Capítulo 14

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Karen se volvió a inclinar, para intentar buscar algún medicamento contra el dolor. Lo que la extrañó es que los chicos no llegaban y después de haber escuchado los pasos tan cerca no podía explicarse por qué estaban tardando tanto.

Ignoró por completo el tiempo que tardaran ellos en llegar, Karen se propuso a encontrar la medicina así que comenzó a sacar lo que estaba arriba del contenedor hasta el fondo: vendas, antiinflamatorios, antiácidos, pomadas, frascos con líquidos transparentes que poseían etiquetas blancas cuyas inscripciones no lograba comprender...

Estaba tan inmersa en los nombres extraños de los medicamentos que no se percató de que ya no estaba sola en Urgencias, y quien la acompañaba no era precisamente uno de sus amigos. Karen, después de mirar dos veces lo que había hasta el fondo del contenedor se dio por vencida; ella no sabía nada acerca de medicina, Alan era el experto pero ¿Dónde se habría metido?

Una sombra cruzó la puerta y un rugido escandaloso la tomó por sorpresa, quiso agarrar las jeringas que había encontrado para protegerse pero su atacante fue más rápido y saltó sobre ella atrapándola (aplastándola) contra el suelo y alejándola de lo único con lo que podría defenderse.

Karen sin más remedio, miró a lo que la había atacado esperando convertirse en la cena de esa criatura pero cuando observó detalladamente se dio cuenta de que no era una bestia, ni una criatura y tampoco un animal: lo que la tenía apresada contra el suelo era todo lo que hubiese querido presenciar antes.

Le apuntaba con una lanza cuya punta era de piedra y, no fue hasta que se quitó la capucha, hecha de piel de un animal, que dio un respiro de alivio; lo había confirmado: lo que se encontraba debajo de aquel disfraz era un humano, ¡un hombre! Alto, canoso, ojos marrones y una mirada aguda.

Se quedó atónita ¿era eso posible? ¿Cuánto tiempo llevaba esa persona viviendo ahí? El hombre frunció el ceño y no alejó la lanza del cuello de Karen, parecía estar tan confundido y sorprendido como ella.

- ¿Cómo?- expresó el hombre en un susurro.

- Entramos por la puerta trasera... - explicó Karen retirando la lanza con dos dedos.

- No. ¿Cómo lograste sobrevivir?

- Bueno, quizás de la misma manera que usted.

- Espera, dijiste ¿entramos? ¿Cuántos son?- cuestionó él ayudando a Karen a ponerse de pie, aunque ella no tuvo que responder. En ese momento se escucharon voces y pasos apresurados provenientes del pasillo exterior al área de Urgencias. Alan y Abraham no tardaron en encontrarse con Karen y su nuevo acompañante.

- No puede ser...- expresó Alan abriendo los ojos como platos.

- Somos tres, pero tenemos a un herido grave y a una niña en otro lugar. Necesitamos medicina- explicó Karen al hombre – soy Karen, por cierto, ellos son Alan y Abraham- señaló a los recién llegados.

- Fernando - indicó el hombre- las máscaras ¿para que las usan?

- Las toxinas, la máscara nos permite respirar en cualquier área- le aclaró Abraham intentando asimilar lo que sus ojos veían.

- La etapa de toxinas supuestamente ya ha terminado- declaró el sujeto y salió de Urgencias creando un sonido de animal con su boca, algo como el rugido que escucharon antes. Los chicos se miraron entre ellos y se hicieron señas.

- ¡No me lo creo! ¿Qué se supone debemos hacer? ¿A qué se refirió con eso último? – masculló Alan muy alterado.

- Debemos irnos, tenemos el tiempo contado, no podemos quedarnos a tomar el té así que Alan revisa la medicina que nos sirve y vayámonos –. Ordenó Abraham.

Si tú vas, yo tambiénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora