Como te narraba querido diario ya estaba en el hospital, me llevaron dentro dejando a má y a Sam afuera. ¡Diantres...! Me hacían preguntas de si consumo alcohol, drogas, que si fumo... ¡Parecía un interrogatorio de la inquisición! Sólo faltaba que preguntaran si era bruja o hechicera.
Luego me hicieron muchos exámenes como de sangre, orina, eses, en fin; me tomaron la presión, la temperatura además de revisarme la fuente. Al no ver actividad de parto aún, me dejaron en observación y poco tiempo después dejaron que má y Sam entraran para que estuviesen conmigo un rato después llegó Adrián quien me alegró la vida al verlo. Nos saludamos de beso mientras me consolaba acariciando mi cabeza.
-Adrián... ¡me alegra verte...! –Le dije al estrecharnos los dedos.-
-No te dejaré, Yami...he venido y me quedaré hasta que la bebé llegue al mundo.
Estallé de alegría por dentro y en má y Sam era muy visible... pero como a media hora después empecé a sentirme mal con dolores que me aquejaban.
-¡Yamita...! ¡Temo que son contracciones...! –Dijo má alterada.-
Comencé a quejarme conforme aumentaban los dolores y ya no eran quejas... ¡eran gritos lo que daba ya! De repente tenía a varios doctores encima... Me revisaron un buen rato y resolvieron lo siguiente:
-¡¡Con permiso señoras!! La joven va a la sala de partos ahora mismo...
-¡Máaa...! –Iba con demasiado miedo.-
-¿Usted...es el padre del bebé? –Le preguntó una enfermera a Adrián.-
-¿Yo...? ¡Ah...eh, sí...! ¡Soy el padre...!
-Venga con nosotros...usted debe estar con su pareja... -Le oí decir a la joven enfermera.-
Pronto me ingresaron a la sala de parto con esos dolores, ya ahí estaban varias enfermeras (os), y demás doctores. Veía a todos lados y no estaba Adrián por lo que empezaba a llamarlo entre la angustia y el miedo del parto en eso, llegó uno de los doctores vestido en bata verde con gorro quirúrgico con bozal y le pregunté:
-¡¡Doc...doctor...!! ¿¿Mi...novio...no; no...está a...quí...?? –Le pregunté empapada en sudor.-
-¡Hm...mm...mmmm....hhhmmm! –Dijo en tono confuso.-
-¡No...le...ah...ah! ¡No...le entiendo...doc...tor...! ¡El bozal...le in...terfiere...! –Le dije.- ¿Dónde...está...mi...novio?
De repente el doctor se quita el bozal y me di cuenta que no era el doctor, ¡era mi Adrián! Lo vistieron con la bata para que estuviera conmigo y obvio, el bozal le dificultaba el hablar.
-¡Soy yo; Yami...! Mira como me vistieron...
-¡Ja! Yo creyendo...que eras...que eras...el doctor... ¡Ja...ja...ja! ¡AAAYYYY!
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Diario De Una Monja.
Teen FictionÉsta historia está dirigida al público mayor de 18 años. Lenguaje explícito. Estas son las vivencias de una joven monja llamada Yamileth quien desde los diecinueve años escuchó el llamado para formar parte de la fe en todo el sentido de la palabra...