Impactante e Implacable. De todas las palabras que pueden describir a Harry Styles, impactante e implacable, son las que más se le acercan. A sus cortos veintidós años había logrado más que muchos hombre en toda su vida. Cualquier cosa que se propusiera la lograba sin ayuda de nadie. Era la admiración de muchos y la perdición de todas.
Le quedaba imposible no llamar la atención. Cada vez que entraba a una habitación o cruzaba por algún lugar, las miradas de las féminas e incluso de muchos hombres, se hacían acto de presencia. Y quien podía culparlos, si Harry Styles podía ser exactamente un ángel en la tierra, la palabra "belleza" hecha hombre, un Dios griego humanizado. Poseía unos penetrantes ojos verdes, nariz respingada, labios con una inusual forma y color. El rosado de su labios podía confundirse perfectamente con el de una rosa colocada en la boca si lo vieras desde lejos. Y el verde de sus ojos como el de una piedra preciosa. Una sonrisa y una mirada, que podían hacerte humedecer hasta los huesos. Un tono de piel blanquecino que solo lo hacia ver aún más provocativo, una estatura perfecta, piernas largas. Podría pasarme horas e incluso días enteros describiendo a Harry Styles. ¿Guapo? No, hermoso, divino, bello. Puedo decir con seguridad que todas esas terminaciones se le quedan cortas y lo sabía. Aunque lo único que lo convertía en humano era esa mentalidad mal fundamentada y ese corazón de hierro. Se aprovechaba de su belleza para lograr tratos cuando se trataba de mujeres o de hombres jóvenes y viejos. Ya fuera por gusto o por la admiración que tanto lo rodeaba.
Aunque lo que realidad utilizaba era la inteligencia. Cualidad que había adquirido de su padre. Algo que caracterizó a la familia Styles desde sus inicios. Los caracterizaba a más no poder, quizás la palabra inteligencia se les queda corta. Hombres que con poco habían logrado tener todo. Son pocas las personas que han comenzado de cero y llegan a números infinitos y siguen contando. Ellos lo habían logrado y estaban en lo más alto del estándar social. ¿Quien podía no admirarlos? Y sobre todo a él. Él que había logrado llevar el apellido a la cúspide de la gloria sin ayuda. Había incrementado la fortuna de su familia en cuarenta y cinco por ciento con una año y medio de haber comenzando en las Empresas Styles. Despertaba tanta admiración como envidia.
-Joven Styles. - Un viejo calvo y un tanto panzón le saludó.
-Señor gobernador. - Le saludó de vuelta estirando la mano y con una sonrisa por educación en los labios.
-Lo he estado buscando. - Habló el hombre calvo mientras estiraba su mano para estrecharla con la de Harry.
-Bueno, ya que me encontró no perdamos más el tiempo. Diga, ¿para que me buscaba? - Dijo, tratando de zafarse lo más rápido posible del viejo, al que lo único que le interesaba era hablar de negocios.
-Hijo, te buscaba esta vez, no para hablar de negocios. - Dijo con un semblante medio apenado. - Te buscaba porque de verdad quiero que conozcas a alguien. ¿Y que mejor ocasión que esta no? - Habló con una sonrisa inmensa en los labios.
-Claro que sí. Solo diga ¿a quien tendré el gusto de conocer en esta maravillosa fiesta? - Habló con una emoción bastante fingida pero muy bien disimulada.
-No coma ansias joven Styles. - Seguía con ese tono de voz emocionado en demasía.
Harry no se encontraba muy emocionado o mejor dicho no tenía ni las mínimas ganas de conocer a nadie. Pero ya conocía a su padre, y si le faltaba al respeto a alguien tan importante como el gobernador quien saldría pagando las consecuencias sería él, por eso le seguía la corriente.
Caminaron un rato, mientras hablaban de cosas triviales. Hasta que por fin llegaron a su destino.
-Agatha. - Habló el gobernador, llamando la atención de una joven de estatura baja que se encontraba de espaldas mirando a lo lejos desde el balcón y la cual usaba un revelador vestido negro.
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El Corazón De La Bestia. (Larry Stylinson)
Fanfiction¿Crees en la magia? Y no me refiero a esa magia barata que vemos en las calles donde cortan a alguien por la mitad o esas ilusiones con las que se engaña a los ojos y por consiguiente al cerebro. Te pregunto por esa magia que vemos en las grandes pr...