Nuevo comienzo.

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Era un viaje muy largo y aburrido, lo que menos quería era pensar y es lo único que podía hacer. Así que me atormenté una y otra vez, repitiendo el momento, analizando las palabras, rompiéndome el corazón cada vez un poco más.

Llegamos al aeropuerto por la noche y nos estaban esperando dos hombres vestidos de traje, bastante altos y fornidos. Llevaron mi equipaje hasta el automóvil, y durante el trayecto observe con detenida atención la ciudad, era hermosa y estaba llena de personas que se veía cada uno encerrado en una burbuja, sin preocuparse por quienes iban a su lado, ni siquiera se miraban, era como si no existiera nada más que ellos mismos. Qué triste, fue lo único que pensé sobre esas personas y después las olvidé.

Llegamos al instituto, la entrada era enorme, grandes rejas blancas se abrían lentamente y el auto avanzaba por un camino hacia la monumental estructura, un gran letrero que parecía de piedra hacia presencia del nombre "Lacrime di sangue", ¿No se les pudo ocurrir otro nombre?, ¿Acaso no es un poco obvio?, ¿Lágrimas de sangre? Y además ¿Ese nombre no está en francés, o algo así? ¿Va enserio? Me pareció gracioso y claramente le iba completamente bien a un instituto para vampiros.

Me hicieron entrar a la oficina del director, era cien veces más grande que la oficina de la directora del otro internado.

— Bienvenido mi estimado — dirigió una reverencia hacía mi —. Soy el director y dueño de este instituto, mi nombre es Seint.

Que le sucede a esta gente, ¿Una reverencia?. El director era obviamente un vampiro, pues era delgado, pálido y su cabello era muy largo y blanco, me gustaba mirarlo, era bastante hermoso para su peculiaridad. A su lado habían 5 personas, vestidas al parecer con el uniforme del instituto, los estudiantes eran todo lo que esperaba que fueran, bastante elegantes y pálidos, como todos los demás. Solo uno de ellos me llamó la atención lo suficiente, como para repasarlo con la mirada.

— Te informo que estas personas que ves a mi lado, son los estudiantes más antiguos de este instituto y son los más preparados para enseñarte sobre todo lo que tengas que saber de nosotros, y bueno, ahora de ti mismo. ¡Adelante! Se presentaran ante ti — el director pasó a sentarse a su escritorio.

El primero, que era hasta más bajo y joven que yo, tomaba la palabra.

— Mi nombre es Tears Van Gregorium, es un honor estar frente a tan magnífico ser — y se reverenció ante mí.

Tears, significa lágrimas, le iba perfecto, dado que su cabello le llegaba hasta los hombros y era de color muy blanco, como el del director. Era significativamente más bajo que yo, parecía ser un niño de no más de 12 años, delgado y su piel era tersa y pálida, sus ojos eran de una extraña tonalidad, parecían ser de un café un poco rojizo, quizás.

El segundo, a quien no podía dejar de mirar, había avanzado un paso hacia adelante, y habló con una voz que logró que se me erizara la piel.

— Mi nombre es Zeth Alexandrew, es un honor estar ante la presencia del ser mas magnífico y poderoso del mundo entero y de todos los tiempos — se reverenció, pero sin quitarme la mirada de encima, me estremecí, porque no fue hasta ese momento que noté lo bellos que eran sus ojos y la magia que le daban a su mirada.

Zeth, era bastante alto y pálido como la mayoría, pero podía apreciar que poseía unos marcados músculos. Sus ojos eran negros, su mirada era profunda y afilada, podía sentir como intentaba penetrarme con ella y urgar en el interior de mi alma. Su cabello azabache le llegaba un poco más arriba de los hombros y las puntas las tenía de un color rojizo, me hacía sentir vulnerable.

La tercera era una mujer muy bella, que ahora avanzaba y se presentaba.

— ¡Mi nombre es Maxine Keller y estoy realmente encantada de conocer a un ser tan genial como usted! – tartamudeó y se reverenció escondiendo la mirada.

Era tímida, logré notarlo en cuanto empezó a hablar, pensaba que los vampiros eran criaturas egocéntricas e investidas de poder, pero esta chica me dejó perplejo, haciéndome notar mi error. cabello era largo, lacio y de un rubio muy claro, sus ojos eran celestes y tenía unas pestañas negras muy largas, era unos centímetros más baja que yo.

La segunda mujer, tenía el mismo rostro que la anterior, pero su personalidad era totalmente diferente, avanzaba hacia mí y se presentaba.

— Soy Hayley Keller y es un gusto conocerte espero que seamos buenos amigos — me decía tomándome la mano, mientras todos la miraban estupefactos, la encontré cálida y verdadera, casi como si estuviera al fin en mi hogar.

— Deseo lo mismo Hayley y gracias — le dije sonriendo, sonrió y volvió a su puesto.

Hayley, al parecer, era la gemela de Maxine, pero era totalmente distinta a ella, llevaba el cabello corto hasta los hombros y muy negro, sus ojos eran como los de su hermana, y poseían un brillo y vitalidad increíble, era la vida misma en persona, aunque técnicamente estaba muerta.

El último, llamado Brandon Singht era el más alto de la habitación, delgado y de cabello rojizo y despeinado se presentaba al igual que los otros y aún cuando hizo la reverencia me seguía pareciendo demasiado alto, tenía una sonrisa simpática, intuí que sería agradable hablar con él, aunque me causaba gracia que pareciera un jugador de basquetbol.

— Bien, ahora ¿Prefieres escoger tú a quién será tu tutor o que yo decida por ti? — el director me miraba y yo no sabía que responder.

— Yo deseo ser quien le enseñe, si me lo permite — decía Zeth mirando al director con decisión — Soy el más capacitado debido a mi quimerismo.

— Como siempre tienes toda la razón, ya lo había considerado de todas formas. Serás tú entonces, lo dejo en tus manos, podéis retiraros — dijo el director sacando unos papeles de su escritorio, aún le quedaba algo de ese lenguaje antiguo que tenían los vampiros y que les costaba quitar de su vocablo.

— Bien, vamos Damon, te enseñaré tu habitación — dicho esto, hizo con la cabeza un movimiento en señal de que le siguiera.

— ¿Quimerismo? A que te refieres con eso, ¿Eres como yo? — no sé de donde, pero saqué las fuerzas y el atrevimiento para preguntarle, a pesar de lo mucho que me intimidaba su mirada y su presencia.

— Yo soy Quimera del tercer tipo, significa que sólo pertenezco a dos razas, vampiro y demonio, en términos coloquiales. Mañana empezaremos las clases y podré con más calma explicarme y responderé todo sobre lo que tengas dudas, luego se vendrá lo más complicado y lo más duro, así que por hoy descansa — cuando Zeth dijo esto, ni me miró, cosa que agradecí porque así podía estar más relajado. Me señaló una puerta doble y yo rápidamente le di las gracias sin mirarlo y entré.

La habitación era inmensa y la cama era igual de grande como si intentará llenar el espacio. Era demasiado para una sola persona. Las sabanas de la cama eran blancas y había un baño personal en la habitación, fue lo que más me fascinó, me di una ducha y me di por muerto cayendo en un profundo sueño.

Pandemonium.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora