Capítulo 11: Idas Y Vueltas.

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Al entrar a la casa, acompañé a Adam a su habitación, lo ayudé a recostarse y cuando estaba por irme, el habló

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Al entrar a la casa, acompañé a Adam a su habitación, lo ayudé a recostarse y cuando estaba por irme, el habló.

-Quédate.

Dude unos segundos.
Pero no podía negarme.
¿Cómo decirle que no? Si mi cuerpo deseaba estar a su lado.

Me recosté lentamente junto a él y coloqué mi cabeza en su pecho, me sorprendí al descubrir la rapidez con la que latía su corazón.

-Eso es lo que tu provocas cuando estas junto a mi-admitió, llevando una mano hacia mi cabello, para acariciarlo lentamente.

-Adam no estás solo ¿Sabes? Me tienes a mi ahora y puedes contar conmigo. No vuelvas a ir a ese lugar. Prometelo-supliqué, mirándolo fijamente a los ojos.

-Lo prometo Cris-me ofreció su dedo meñique y no dudé un segundo en unirlo junto al mio.

Unos minutos después, se quedó dormido. Sabía que si no me iba a mi cuarto, me dormiría junto a él. Y de ningún modo quería que nuestros padres nos vean juntos de esta manera.

Lentamente me safé de su agarre y con el corazón enloquecido, salí de allí.

Me dejé caer en mi cama y con el perfume de Adam en mi cuerpo, me quedé dormida.

Cuando desperté, el estaba sentado en mi cama, mirándome.
-¿Por qué haces esto? Odio que me veas dormir.

-Para mi siempre te ves hermosa. Solo quería agradecerte por lo de ayer, te traje el desayuno.

¡Para comérselo!
Su gesto me resultó adorable.

-Oh Adam, muchas gracias-respondí, sonriendo ampliamente.

Recordé que recién me despertaba y probablemente me veía horrible.

-Iré a ducharme.

-¿Puedo ir contigo?

-¡Adam!

-Solo bromeaba, te veo abajo.

Comencé el día con un buen humor que no era habitual en mi.
Claramente se trataba del efecto Adam"

Ofreció llevarme a la escuela y accedí, rápidamente envié un mensaje a Peter diciéndole que lo vería en la escuela.

Como era de esperarse, todos voltearon al vernos llegar.
Kate se veía muy molesta, por lo que imaginé que Adam le había avisado que venía conmigo.

-Tu novia se ve molesta-dije, al cerrar la puerta del coche y no pude disimular mi malestar.

-¿Celosa?

-No. No tendría porque estarlo.

Se acercó a mi y besó suavemente mi mejilla, haciéndome estremecer.

-Te veo luego hermanita-susurró. Y luego se fué al encuentro de su novia, la perra Kate.

-No me digas así, idiota-grité y el sonrió.

Pecado Original © (terminada, En Edición) [Hermanastros]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora