Unlucky One

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Portada hecha por la bella Nao <3 

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El habitual ruido del aeropuerto le estaba sacando completamente de quicio. Había esperado tener un viaje tranquilo, sin interrupciones y con un ambiente silencioso. Quizás podría haber tenido todo eso si solo hubiera comprado un boleto en primera clase. Desgraciadamente estos se agotaron y en vez de esperar al siguiente avión, decidió tomar un boleto en clase turista. Una de sus peores decisiones en la vida. Esperaba que el viaje no fuera tan malo como le contaban sus compañeros de trabajo. Fue horrible, la poca paciencia que le caracterizaba salió a relucir en incontables ocasiones.

¿Qué tipo de personas disfrutaban la clase turista? En su opinión, era totalmente desesperante, pues no solo estaba contando el ruido de los bebés llorando o el niño que pateaba su asiento. Esa era la parte dulce. Lo peor era el servicio de las azafatas. Se portaban de una forma grosera o intentaban coquetearle todo el tiempo, también su mal humor se debía a las pocas horas de sueño que logro tener. Los ronquidos de las personas y las chicas que se recargaron en su hombro una vez se durmieron, el baño fuera de servicio y la comida de pacotilla.

Él no era una persona que gustara de quejarse, pero su vida en Alemania le permitió darse unos cuantos lujos de más, por lo que no soportaba mucho el contacto con personas que perturbaran su ambiente relajado. Agradecía que las personas no se le acercaran en ese momento. Seguramente su cara de pocos amigos era una buena advertencia.

Después de varios minutos quejándose mentalmente de su viaje, camino a través del aeropuerto, mientras cierto aire nostálgico invadía una parte de él. Extrañaba su ciudad. Regresar al lugar donde nació y creció le traía tantos buenos recuerdos, así como malos. Se podría decir que su infancia nunca fue normal, pero dos personas siempre le hacían querer continuar adelante. Su mejor amigo Killer y la persona por la cual se volvía totalmente loco desde preparatoria. Trafalgar Law.

Si, estaba enamorado de un hombre. Eso no le avergonzaba, incluso podría gritarlo con seguridad a los cuatro vientos. Desde niño vio con total normalidad las parejas donde ambas personas eran del mismo sexo, aunque por ese tiempo no comprendía sus verdaderos gustos. Ese tipo de pensamientos inicio como rebeldía desmedida. Se había criado en un orfanato religioso, donde todos los de ese lugar hablaban sobre la voluntad de dios, las cosas que debía hacer, como debía de pensar, las consecuencias de desobedecer y mil cosas más de las que prefería no recordar. Como el adolescente que fue en aquel tiempo, cuestionaba todo. Volviéndolo uno de los chicos problema junto a su hermano del alma, Killer. Incluso para estar en la etapa de la rebeldía, supero los niveles de ello, logrando desesperar a todo aquel que le llevaba la contraria.

Salió de sus pensamientos al escuchar la bocina de un auto tratando de llamar su atención. Sonrió de lado al ver al dueño de aquel vehículo. Un hombre de largo cabello rubio le esperaba con los brazos cruzados y con una sonrisa de diversión. No podía verlo a los ojos por el flequillo que cubría la mitad de su rostro pero sabía que se trataba de su mejor y buen amigo. A pesar de estar bastantes años separados, para Kidd, su amigo lucia exactamente igual a la última vez que lo vio. Los únicos cambios se notaban en él, eran el par de centímetros que creció y su físico, parecía como si hubiera pasado un buen tiempo en el gimnasio levantando lo más pesado del lugar.

–¿Piensas seguir ahí parado sonriendo como bobo, Eustass? – dijo con burla el rubio, de esa forma expresaba lo feliz y emocionado que estaba al ver nuevamente al pelirrojo.

–También es un gusto verte de nuevo – negó con la cabeza mientras tomaba sus maletas, aguantándose las ganas de reírse como desquiciado. Con ayuda del rubio, pusieron las maletas en la parte de atrás del auto y acto seguido subieron listos para partir.

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