Siete

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Y él pensaba que era fuerte, hasta que la miraba.

Cuando miraba aquellos ojos, ¡joder!

Esa vulnerabilidad en ella.

A su lado era tan débil como una hoja de papel;

Y aunque fuera igual de frágil que una hoja de papel, ella no la quiso romper,

Porque se hacía fuerte cada vez que lo veía, porque veía en esos ojos rotos un alma tan hermosa, porque ella los amaba;

Aquellos ojos que mostraban humildad y transparencia,

Aquellos que la miraban con desesperación y belleza.

Esos ojos eran arte, eran el arte de amar; porque mostraban tantos sentimientos en su mirada, que brotaba de sus pupilas un mar de acuarelas,

Que pintaban su corazón para así poder verla.

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