Mixtape.

Ella.

''La fiche desde lejos moviendo su cintura, y al ritmo de su cuerpo, mi mirada bailo.''

Pasaron diez años desde que conocí a Noelia, cinco desde la última vez que la vi, y dos desde mi último Jack Daniels con su correspondiente bandeja de cocaína al lado. Puede que los números no sean exactos, puede que todo lo que leyeron hasta ahora sean sólo los delirios de un loco, o las últimas palabras de un poeta olvidado. Pero no deja de ser mi historia, perdón, nuestra historia.
Recuerdo cada momento que pase con ella, cada instante de nuestra turbulenta relación, como me mataba su indiferencia cuando decía que no éramos nada. Como me derretia el corazón cuando decía que me amaba.
Cada beso, cada roce, con o sin ropa, hacia que mis hormonas se descontrolen.
Sus vicios y los míos chocaban a menudo, su obsesión por los aeróbicos y la alimentación sana contrastaban a menudo con su manía por cortarse o vomitar. Mis fallas eran mucho peores de una forma u otra, las drogas, el alcohol, la vida nocturna, me malentiendan, nunca le fui infiel, pero el mundo nocturno era mi perdición.
Cuando venía a mi casa la cosa era siempre algo como esto:
J: ¿Qué quieres comer esta noche princesa?
N: Lo que sea estará bien, eso sí, sabes que sólo tomo agua!
Luego me tocaba servirle algún plato super elaborado para que ella comiera la mitad, desechara el resto, diera la visita de rigor al cuarto de baño para devolver la otra mitad y viniera a mi como si nada. Por supuesto mientras esto sucedía yo bebía un vaso de vino a escondidas y me empolvaba la nariz en mi cuarto.
Creo que ambos sabíamos lo que estaba mal con el otro, pero también creo que no nos importaba, nuestra mayor adicción era la misma: ella.