugar, al igual que el repiqueteo de los tacones de ambas mujeres. Tal como le había prometido cuando lo fue a dejar por la mañana, ya en la tarde noche, la mamá de Taemin volvió con la cena, acompañada también por la madre de Minho.
A dicha mujer la recordaba, a pesar de que hace poco se había enterado de que no era la madre biológica de Minho, sin ese detalle, cualquier creería que sí era su madre; tenía una tez hermosa y un cabello corto por sobre el hombro de un brillante negro azabache. Taemin las ayudaba en lo que le permitían hacer; excusas como que tenía que descansar o que se dejase querer por ambas, lo hicieron sonrojar en un principio, pero ya luego intervino de todos modos, conversando animadamente con ambas mujeres que le contaban de la amistad que mantenían desde que él y Minho se habían conocido en la universidad. Así como anécdotas de infancia del moreno que le hicieron reír, o una que otra historia que él parecía no recordar y que le ayudaron a aumentar el bagaje de memorias que tenía.
Se enteró de muchas cosas de él, de sus amigos, de Minho y de la vida que ambos llevaban estando casados. Por ese momento agradeció que el moreno estuviese viendo un partido de fútbol en el segundo piso junto a Ellie, porque no le habría gustado que lo viese sonrojado con los detalles que ahora sabía de ambos.
- ¡Ay, si pareciera que fue ayer cuando nos dijiste que estabas esperando a Ellie! – suspiró su madre mientras cortaba unos vegetales - ¡Juro que casi me desmayo, pude ver estrellas, pero me contuve!
- ¡Mamá!
- Cariño, lo que dice tu madre es cierto... - intervino la madre del moreno – Nos invitaron a cenar, como nunca, cocinaron ustedes – rio – Y bueno, yo ya podía intuir que algo extraño pasaba, cuando llegamos Minho nos salió a recibir y eso todo un milagro...
- ¿Cómo eso...?
- ¡Así tal cual querido! Mientras haya fútbol en la televisión, Minho me ignora, completamente...
Choi maldito mal educado...
- Yo igual tenía mis sospechas – su madre hablando – Te veía distinto, con un brillo especial en los ojos, ¿recuerda que te lo dije?
- ¡Claro que lo recuerdo amiga! ¡Te veías tan lindo! – dijo mirándolo por sobre el hombro mientras le sonreía y revolvía el contenido de una cacerola - Y Minho, ese niño no te sacaba los ojos de encima, te sobreprotegía demasiado...
- ¿En... serio? – preguntó inseguro.
- ¡Muy en serio hijo!
- Y, ¿Qué pasó cuando les dijimos que seríamos padres? ¿Se pusieron felices?
- ¡¿Felices?! – exclaman ambas al unísono - ¡CASI NOS DA UN ATAQUE DE LA FELICIDAD!
Los rieron exageradamente; Taemin por la reacción de ambas mujeres y ellas porque parecía que se llevaban tan bien que incluso podían sentir, pensar y hablar al mismo tiempo y de la misma manera.
Dentro de sí, el estar de ese modo, lo hacía sentirse normal y despreocupado de lo que no pudiese recordar aún. Junto a su madre y a su suegra, pudo sentir también lo que era estar en familia, haciendo cosas cotidianas y conversando trivialidades. Su corazón se sentía cálido y si le hubiesen preguntado si es que en ese instante de su vida era feliz, entonces sí habría sido su respuesta.
Aquel día, con la visita al memorial de su primer hijo, las cosas que su madre le hubo contado, su regreso a casa, la aceptación de Ellie y el beso de Minho, todo parecía sentirse bien, haciéndolo feliz.
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[ Memorias de un Invierno ]
Romance•2Min• Él solo tenía un sueño, uno que le pertenecía. Era un sueño sobre una vida pasada, un amor olvidado y sin futuro. Era un sueño que tenía una forma, eran sombras de las memorias de un pasado que se aproxima pero luego, vuelve a desaparecer. Ta...