Por un momento, la pareja había logrado disipar el dolor y la angustia de la situación. Podían no llorar por un rato bastante largo y es más, hasta reír. Sí, Samuel había llorado, pero no iba a decírselo o hacerlo frente de Willy, sabía que el estaba en una situación muy inestable y el mayor sentía ser todo lo que el menor tenía. Estaban riendo, felicitándose y mimándose dentro del auto, tratando de hacer de cuenta que nada pasó. Mañana irían al hospital nuevamente y verían a su pequeño, el cual adoptarían como si no hubieran conocido a su madre. Hacían de cuenta que nada había pasado, por el bien de ambos y no sólo de Guillermo. Ya habían llegado a un punto donde creían que no pensar era lo que menos daño les haría, ya tendrían tiempo de elaborar el duelo entonces. Samuel conducía hacia la casa que compartían, a su nidito de amor, cansado pero con bastante ánimo, mientras que Guillermo miraba hacia el campo que había a un costado de la carretera con algo de melancolía quizás. Sentía algo dentro suyo, como una gran colisión de sentimientos encontrados. Felicidad, angustia, orgullo, dolor y muchos otros que estaban disputando una batalla dentro de sí y no sabia como responder a la misma. Estaba tratando de encontrar un punto neutro, aunque la situación merecía tanto estar feliz como triste. Acarició su vientre con cariño, apoyando su mano en uno de los costados del mismo. Ahora mismo, la bebé era la única razón que tenía por la que debía mantenerse fuerte, porque ella lo necesitaba más que nunca, pero obviamente de no estar embarazado estaría llorando, estresándose y desahogándose a los gritos, hasta golpeando cosas quizás. Nadie nunca había visto a Willy en su punto máximo de agonía, ya que nunca lo había alcanzado, pero cuando lo haga explotará, y todo lo de alrededor se irá con él.
- Willy... - la voz ahora algo ronca de Samuel llamó la atención del menor, haciéndole salir por un segundo de su batalla interior y mirarlo. Samuel era completamente ajeno a la guerra que dentro de Guillermo se desataba, pero sentía que de alguna forma debía distraerlo, seguramente estuviera pensando en Amanda. - Me ha surgido la duda, ¿Cómo se llamará la bebé ahora? Digo, pensamos que iba a ser un chico y a no ser que le quieras poner Zeus igualmente, hay que escoger otro nombre - dijo, tratando de despegar la vista lo menos posible del camino y aunque la tentación de mirar a su pequeño acariciando su vientre fuera mayor y aunque sentía la necesidad de llenarse de ternura con aquella imagen, era de noche y la carretera estaba desierta, no podía quitar los ojos de la ruta.
- Yo que sé... ¿Cómo quieres que se llame? - preguntó, amagando una sonrisa y acariciando la parte superior de su panza. La pequeña se movió apenas, como si le diera demasiada flojera moverse como dios manda. - Habría que ponerle, yo que sé, Movimiento, o... Inquieta, porque la verdad que se mueve muchísimo. - sugirió Guillermo en broma, sonriendo y olvidándose por un momento de toda la tensión y el mal rato que estaba pasando. Esto aunque no se diera cuenta le estaba haciendo bien, abstraerse del mundo era una buena forma de no enloquecer por la tristeza.
- Anda chaval, te va a odiar toda su vida si le haces eso. - exclamó en un tono de voz no muy alto, riéndose por lo bajo. Eran pasadas las dos de la mañana e irónicamente no tenían sueño alguno, aunque ciertamente deberían. - Tiene que ser un nombre que nos guste y del que no nos arrepintamos. Estefania, por ejemplo. - sugirió, a sabiendas de que su Willy ya estaba harto del nombre.
- ¡¿Qué dices?! Pero tío, que ese nombre es horrible. Mi hija no va a llamarse así. - sentenció firme y decidido. La pequeña se removió con violencia y vigorosidad y Guillermo inmediatamente puso su mano donde sintió su piecito diminuto. - Ya lo se, cariño. Si vamos a dejar que tu padre elija tu nombre vas a odiarlo el resto de tu vida. - le dijo a la pequeña que había optado por quedarse quieta, haciendo sentir el vientre de Guillermo en completa calma. - Me gusta bastante el nombre Atenea, para seguir con eso de los dioses Griegos, viste. - propuso el menor, moviendo su mano con suavidad por su panza y mirando directamente hacia afuera a través del parabrisas del coche. Luego miró a su novio y este le sonrió genuinamente, soltando su mano derecha del volante del carro y apoyándola sobre el muslo del menor en un intento de acercarse un poco más a él.
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Historia de Vida - Wigetta MPREG
FanficHay veces donde simplemente los accidentes son la mejor cosa que puede pasarte en la vida. Este es uno de esos casos. ¿Casualidad? Lo dudo. Copyright @MaeMiaGuilli Se original, no copies. Si todos nos copiamos de todos, todo es lo mismo y se vuelve...