C A P I T U L O 7

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Tayler era majo de eso no tenía ninguna duda, estuvimos hablando de todo un poco, me comento que estaba estudiando psicología en la universidad de california, le comente que yo iba a ir allí a estudiar.

-Entonces, ¿qué vas a estudiar tú?

-Estoy entre enfermería o literatura.

-Dos cosas totalmente distintas. –Ríe por lo bajo.

-Estoy totalmente de acuerdo.

El camarero se acerca sigilosamente por nuestra espalda.

-Siento informarles que estamos cerrando el local, va a tener que abandonar esta estancia.

Y es en ese momento en el que me doy cuenta de que solo quedamos nosotros dos en el local, me pongo de pie, me pongo la chaqueta y cojo el bolso, con la intención de irme ya, Shasha deberá estar que echa humo por las orejas.

-Yo, lo siento tengo que irme, mi amiga debe de estar a puno de llamar a la policía.

Veo como Tayler va a decir algo, pero antes de que abra la boca yo ya me he ido.

Me he encariñado ya con Samuel, y me permito encariñarme con él, porque sé que es gay, él nunca nos lo ha dicho, pero se le ve, no me puedo permitir el tener amigos ahora, aun me estoy recuperando, los daños físicos ya han pasado, pero los psicológicos siguen aquí, y cada vez que cierro los ojos, solo puedo ver sus ojos impregnados en llamas, o su voz gritándome.

Es entonces cuando me doy cuenta de que hay una sombra detrás de mí.

He calculado y estoy a tres calles, apunto el teléfono de Shasha en el móvil y la llamo.

Un pitido.

Dos pitidos.

Tres pitidos.

Y se cuelga.

Que oportuna, todo el día con el teléfono en la mano y ahora que la necesito no lo coge.

Giro a la derecha y me percato de que el individuo también ha girado en la misma dirección y de que está lleno más deprisa.

El sudor cae por mi nuca y el pánico una vez más se apodera de mí.

Que el pánico recorra todo mi cuerpo ya es algo a lo que estoy acostumbrando.

Y entonces su cara por arte de magia aparece en mi cabeza. Y sunombre se repite una y otra vez en mi cabeza.

Chase.

Chase.

Chase.

Noto humedad en mis mejillas y cuando llevo mis manos a la cara noto que estoy llorando.

No puedo más.

Marco el número de Cain a toda velocidad y me lo llevo al oído.

Un toque.

Dos toques.

Tres toques.

Y cuando pienso que va a colgar, escucho su voz al otro lado de la línea.

-Abby

-Te necesito- cuando acabo esa frase un sollozo escapa de mi boca.

-Abby ¿DÓNDE ESTÁS? –se le nota preocupado

Cuando le digo mi dirección dice que no le cuelgue así sabrá como estoy en todo momento.

Cain se encuentra a 10 minutos de aquí.

EVITANDO AL AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora