Capítulo único.
Hacía bastante tiempo que las situaciones en la vida de Victoria Fayxd, si, Victoria Fayxd venían siendo poco arriesgadas, expuestas, comprometidas y hasta poco peligrosas. Es por eso que estábamos hablando de Victoria Fayxd más que Ruffo, porque en comparación la una con la otra, a esta se la encontraba dedicada a su casa en un 300% como solía decir, nunca un 100%, siempre era más, siempre comprometida en su papel, así sea un personaje o así sea de esposa.
Era febrero, hacía frío, el personaje que interpretaba era el de una ama de casa con todas las comodidades, su marido trabajaba como loco, sus hijos no estaban y estaba sola en su casa. ¿Cómo podría evitar si quiera no pensarlo?
Todo lo que correspondía a comprometerse con algo peligroso, algo que la podría exponer de más estaba lejos. Una lejanía que solo le dolía cuando lo pensaba, cuando se acordaba lo bueno que era estar corriendo peligro en esos brazos tan abrazables, tan adecuados para su cuerpo, tan hechos para solamente ella.
Cesar había quedado atrás, y eso significaba que su vida había vuelto a ser monótona, estable y a veces aburrida, ya su vida no corría riesgo, mucho menos su corazón. Ese loco amor se había vuelto cuerdo.
Mientras que César en la soledad de su coche reproducía ese video una y otra vez, un video que la propia Victoria había grabado con su teléfono cuando ellos estaban en el living del PH, solos, amándose y terminando con un “¡amo al gordo que está a mi lado!” mientras tiraba un beso a la cámara. Si hubiera tenido un límite de reproducciones ya se hubiera excedido porque cada vez que la extrañaba, que necesitaba oír su voz, su risa tan maravillosa, solo reproducía el video que tenía en su teléfono y su temple se relajaba, como si su mente necesitaba acordarse o por lo menos hacerse creer que ella existía y lo amaba.
Entre la sonrisa que se provocaba viéndose a su lado, seguía meditando en si apretar o no el icono verde para llamarla y escucharle la voz. Se perseguía tanto con su voz, era tenerla en su mente imaginando situaciones que podrían suceder si ella estuviera a su lado todo el tiempo, como su amor imaginario, no su amiga.
Desistió, una vez más y entro a su casa resignado en que ese día no iba ser el que realmente escucharía su voz. Paso directo a saludar a su esposa y a buscar su hija que no estaba, busco algo en el refrigerador, encontró una pizza, la calentó en el microondas y se entró a duchar. eran casi las siete de la tarde pero ya estaba agotadísimo, andar de locación en locación no era su actividad preferida del día.
Con su esposa en un silencio que decidió no romper, fue a buscar el iPad, pero no lo encontraba entonces se decidió con buscar el de su hija menor. Solo que no esperaba encontrarse con cierta sorpresita. Cuando desbloqueo su pantalla, entro en una aplicación que sabía de su existencia pero hasta ahí nomás, era un Instagram, con una cuenta que decía “Mariana Évora” y veía foto tras foto de ella, de él mismo, de su familia, de los hijos de su esposo. Divertido entro a leer los comentarios porque sabía que Mariana era un poco reticente a todo lo que fuera exponer su vida privada, pero cuando leía los comentarios entendía cada vez menos. La mayoría de los comentarios eran de usuarios desconocidos, y constantemente leía uno que otro “Awiwis, Ruffo, besos a tu papá”… de esos constantemente y eso le sorprendió más. Primero porque no pondría fotos de los hijos de su esposo tan expuestas y sobre todo porque Mariana era la más despegada de la fama de César, a veces sentía que hasta odiaba que él fuera famoso porque por esa misma razón él se tuvo que alejar de ella, y no podían llevar la vida normal que ella quisiera hacer de padre-hija.
Para sacarse la duda decidió llamar a Mariana en ese momento. Y luego de una larga charla con su hija mayor, cuando le negó que esa cuenta era suya, se enfureció. Se despidió de Mariana y llamo a Carla, al fin y al cabo era su iPad.
-Papá.
-¿Oye mi amor estás ocupada?
-No pa, estoy en receso, ¿qué paso?
-Tome prestado tu iPad porque no encontraba el mío y me encontré con unas fotos de Mariana muy raras, en eso de Instagram.
-…
-¿Carla?
-Sí pa, pero pos no sé de qué me estás hablando.
-Fotos de Mariana, mías, de su familia… acabo de hablar con ella y me dijo que no es ella la que sube esas fotos. ¿Cómo encontraste eso?
-Oye pa… la verdad estoy entrando a clase ahorita. Hablamos…
-Pero Carla…
-¡Papá deja de husmear mis cosas!
-Te dije que tome prestado… -divertido-
-Ay, te marco a la salida. Bye.
-Bye amor, avísame si quieres y te busco.
-Ando en mi carro. Bye.
Le tomó por sorpresa la seriedad que había tomado la conversación, pero se lo dejo pasar hasta que se acordó de la cuenta y se volvió a enfurecer. Odiaba, odiaba que la privacidad de sus hijos fuera invadida de tal manera, si por el fuera limitaría todo lo que estuviera a su alcance pero sabía que eso era casi imposible, y ya una vez tuvo una bronca parecida a esta, solo que con otra persona. Con esa persona.
Decidió llamarla en un impulso. Hasta que timbraba el teléfono para que llegara el arrepentimiento, largos timbrazos y nada que atender. No sabía si insistir, quizás esa era su oportunidad para resarcirse de la idea de llamarla, pero… no, quedaría como un rajón.
Insistió una vez más y esta vez esa voz que horas atrás deseaba escucharla le habló.
-¿Bueno, quien habla?
-Cómo que quien habla…
Y el sistema inmune de Victoria después de escuchar la voz que más poder tenía en sus hormonas se desplomó.
-¿César?
-El mismo, como así que no me tienes registrado.
-No este número… tengo otro. –un poco tensa-
-¿Ya empezamos a mentir? varias veces te he marcado desde este teléfono.
-Bueno, no estoy pendiente de cada número que me marques.
-Uy… perdón. ¿No está de humor la fiera?
-Primero me dices mentirosa y luego supones que no estoy de humor, ¿no crees que es demasiado para recién empezar?
-Es verdad, discúlpame.
-No estoy entendiendo esta llamada en realidad. ¿Necesitas algo?
-Sí necesito verte.
-… -tragaba saliva porque sabía que algo parecido iba llegar- Pues lo siento, no puedo esta semana. A ver si la otra tengo tiempo y cuadramos algo ¿va?
-No… va nada. Necesito verte cuanto antes.
-Lo siento pero no puedo estar cumpliendo tus caprichos. No nos vemos desde hace cuánto y ahora vienes a exigirme vernos, ¿Quién te crees que eres eh?
-¿Ya vienen los reclamos?
-Cesar quiero llegar a casa y lo que menos tengo ganas de hacer es discutir contigo.
-¿Dónde estás, te busco?
-No y no. No te interesa donde estoy, solo quiero llegar a casa y no me vas a buscar.
-¿Pachuca?
-Ya César que quieres, para que me buscas, estamos bien así…
-Es que nosotros no estamos.
-Ah mira, no sabía… -irónica- no quiero verte César, no quiero hablar de esto.
-Victoria creo que en realidad estas llevando las cosas demasiado al extremo, ¿acaso ya no podemos vernos, juntarnos, tomarnos un café como buenos amigos que somos?
-suspira-No lo creo…
-¿Dame la oportunidad sí? Tengo algo serio de que hablarte, estoy seguro que tú estás al tanto más que yo.
-¿Sobre qué trata?
-Es algo que me enfurece y tú lo sabes muy bien, pero prefiero platicarlo frente a frente. –la escuchaba suspirar con bronca- ¿ándale si? Solo un café, donde tú quieras.
-Está bien, mañana hablamos.
-Te marco en la mañana, luego de que dejes a tus pollitos.
-Te marco yo.
-No a ver si me sales con el cuento de que no tienes mi número. –quería sonar divertido-
-Está bien, como quieras… bye. –cortando la diversión-
-Bye amor.
Colgó la llamada y se quería arrancar la cara con las manos porque imaginaba la tremenda cara de boba que puso cuando escucho el último “amor”.
Verse siempre era una de las buenas necesidades que le encantaba satisfacer, pero cuando las cosas estaban así, sabía que era de masoquista, sabía que era ir como Ícaro hacia el sol para terminar quemada.
Paso el día toda inquieta y esa noche cuando su marido llego con intenciones de hacer el amor, se negó. Hacía tiempo que no se negaba a estar en la cama con él, empezaba a disfrutarlo nuevamente y a verlo como algo normal, como lo que realmente tenía que ocurrir y tragarse esa idea la hizo mejorar la visión que tenia de su esposo. Pero esa noche él entendió que estaba cansada realmente y no lo tomo como lo que realmente eran, excusas.
Al otro día a la hora acordada el iPhone de Victoria sonaba y ya sabía quién era.
-Bueno.
-¡Buen día a la mas hermosa!
-Buen día.
-Me gusta oírte así… ¿ya estas libre?
-¿Para qué?
-Para casarte conmigo.
-le causó gracia-Ya César…
-¿Quieres que te busque?
-No, puedo ir sola. Quizás le digo al chofer que me lleve, ¿dónde nos encontramos?
-Yo estoy en locación en este momento, pero me desocupo en eso de hora y media. Dime donde quieras y allí estoy…
-Mmm, no sé cerca de mi casa, voy a estar en el PH.
-¿El Starbucks?
-Na… mejor en el de la otra esquina.
-Mejor compro los cafés y hablamos en tu casa. ¿Te parece?
-No, no me parece.
-Victoria no empieces…
-¡César, ya ven! –alguien se le acercaba- ¿con quién hablas chulo?
-Con una amiga mi vida, ahora vuelvo.
-¿Quién es esa?
-Marjorie.
-Ahhh… Marjorie, ¿tu amiga?
-se ríe-Mi amiga quién, ¿tu o ella? –se divertía porque ya se imaginaba su cara-
-Tu amiga, Marjorie. –en tono de reproche-
-Dije solo Marjorie, ¿cómo querías que le dijera?
-Sí te conozco…
-Te molesto que te diga amiga o que ella fuera mi amiga…
-Ninguna.
-Mjm. Bueno pero ya, te imagino y me encantaría verte.
-Ay ya, ¿Dónde nos vemos? No quiero que estemos solos en mi casa.
-¿Y por qué no? Mejor te llamo apenas salga, supongo que vas a estar llegando.
-Nos vemos en un rato entonces, me marcas, besos.
Cuando colgó se dio cuenta que los celos aun hacían estragos y eso lo puso de buen humor.
Luego de una pequeña lucha para que César la convenciera de que no había mejor lugar que la casa de Victoria para estar juntos y hablar tranquilos, se sentaron en el living con un café en la mano y donas para compartir.
-Bueno, aquí estamos. Dime que es eso tan importante que me tienes que contar…
-No hay apuro, tenemos toda la tarde.
-No, tú tienes toda la tarde, yo solo tengo dos horas, tengo que volver.
-Estás hermosa, ¿te arreglaste así para mí?
-No. -él le sonríe y toma un sorbo de café- No me arreglé para nada, estoy igual que siempre.
-Bueno eso es cierto, estás igual de hermosa.
-pone los ojos en blanco-Es mentira que tienes algo que decirme, solo es una excusa para verme.
-En realidad si hay algo, pero lo de verte… quiera o no siempre tengo ganas de verte.
-Pues no parece… -se cruzaba de piernas en el sillón, alejándose un poco de su lado-
-Esperé tu saludo en año nuevo.
-Puedo decir lo mismo… tú sabes qué año nuevo lo paso en Acapulco, estaba rodeada de gente amiga, de mi familia, lo que menos tenía encima era el celular.
-Es que no me tenías encima a mi…
-le causó gracia su comentario pero no quería hacerlo notar-¿Siempre y si te quedaste con tu mujer?
-Sí, como no me invitaste a pasar contigo en Acapulco me tuve que quedar en mi casa.
-Ay sí… me imagino como habrás sufrido.
-La pase bien aunque no recibiera tu saludo, ya te dije una vez, como veras puedo sobrevivir sin tus mensajes.
-No sé si te habrás dado cuenta pero nunca hemos empezado un año nuevo bien, ni siquiera juntos.
-Pero que yo sepa no ha habido un comienzo de año que no pensara en ti.
Evito responder y tomaba su café.
-¿Estuviste solo con Vivian?
-Sí, no nos dieron vacaciones y no pude viajar, era una burla irme para solo 2 días. Me la iba pasar más encima de un avión así que decidí quedarme y bueno pues ella decidió quedarse conmigo.
-Es tu mujer, es bueno que tenga esas consideraciones contigo.
-Tú sabes cómo es Vivian, si se hubiera ido a mí no me hubiera molestado, está todo el año lejos de su familia y en fechas así uno supone estar todos juntos pero pues no se pudo…
-Que lastima por ella.
-¿Ahora sientes lastima?
-se rió irónicamente-… Sí.
-Sé que esa respuesta en realidad no es por el tema que estamos hablando.
-Y… donde pasaron, donde fueron. –evitando seguirle el juego-
-Mejor cuéntame tú, vi que estabas terriblemente acompañada.
-Sí, fueron unas lindas vacaciones, la pase muy bien.
-Eso me alegra.
-¿En serio?
-Como no alegrarme de que mi… mi Victoria estuviera bien.
-Mi Victoria… -agarraba una dona para no mirarlo- pensé que ibas a decir mi amiga.
-Tú sabes que nunca has sido solo mi amiga.
-Lo sé pero es raro… aun no me acostumbro.
-¿A qué?
-A que nunca hubo una amistad, ni un amor, ni un… no sé, no sé qué hubo entre nosotros, pero eso se terminó y entonces ahora cuando nos vemos no sé cómo reaccionar, me es difícil saber si solo es una charla de amigos, si es una charla de amantes, de querer sexo casual, de querer desahogarte con alguien… tú sabes.
-suspira sonriendo-Por suerte no me complico tanto.
-Eres hombre.
-Es verdad… pero es así porque no se terminó una amistad, simplemente se cerraron otros ciclos y pues… hay que asumir esos retos.
-Me provocas nostalgia… me pasas la dona de chocolate.
-Es la mía, pero te la comparto porque soy buena.
-Gordita compré dos. ¡Compárteme una! -se reía y recibía la dona-
-Ya tu sabes como soy con el chocolate y más en invierno…
-Lo sé perfectamente. Y con respecto al no saber que somos… yo te lo recomendaría que te lo tomes con calma, cuando tú me llamas yo no estoy meditando si tú quieres acostarte conmigo, o tomar un café o mandarme a la chingada, para desahogarte, o salir de rumba… solo sé que tú me quieres ver y eso me basta.
-¿Y eso debería consolarme a mí?
-Pues… que tú me llames significa algo para mí y no importa cuál sea el motivo.
-Me gustaría ser hombre para pensar así… cuando tú me marcas después de tiempo sin vernos, ni encontrarnos me… me pesa, me angustia. –César se sorprendió- Para mí el verte como si nada no es algo que yo procese así de fácil como tú.
-Que lastima saber que provoco angustia con mi deseo de compartir un rato contigo…
-Por suerte es la primera sensación… recién estoy aprendiendo a manejarlo después de tanto tiempo.
Tomaban el café callados, la conversación se volvía un poco tensa.
-Pero bueno, cuéntame… ¿cómo va Hasta el fin del mundo, como va Paco?
-Yo muy bien, realmente no me puedo quejar… tú sabes que a mí me encanta trabajar mientras esté en un ambiente sano, divertido…
-No bueno, pero con lo que salieron del cambio de personaje…
-Cosas que tenían que suceder… Pedro se portó horriblemente con la producción, con Marjorie, no se merecía que le hagan eso.
-¿Pero si es verdad que estaban juntos, no?
-Escuche que sí pero tú sabes, yo en esos líos no me meto…
-No, sí que te metes en esos líos. ¿Acaso como empezamos tú y yo? –le sonríe-
-Bueeeno, pero a los chismes, tú sabes. –también divertido- Solo sé que Marjorie quedo un poco afectada, nos hicimos buenos amigos.
-Eso noté, ya que no pudo con Pedro ahora va por ti. ¿No está un poco jovencita para ti?
-No…
Y larga una carcajada porque la cara de Victoria de sorpresa e indignación era para grabarla.
-Estoy bromeando amor. No va por mi… me ve como a un papá y siempre me pide consejos para sus escenas.
-Atrevida…
-Tú nunca me pedías consejos y sin embargo terminamos juntos.
-se movió en su lugar inquieta por el comentario- No necesitaba consejos… y no terminamos juntos.
-Sabes que no importa como pero sí estamos juntos, muy juntos.
-Ya párale con eso César, me pones incomoda…
-Antes no.
-Sí, siempre. Hablemos bien, y dime de una buena vez que tienes para decirme…
-Está bien. –suspira- Ahora que lo pienso no sé si tú eres la persona indicada para preguntarte sobre esto pero… encontré en el iPad de Carla una cuenta de Mariana, pero no es ella, es alguien haciéndose pasar por ella en eso de Instagram y todos los comentarios son de tus fans… comentan cosas mías, hasta leí comentarios sobre nosotros.
Victoria quedó en silencio sin emitir palabra alguna mientras terminaba de tragar su café.
-¿Esto es en serio?
-Sí.
-¿César tú me crees estúpida o cómo? Como crees que yo puedo saber quién se está haciendo pasar por Mariana, ¡por tu hija!
-Es que… no sé tú tienes más contacto con ellas, más directo.
-No bueno… ¡no, te juro que estoy pensando que me estás tomando por estúpida! –dejo su taza café y prendió un cigarro-En serio que si te pasaste… ni siquiera tenía la más pálida idea de que alguien se hacía pasar por ella.
-Bueno si, quizás fue un error pensar que tu podrías saber algo…
-Era todo una mentira, en realidad querías estar conmigo, ¿no?
-¿Victoria tú piensas solamente en sexo cuando estás conmigo?
-No.
Y su inconsciente se le reía en la cara. Es más él también se tentó de ver la cara que ella puso luego de responder y como se dio cuenta se paró para no seguirle viendo la cara o la seriedad del momento se iba perder.
-Basta César. Tienes que dejar de poner excusas tan estúpidas para que pase esto… la próxima vez dime que quieres tomar un café conmigo y te ahorras de decir tantas estupideces.
-Es que no fueron estupideces, cuando lo vi… -movía sus manos inquieto- bueno pensé que podrías saber algo.
-César entiende que son mis fans, no mis… no sé, hijas. No tengo idea que es lo que hacen de sus vidas, si son o no capaces de hacerse pasar por alguien, si juegan, si buscan hacer daño, no sé. No sé y es muy difícil que realmente lo pueda controlar.
-Yo lo sé amor, no pensé que te lo tomarías tan mal.
-No, no es que me lo tomé a mal. –vuelve a su lado y se para en frente a él- Solo que sentí que me estabas tomando por estúpida… y creo que me molesta más el hecho de que me vengas a decir que tienes algo importantísimo que decirme y termine siendo esto, es una burla, no es fácil para mi vernos como si nada hubiera pasado.
-O sea que tu serías feliz si nosotros realmente no tuviéramos ningún tipo de relación. Tú quieres cortar todo, así de raíz.
-Si te soy sincera, -volvía a sentarse frente a él- sería lo mejor para mi…
-¡Victoria somos amigos! Me encabrona que no lo recuerdes… -se paró para mirarla muy cerca de su cara pero sin decirle nada, se alejaba hacía la cocina- voy a hacer más café.
-No somos amigos.
César giró para mirarle a la cara pero decidió quedarse callado.
-Para que voy a mentirte, César yo me enamoré de ti ¿entiendes la gravedad de eso? me enamoré y no podía, no podíamos estar enamorados. –iba caminando hacia la cocina, nerviosa-
-Yo también me enamoré y por eso me duele que me digas ese tipo de cosas. –cómodamente preparaba todo lo del café-
-Siempre todo, toooodo te duele más a ti. ¿Cuándo vas a dejar de ponerme como la mala de la película?
Se acercó para tenerla en frente de su rostro y sostenerle las mejillas con sus grandes manos y besarle la frente.
-Cuando entiendas que solo quiero ser alguien que esté cerca de ti cuando te sientas sola. Solo y simplemente alguien, no quiero etiquetas ni amigo, ni amante, ni enamorado, ni hijo de la chingada. –logró sacarle una sonrisa- Solo alguien, si no quieres decir mi nombre, no importa. Alguien.
Instintivamente lo abrazó, se aferró a su espalda como tanto le gustaba y él no dudó en corresponderle.
-Me gusto eso, alguien. –enfatizando la ultima palabra-
-se ríe-Por qué no nos ponemos a prueba como buenos amigos que somos. Necesito que te saques todo ese miedo de encima conmigo, me aterra que algún día ya sinceramente no quieras saber nada de mí.
-¿A qué te refieres? –lo miraba pero no lo dejaba de abrazar-
-A que empecemos a hacer cosas de amigos, simplemente amigos.
-¿Mejores amigos?
-Sí, de esos que se dicen la verdad con toda sinceridad, hacen planes tontos. No sé, amigos Victoria ¿nunca tuviste amigos?
-riéndose-Sí, si entiendo… solo que bueno tú sabes te dije que para mí no eres simplemente mi amigo.
-Bueno, desde ahora quiero serlo. Nada de amigos con derechos como dirían los muchachos… -se reía-
-Muy bien, entonces empecemos por soltarnos del abrazo porque los amigos no se tienen tanto tiempo así.
-Muy bien… -pero ninguno se soltaba hasta que Victoria cayó en cuenta- me gusta la idea, pero sigue con lo del café que quiero otro, este pinche frio está horrible.
Él seguía haciendo el café mientras ella se apoyó en la encimera con los brazos cruzados mientras seguían platicando.
-Ok, a ver… hagamos planes de amigos, ¿qué harías con tus amigos, a donde los invitarías?
-Mmm… bueno hace mucho que no hago planes diferentes a salir a comer con mis amigos hombres.
-¿Acaso tienes muchos amigos hombres?
-¿Estás celoso, eso vale?
-Claro, acaso tú no eres celosa de tus amigas.
-Sí es cierto… bueno pero nada de besos, ni caricias, ni nada. Tú dijiste, amigos sin derechos.
-Como si fuéramos dos ex que están intentando ser amigos.
-Mmmmmmmmm... claramente es un experimento porque jamás sería amiga de un ex.
-Menos mal que no lo soy.
-se ríe-No puedo, cuando algo se cierra… que se cierre y que se pierda la llave.
-Estoy de acuerdo, solo que a mí me cuesta cerrar algunas puertas… -le guiña un ojo-
-Ah no… eso tampoco, nada de indirectas. Si somos amigos me voy a poner incomoda, así que eso no va.
-Está bien, lo voy a intentar… pero bueno… -le entregaba la taza de café y salía hacia el living- ¿ya pensaste en planes?
-Quería ir al spa… invitaría a una amiga, pero no sé si a un amigo.
-¿Por qué no?
-¿Irías conmigo? –se sentaban otra vez en los mismos lugares pero muchísimo más relajados-
-Por supuesto… unos masajitos nunca están de más.
-se reía-Oye tú estás trabajando, ¿vas a poder hacer todo este maravilloso plan que estás diciendo querer hacer? –sonaba irónica-
-Siempre hay tiempo para los amigos… -divertido-
-Los amigos se ven seguido… bueno en lo posible, ¿2 o 3 veces por semana?
-Vemos, o 2 o 3, así no sea todo tan planificado.
-Está bien, me gusta la idea… que más haremos.
-Mmm… necesito darle una mano de pintura a una habitación de la casa de Coyoacán. ¿Me ayudas?
-¿Tú vas a pintar? –sorprendida comía la dona que le quedaba-
-Sí por qué no, para eso tengo dos manos… ¿me ayudas?
-La última vez que pinté una pared… ni siquiera la recuerdo. Pero bueno, sí. Por los amigos.
-Salud. –le acercaba su taza-
-¡Salud si es café!
A los dos días César llegó a Pachuca para ir a un Spa que a Victoria le encantaba ir cuando podía, solo que cuando hizo la reserva pidió una sala aparte, separada y para dos personas.
Cuando estaban dentro, mientras los masajeaban con unos aceiten que olían riquísimo, hablaban sobre todo, pero como si nada malo hubiera pasado con ellos. Estaban relajados, aparte de que el masaje ayudaba muchísimo, la tensión de no estar en peligro ayudaba a que ella pudiera estar así de serena.
Cuando salieron, fueron por un café. En el carro de César porque Victoria había decidido ir con chofer, así compartían más tiempo. Luego de eso, la dejó en la puerta de su casa, no en la esquina, ni a dos cuadras, en la puerta y con eso aún se sentía mucho mejor.
Le dio un beso en la mejilla y se despidió con un “hablamos, te me cuidas”. Y cuando la camioneta de César se alejaba, en su interior absolutamente nadie entendía nada.
Dos días después ella fue la que viajó para ir a la casa de César, se iban a encontrar en la mañana, para aprovechar el día ya que la esposa de César no estaba, él no trabajaba y ella le entregó todo los deberes de mamá a la niñera.
-Bienvenida a mi morada, Ruffo. ¿Trajiste una muda de ropa?
-¿Para qué? –se asustó-
-No es para lo que tienes en mente… -divertido- sino porque no creo que quedes tan impecable después de pintar. Estás linda y no quiero que te manches.
Pasaban por la casa, Victoria la conocía perfectamente.
-¿Cuál quieres pintar?
-La muestra… o mía.
-¿Mía? ¿Acaso ya te mudaste?
-No… pero tú sabes que me encanta venir aquí cuando quiero estar solo.
-Bueno entonces casi siempre quieres estar solo, prácticamente te la pasas metido aquí.
-No es cierto…
-le puso los ojos en blanco- No, tienes razón. No es cierto, porque te la pasas metido en Televisa, pero este es el segundo lugar.
Se rieron y pasaron a buscar las pinturas y los pinceles. La idea era pintar de azul marino dos de las paredes de la habitación, y aunque nadie le daba fe a Victoria pintando una pared. Lo hacía bastante bien y más rápido que César.
-Oye, para no haber pintado nunca me gusta. –se paraba tras de ella, estaba subida en una silla- ¿te sostengo?
-gira y le sonríe-No gracias, estoy bien.
-La próxima te contrato a ti y te pago.
-Te va salir caro eh…
-se ríe y vuelve a pintar-¿Vas a hacer novela?
-Sí pero ahora no, cuando le acepten el proyecto a Gabi.
-¿Está escribiendo?
-Sí, pensé que si sabias…
-Algo me comentó, pero me había olvidado.
-Está con Forero. Aun no me ha comentado mucho del personaje pero se supoooone que tiene unos tintes de villana. ¡Ay pinche pincel, me manché! –le había caído pintura en la cara-
-¿Estás bien? –se acercaba-
-Sí es que me cayó en la cara y me asusté. –bajaba de la silla-
-Ah no es nada. A ver déjame limpiarte…
Se acercó a su rostro y con un trapo mojado que tenía en su delantal le limpiaba detalladamente la mancha en la mejilla de Victoria, mientras ella se había olvidado un poco de todo porque tenerlo cerca era absolutamente todo un peligro.
-Ya, no quedo nada.
-Gracias. –seguía mirándolo fijamente-
César se dio media vuelta sin volver a mirarla y ella volvió a la pintura porque no quería volver a distraerse así. Amigos.
-¿Qué le dijiste a tu marido?
-Qué venía a ver a mi mamá.
-¿Le sigues mintiendo?
-¿Tú le dijiste a tu mujer que vendrías a pintar las paredes de tu otra casa, conmigo?
-le sonríe-¿No te enseñaron a no contestar con otra pregunta?
-Le hubiera dicho si hubiéramos ido a no sé… cenar. Esto es demasiado raro y sospechoso, solo a nosotros se nos ocurre.
-¿Sospechoso qué, pintar paredes? –larga una carcajada-
-Basta baboso… estás de chistosito hoy. A todo esto, bastante bien me sale esto de pintar eh… para ser la inútil que soy, me está gustando.
-Eres inútil porque de un tiempo acá todo te hacen. Ya ni manejar quieres, si no sales con el chofer no sales… como te malcrían ¿eh?
-Trabajé bastante para tener lo que tengo.
-No lo dudo, solo que a mí sí me gusta hacer de vez en cuando todo lo que pueda. Me hace sentir más real.
-Bueno para serte sincera, me está gustando esto… -platicaban sin mirarse, cada uno dedicado a su pared- y no me siento nada estrella como para no sentirme real.
-Ay ajá dirías tú.
-¿Qué estás insinuando baboso?
-Te encanta hacerte la estrellita a veces.
-A veces, ¿a quién no? Anda César, sabes que soy una piltrafa cuando estoy en mi casa. Amo andar en fachas, amo salir con mis hijos a donde sea, disfruto mucho de mi vida “real” dijeras tú.
-Pues está bien… me gusta estar sacando esa parte de ti.
-Siempre me sacas algo.
-Me gustaba sacarte besos…
-se da vuelta para mirarlo-¿Qué dijimos?
-levanta las manos en señal de disculpa-Perdón, perdón… pero voy a ser sincero así como yo siempre te saco algo, tú también siempre sacas mi lado más dulce.
-sonríe sin mirarlo-Eso es lindo.
-El lado más oscuro también, el más humano y más real.
-Puedo decir que estamos en igualdad de condiciones… por eso aún no puedo separarme de ti. –se da vuelta para sonreírle-
Se quedaron mirando por unos segundos pero César rompió todo eso que estaban transmitiendo con la mirada con un…
-¿Café?
-Claro.
Se fue a la calentar el café a la cocina y dejo a Victoria sola, con un pote de pintura y mil pensamientos adentro suyo.
Cuando volvió, ella ya había terminado su pared.
-¡Pero si tenemos a la nueva Frida Kahlo, a la nueva Dolores Olmedo! –se ríe-
-Como la ves… más rápido y mejor que la tuya.
-Aquí tienes, te la mereces. –le entregaba la taza y ella aprovechó para rozarle la mano- ¿vas a ayudar a terminar la mía o te vas sentar a mirarme como demoro más que tú?
-se ríe y pensaba que en su interior mejor ayudarlo porque mirarlo por un tiempo prolongado no era la mejor opción-Termino y te ayudo.
-Si jefecita.
-¿Ya sabes dónde te vas a ir de vacaciones?
-¿En verano?
-Sí.
Se sentaba a terminar el café mientras lo observaba. Había que aprovechar la vista.
-Pero si falta un chorro aun.
-Bueno… quizás ya tuvieras planeado.
-¿Acaso tu sí?
-Quiero viajar para mi cumpleaños no sé si eso cuenta… -se ríe-
-Ah… así que no vas a festejar tu cumpleaños conmigo.
-¡Nunca has festejado un cumpleaños conmigo!
-se da vuelta a mirarla con la boca abierta, sorprendido-¿Tú estás bromeando verdad?
-Hablo de los festejos con mis amigos, comiendo y tomando con gente alrededor, me imagino que si sabes lo que es una fiesta normal. –le frunce el ceño-
-Aaahhh… pero es que tú sabes… -se da vuelta para seguir pintando-
-No señor, nada de yo sé. Eso es algo que no me gusta de ti.
-Te contestaría algo pero no está dentro del trato. Así que mejor me quedo callado…
-No me interesa, dímelo. Y este año ni pienso invitarte… ve sabiendo.
-Uyyy… que malota. ¿Pero alto, a donde me vas a invitar si vas a estar de viaje, o me vas a llevar en la maleta? –la mira divertido-
-cerró los ojos y negaba con la cabeza mordiéndose el labio para no decirle nada-Sigue pintando que eres bastante malo.
-No, soy bastante detallista así con una sola mano basta.
-A mí para ser la primer mano no me quedo nada mal… así que deja de defenderte.
-Ven ayúdame entonces y deja de enfadarte. -da el último trago de su café y se acerca- ¿Me vas a llevar en la maleta? –le sonríe-
-No, porque no te has portado nada bien últimamente.
-¿Ah sí? Y como me he portado según tú…
-Pos mal.
-se ríe- ¿Y por qué?
“… porqué aun no me has dado ningún beso”. Pero suspiró y César entendió que no le iba dar ninguna respuesta más que ese suspiro así que siguió pintando.
-Mejor voy a buscar más café. ¿Quieres?
-Por favor…
Se alejó de ahí para despejar las ideas que le habían rondado por la cabeza segundos antes. Paso ese día entre más pinturas en el rostro, cafés e indirectas poco directas, pero nada de besos y eso empezaba a enfadar a Victoria.
Una semana después…
-¿Ir a un antro para gays? Victoria no, no. ¡Es demasiado, demasiado!
-graciosa-¿Qué te preocupa ligarte con alguien?
-No estoy para ser gracioso en este momento.
-¡Yo tampoco! Es algo que quiero hacer con un amigo, y lo quiero hacer en serio… César andaaa, dijiste que haríamos cosas que yo haría con un amigo.
-No, no quiero que vayas a esos antros.
-Pues entonces ven conmigo. ¿Qué tiene, nunca fuiste a uno?
-Sí, cuando era un pinche chavo, no ahora que estoy viejo. Casi ni salgo de noche a esos lugares…
-¿Solo una hora?
-¿No vas a desistir, verdad?
-Sabes que no… -se reía- andaaa, solo una hora. Conozco uno donde no nos molestaran, entramos a un vip si quieres, lo único que quiero es sacarme las ganas de estar en uno, hace años vivía dentro de uno. Extraño esas épocas…
-Habrás sido tremenda…
-¿Tú crees?
-se ríe-Está bien, no sé cómo harás para que no nos vean… conste que fue tu idea.
-Te lo prometo.
Y esa noche entre camuflajes entraron a un bar gay, estaba tranquilo porque era jueves, aún día de semana pero esa hora se convirtió en más tiempo y no fue un champagne, sino dos.
Al otro día Victoria amaneció en su casa del DF un poco resaqueada y lo llamó de inmediato.
-¿Hola?
-Hola mi amiga querida…
-pone los ojos en blanco-Tengo resaca.
-se ríe-Yo también me levanté con un poco de resaca pero me tomé una pastilla porque estoy en el foro y me tengo que ir locación.
-Menos mal que no ando en esas…
-Hay que trabajar pa mantenerte, ¿cómo crees que puedo sino?
-se ríe-Basta estúpido… pero la pasamos bien, o no.
-Sí… te confieso que no extrañaba la música a volumen un millón pero no cambió nada desde que yo fui… me divertí, gracias por invitarme a mí.
-Era ir contigo o con Georgina, solo que no está en la ciudad…
-¿Cuándo vuelves a Pachuca?
-Mmm, supongo que en la noche. Porque no quiero estar sola en casa todo el día, hoy los pollitos están todo el día con sus actividades…
-¿Quieres venir a visitarme?
-Mmm… planeaba ir a ver a Gabi y a mi mamá.
-Pues… es cerca de la casa de ellas, ven anda pasa… ya te extraño.
-… está bien no te prometo nada.
En la tarde, César terminó de convencer a Victoria para que pasara a visitarlo, esas cosas hacían los buenos amigos y había que aprovechar que andaba en el DF. Realmente si la extrañaba, mientras más pasaba tiempo con ella, más difícil se le hacía.
Ella llegó y vio que conocía a casi todos los que estaban ahí, técnicos, maquillistas, actores. Saludó a todos con alegría y cuando vio la imagen de César solo a un lado con su teléfono con un jumper de jean no pudo contener la risa.
-Oye quién es la vestuarista, dile que… -se reía mientras lo saludaba-
-No acepto comentarios que ya pelee porque me lo sacaran y no hubo caso.
-¿¡Ah y peleaste y todo!? Yo directamente cuando algo no me gusta no me lo pongo y ya…
-Es que tú eres una caprichosa.
-se ríe-Posiblemente, pero es que tú eres demasiado bueno.
-Es verdad, soy buena gente, por desgracia.
-¿Estas grabando ahorita?
-Me queda una escena en este momento, luego graba Marjo, y los dos juntos y terminamos.
-¿Ah, ella está aquí? –olvidando la diversión en su cara-
-Sí, debe estar cambiándose o algo así…
-Mmm…
-¿Qué, te molesta?
-No claro que no, como crees.
-César ya está listo todo, empezamos en 2. Reinita ven a sentarte desde aquí si quieres verlo… -le decía uno de los apuntadores-
-Claro.
Se alejó de César sin decirle nada y cuando empezó a grabar, no se había dado cuenta que alguien se le había sentado a su lado. Marjorie.
-Hola Victoria, que gusto verte por aquí…
-se dio vuelta a mirarla-Hola… sí estaba cerca y tenía que darle unas cosas a César.
-seguía mirando a su papá de novela-Pues que bueno verte. Sé que son buenos amigos.
-Es verdad… aunque a veces parezca que no. –suspira-
-¿Cómo dices? –la había confundido-
-Nada no me hagas caso, digo cualquier cosa ya…
-le sonríe sin entender-Amo ver actuar a César, me inspira muchísimo.
-¿Ah sí? –se jaloneaba interiormente porque no podía evitar estar celosa-
-Sí, como compartimos muchas escenas o estamos en el mismo llamado me enseña… es un buen profesor. Lo hace todo con gran naturalidad y profesionalismo…
-Mmm… -asentaba la cabeza sin verla-
-Aparte se nota que es feliz con lo que hace, ¿no?
-Así es… -aprovechaba para prender un cigarro porque estaban al aire libre-
-… la gente feliz es peligrosa. –sonreía mientras lo miraba actuar-
-¿Cómo dijiste? –gira para mirarla-
-Eso… que la gente feliz es peligrosa, César es feliz… se le nota. Por eso me cae tan bien. ¿A ti también verdad?
-da una calada a su cigarro-…
Asentaba con su cabeza, disimulando no hablar por el cigarro. Pero decidió que la conversación sobre César se quedara ahí y para no quedar grosera le siguió hablando sobre cualquier tema sin importancia.
Cuando César terminó fueron a su camper personal a tomar un café.
-¿También te dan uno a ti solito?
-Claro… ¿crees que solo a una tal Victoria Ruffo le toca?
-se ríe-Pensé que lo compartías con Marjo…
-se ríe sin mirarla mientras servía el café-Sabes muy bien que no se comparten los camper entre mujer y hombre.
-¿Sino, lo compartirías conmigo?
-¿Te queda alguna duda? Aunque no creo que tú quieras compartir con alguien algún camper…
-Creo que si fueras solamente tú lo pensaría dos veces…
-¿Te puedo hacer una pregunta que quizás no está dentro del trato?
-Mmm, adelante. Aunque ya me la veo venir… ¿oye, y el café? Se me enfría…
-Perdón, toma… ¿Estás celosa de Marjorie?
-toma un sorbo del café-Tal vez sí. Y no me puedes decir nada… tu dijiste que se podía estar celoso de tus amigos.
-levanta las manos en señal de defensa-No dije nada… solo pregunté, me gusta que estés celosa.
-Pues no parece…
-¿Por qué? –se sentaba frente a ella en el sillón-
-Porque… no sé, creo que estamos haciendo esto bastante mejor de lo que pensaba.
-No entiendo a qué te refieres…
-A que, -se ponía nerviosa- sinceramente no pensé que podríamos ser… amigos. Solamente amigos.
-Ah… pues créeme que también estoy sorprendido. Pero me gusta… espero que empecemos a ser más normales de ahora en adelante. –divertido-
-¿Qué estas queriendo decir?
-A qué esto me ayude a dejarme de perder cosas importantes por no saber manejar mis celos, a integrarme más a fiestas, eventos… ese tipo de cosas.
-No creo que cambies en esa instancia… simplemente nunca te gustaron.
-No, en realidad me dejaron de gustar. Y me dejaron de gustar porque no quería verte ahí, feliz en tu matrimonio…
-Pero eso no es mi culpa. Es más creo que te estás justificando…
-Posiblemente… pero sé que una de las razones es esa.
-No, no vas porque no te gusta y no hay más vuelta. Aunque yo tampoco soy fan de esas cosas… voy cuando tengo ganas y ya.
-En eso eres menos complicada…
-Es verdad.
-Pero volviendo, a que estamos haciendo bien las cosas… me gusta, creo que por fin estamos haciendo algo en lo que quedamos. –ella prefiere no contestarle y tomar café- ¿Te imaginas cuando de repente nos empecemos a topar matrimonio con matrimonio?
–Victoria tose-Creo que te estás yendo demasiado lejos…
-se ríe-Lo sé, solo me imagine… y no me disgustó la imagen.
-¿Ahora vas a decirme que Omar te cae bien y quieres ir a comer una parrillada en mi casa en Pachuca?
-se ríe fuerte-No. Que empecemos a quemar libros sobre nosotros no significa que se queme la historia… pero hoy estoy viendo mejor las cosas, ya no con tanta… antipatía podríamos decir.
-¿Y por qué?
-Porque veo que tú también estás cediendo un poco… y eso me pone más relajado.
-¿Relajada con Vivian? –ella se sorprende y él le asiente- Es que… tú sabes, ella no es de salir mucho, no me toca cruzarla seguido, entonces para mi es fácil.
-También tienes razón.
-Siempre tengo razón. –se ríe- Aunque como dijiste, si me gusta estar así… más santitos.
-se ríen- Aaah… ¿Ya no te gusta más el infierno?
Victoria levanta sus hombros en señal de duda y sonríe evitando decirle algo.
-Lo que pasa es que en el infierno las mujeres tienen aún más la razón… y créeme que tú ya la tienes suficiente.
Luego de un rato de hablar sobre sus matrimonios, aun con cierto recelo quedaron en que la próxima salida de amigos sería una clase de pilates. Sí, otra vez Victoria saliéndose con la suya para llevarlo a esos lugares donde César jamás se hubiera imaginado.
-No te quejes, ya te vi la cara. Vengo a un gimnasio que queda muy cerca de tu casa. –encontrándose en la puerta del gimnasio-
-Sí pero no puedo creer que venga a hacer pilates un sábado a las 7 de la mañana, ¿¡no te parece un poco demasiado!? –saludándose-
-¿Y desde cuando a ti te cuesta levantarte temprano? Ni siquiera yo me estoy quejando y eso que yo si tuve que conducir…
-pone los ojos en blanco-Entremos…
-Estás muy lindo de pants… -rompiendo en risa-
-No te burles Victoria Eugenia.
-A esta hora un sábado no viene nadie a clase, ya hablé con mi profesor y nos guardará el secreto, así que solo estaremos tú y yo…
-Eso es tentador.
-No pienses de más… aunque… -se gira para verlo-
-¿Qué?
-No nada…
Se le había cruzado una idea lujuriosa por la cabeza pero decidió dejarla en frío. Cuando entró el profesor de pilates, se sorprendió de verlo a César ahí. Se dieron cuenta, pero hicieron como que no importaba. Cuando empezaron la clase Victoria no podía trabajar de la risa, y César renegaba de no tener idea sobre lo que estaba haciendo, hasta que le agarró la mano y la segunda hora ya hablaban tranquilamente mientras cada uno hacía sus ejercicios.
-¿Ya pensaste cual es el último plan de amigos?
-Que ansiosa… ni hemos terminado este. Y sí que está bueno…
-se ríe-¿Ahora vas a empezar pilates?
-la acompaña en la risa-Aunque me tienta, no. Prefiero seguir en el gimnasio de mi casa…
-Te imagino haciendo cinta y viendo telenovelas… -tentada-
-Aunque te rías me ha pasado. Y creo que el plan que tengo es más normal…
-¿Cuál?
-Quiero ir al cine. ¿Vamos?
-Que innovador…
-se ríe-Bueno, señora de las actividades extremas.
Cuando salieron del gimnasio, Victoria había quedado de ir a almorzar a la casa de su hermana Marcela, porque su casa estaba cerca, pero antes se dio tiempo para tomar un café con César y aprovechar que no tenía llamado.
-Me acostumbré a esto sabes… me gusta.
-Tengo que confesar que a mí también. –mezclaba su azúcar en el café-
-Quiero ser capaz de decirle a mi marido que hago estas cosas, no siento que haga cosas que están mal. ¿Tú no?
-lo piensa-No siento la necesidad por el momento sinceramente…
-¿Eres de esconderle muchas cosas a Vivian?
-Los hombres solemos ser más reservados que las mujeres…
-Por eso los odio…
-le sonríe-¿Escuchas esa música? Me gusta, es el cd que tengo en este momento en mi carro.
-No sé qué es. Yo venía escuchando Lupita Dalessio, amo cantar haciendo los gestos como ella. –se ríe-
-Te voy a grabar un día. ¿Sabes que tengo aún? Hablando de grabar, un video que hicimos en el PH…
-Mmm, me parece que ya sé cuál es… y yo también lo tengo aún. –se sonroja-
-Cuando te extraño me pongo a verlo.
-le sonríe-Podemos hacer otro cuando quieras. Y qué bueno que me extrañes… me gusta eso.
-¿Puedo decir otra cosa que está fuera del trato?
-Sí.
-Me estoy muriendo por besarte…
Se sonroja y le sonríe.
-Mejor me guardo mis palabras… no rompamos el trato Señor Évora, no sea incumplido.
-Es que, ya sabes… el contacto constante, me gusta, me gusta demasiado que nos veamos así de seguido pero no puedo negar que extraño ciertas cosas. Pero me gusta que siempre este bien y que me sienta en paz contigo. Solamente tú lo logras.
-Deja de suspirar la herida Évora. Pero créeme que a mí también me encanta, y… te confieso que también me gustaría besarte, aquí mismo.
-le sonríe-… mejor, ¿nos vamos?
-Sí, vamos.
Se sorprendió de que quisiera irse, y cuando se despidieron en la puerta del coche de Victoria, ella le dio un sugestivo beso en la mejilla que César se dio cuenta que tenía una gigante doble intención.
Pero se fue, y la dejó porque quizás no valía la pena romper hasta donde habían llegado por… nada. Paso una semana donde apenas se escribían, y llego el penúltimo plan de amigos. Le marcaba desde adentro de su carro en el estacionamiento del centro comercial.
-Hola amiguito.
-Hola linda, ¿Dónde estás?
-En el estacionamiento, ¿tú?
-Ya estoy adentro, no hay mucha gente pero creo que no pude evitar que me vean.
-Está bien, me cubro un poco… ¿ya compraste los boletos?
-Claro. Hagamos una cosa, voy hasta el estacionamiento para dejarte el boleto, entonces entro yo primero y luego tú, ¿sí?
-Ay Diossss, necesito que seamos personas normales cuando antes por favor.
-se ríe- Si, pronto estoy seguro. Bueno dime dónde estás y me acerco…
Cuando Victoria vio que César se acercaba le hizo juego de luces para que la viera.
-Hola hermosa, estás bellísima. –le abría la puerta del carro-
-Pero si ni terminaste de verme… -lo abrazaba- hueles exquisito.
-Me bañé. –se ríen- Toma, te veo en 10 minutos en la sala. ¿Compro palomitas? –se soltaban pero él le tomaba la mano-
-Sí y refresco, Coca-Cola.
-Lo que mande la señora.
Mientras lo veía alejarse se mordía los labios porque la necesidad de besarlo se agrandaba cada vez más. Suspiró fuerte y caminó siguiendo los pasos, pero con un echarpe sobre su cabeza y lentes de sol.
Entre el caos y la luz del día le costó un poco esconderse, pero por suerte nadie se le había acercado, en comparación de a él. Y cuando por fin estaban en la sala, sentados en el fondo, en la mitad de la película Victoria se puso a decir comentarios graciosos porque estaban viendo “Búsqueda Implacable 3” y ella no había visto ninguna de las anteriores.
-Ya… déjame ver la película. –la regañaba en susurros-
-Pero es que no entiendo nada.
-Victoria no hay mucho que entender… siempre hay alguien a quién rescatar.
-se ríe despacio-Bueno, rescátame. –le tiraba palomitas en la cara-
-Que molesta eres Dios…
Puso cara de indignada y en menos de un segundo, levantó el posa manos y se acercó a él para besarlo. Adiós trato. Lo besaba como estaba deseando desde que lo vio y se acercaba cada vez más, acariciándole el pecho con la mano.
-Te quiero. Perdón pero extrañaba hacer esto…
-No me pidas perdón, que estaba planeando hacerlo cuando terminara la película… -se reía y seguía besándola-
Victoria con su mano traviesa bajaba hasta su miembro, y lo agarraba sin pensarlo dos veces.
-sin dejar de besarla-¿Qué pretendes hacer ahí?
-le sonríe y le muerde el labio-Algo que siempre quise hacer en un cine.
-¿Cómo? –se sorprende y siente la mano de Victoria bajarle el cierre y meter su mano en el bóxer-
-No hay nadie, estamos solos.
-No, no estamos solos… Victoria nos van a ver.
Entre la sonrisa, el beso, la estimulación y la sorpresa César no sabía cómo reaccionar. Ella sonreía y con su mano lo estimulaba, César no tardó en darse cuenta sus intenciones y cuando noto que se había estimulado lo suficiente, bajó su cabeza y comenzó a succionarlo.
-Victoria no…
Tarde, César ya inclinaba su cabeza hacia atrás, y le sostenía el pelo para que haga “lo que siempre quiso hacer un cine”. Entre que él contenía sus quejidos porque Victoria estaba haciéndolo ver no las estrellas, sino casi todo el sistema solar, ella paró un momento para callarlo, porque los iban a ver en serio.
-Cállate cabrón…
-se ríe-¡Pero como puedes pretender que me aguante esto, estás muy loca!
-se ríe con él y le da un beso-¿No te gustó?
-Estoy sin palabras. Gustar me quedaría corto…
-Pues… acabemos.
Salieron de la sala, no se aguantaron terminar de ver la película y se fueron a la casa de Coyoacán. Era imposible que no tuvieran ganas de hacer el amor en todo lo que restaba de la tarde.
César la llevó casi que corriendo a su habitación y mientras le desprendía la última prenda que le quedaba encima, le repartía besos por todo el rostro. Los pechos se iban librando desesperadamente del brasier y ella estaba enardecida. Hacerle sexo oral en el cine la había excitado demasiado, se sentía avergonzada pero no se arrepentía ni por un momento.
-No puedo creer que hayamos hecho eso…
-En realidad que haya hecho eso… -mientras le desprendía el pantalón y lo besaba-
-¡Eres… eres, no sé, no tengo ni siquiera palabras! Me dejaste más sorprendido que nunca.
-terminaba de desvestirlo y lo tiraba en la cama para acostarse sobre él y perderse en su pecho-Te amo. Me encantas… amo hacer el amor contigo.
-No más que yo, me he estado aguantando como nunca estos días. Quiero ser tu amigo, me encantó ser tu amigo, pero con el permiso de hacerte el amor… por favor.
-se reía-Tienes el permiso que quieras, por lo menos por hoy… igual más extrañaba besarrrrrteee… -le apretaba sus labios con los dientes- todos los besos que nos perdimos por no hablar antes...
-Generalmente hablas de más, ¿justo ahora te tenías que aguantar tanto?
Bajaba en besos hacia sus pechos y los succionaba, haciéndole casi doler.
-Aaayyy, ¿me extrañabas?
-Más de lo que podría imaginar… odio estar contigo en la cama, porque cuando tengo que hacerlo con el que se supone que tengo que hacerlo, te extraño y pienso en como tú me besabas, como tú me hacías tuya… odio que sepas hacer el amor de esta manera. Es desquiciante.
Cuando escuchó eso se sintió como si a un rey le devolvieran su corona, entonces hizo que se girara para quedar encima de ella y bajar lentamente con sus besos hasta sus partes íntimas.
-Créeme que me vas a extrañar cuando no esté…
Gemidos, dolores leves, grititos, embestidas, besos, caricias torpes y más, más y más. Cesar jugó con sus dedos un poco y luego la que vio el sistema solar fue ella. Y no una, sino dos veces seguidas. Extasiada por haber llegado al orgasmo de esa manera y con tantas ansias, se recostó a un lado de César, sabiendo que se había salido con la suya.
-Sabía que terminaríamos haciendo el amor…
-un poco agitado-Yo también pero no pensaba que hoy. –le besaba la frente y la abrazaba-
-Estuviste maravilloso. –le sonreía con los ojos-
-Tu más. Tienes una hermosa manera de hacer el amor que no me deja conformarme con poco…
-se ríe-¿Me tengo que poner feliz con eso?
-A nadie más se lo he dicho…
-Mjmmm… pero, gordo rompimos el trato. –se mordía el labio-
-¿Y eso qué?
-Qué somos unos incumplidos e irresponsables…
-Ese trato pedía demasiado de nosotros, estar solos, y no besarnos, ni tocarnos, ni hacer el amor. ¿Tú realmente pensabas que podríamos?
-En un momento me lo imaginé.
-¿Y te gustó lo que viste?
-No.
Rompían en carcajada los dos hasta que César se puso su ropa interior para ir por un poco de agua para ambos.
-Ten… no quiero que mueras deshidratada. –se sienta a su lado-
-Gracias amor. Pero… -bebe un poco de agua- ¿ahora qué hacemos?
-No creo que quede mucho por hacer. Pero si quiero dejar algo muy en claro…
-¿Qué cosa?
-No quiero que volvamos a pasar por algo parecido. Y no me refiero a jugar a ser amigos, porque me encantó… y créeme que tenemos que hacerlo más seguido. Pero creo que ha llegado el punto donde debemos dejar de esperar… esperar tanto de nosotros.
-No entiendo…
-Porque... -se tensaba- estoy seguro que nosotros nos amamos, así como se aman una mujer y un hombre pero no… no sé cómo explicarlo.
-Respira y dímelo… sin rodeos.
-suspira-Creo que ambos sabemos perfectamente que esta va ser nuestra relación hasta… hasta…
-A ver, creo que sé por dónde vas. Déjame intentar a mí porque no entiendo por qué te pones nervioso… -se ríe calmada a comparación de él- creo que en realidad tú estás queriendo decir que te gusta esta relación entre nosotros, tan… tan libre, tan sin promesas, ni esperar que el otro haga algo que ni nosotros sabemos si podemos hacerlo y… para ser más figurativa y que no queden dudas, hablo del divorcio. ¿Verdad?
-Vas por buen camino. Pero no me imaginé que te lo tomaras tan a la ligera…
-Es que, no me la tomo a la ligera… porque en este tiempo que pasó me di cuenta, que estoy muy como… como si estuviera contracturada con mis pensamientos, y todo el tiempo me reprochaba cosas que poco a poco asumí que no está mal que las sienta. Ya no siento culpa por haberme enamorado de ti… pasó, y me gustas aún pero no… no somos el uno para el otro como creemos. Y el amor que siento por ti es diferente, nunca había sentido algo parecido con cualquier otro hombre, porque puedo vivir sin tenerte, eso es claro… pero cada vez que te tengo es como si me dieras lo suficiente para hacerlo durar hasta nuestro próximo encuentro. Como si me hechizaras para que termine volviendo a ti cada vez que se termine la poción.
-le sonríe-Que conste que la bruja aquí eres tu…
-largan unas carcajadas-Baboso. Pero es así… tuve que decidir si mantenía a la persona o al personaje que me improvise al estar contigo.
-¿Y qué decidiste?
-Decidí que elijo ser la persona, pero con cierta libertad de entrar en el personaje cada vez que yo quiera.
-Pues estoy de acuerdo… y me encanta saber que soy tu protagónico.
-El mejor, el preferido. –se tapa los pechos con la sábana y sube a besarlo-
-Creo que el trato salió mejor de lo que planeamos, ¿verdad?
-Sip. –César hace que suelte la sabana que la cubría para que lo abrace por los hombros-
-Abrázame y dime que me amas aunque estés con tu personaje o tu persona.
-se ríe y lo abraza fuerte, mientras le daba besitos al hombro-¿Me extrañabas?
-Siempre te extraño.
-Qué lindo saber que mi ausencia o presencia signifique algo para ti.
-Si tú te sacaras esa idea loca que yo no te quiero ver, o que desaparezco porque simplemente se me dio la gana, las cosas serían más fáciles. –la separa para mirarle a los ojos- Victoria no quiero que sientas que yo soy una carga para ti cada vez que vuelvo a buscarte… me haces sentir mal.
-Lo sé, te pido perdón por eso porque te echo la culpa a ti, cuando en realidad es de los dos.
Se separa por un momento y se quedan mirando a los ojos con una sonrisa delatadora de que estaban pensando en algo muy parecido. Entonces Victoria sube sobre él y lo rodea con sus piernas.
-Quiero besarte peca por peca…
-Hazlo mi amor.
Entonces no dudó en hacerle caso y empezar a besar ese pecho impregnado de pecas que le decoraban la piel, la abrazó por las costillas y la jaló más hacia él, no dejándola de abrazar para sentirla por completo. Constatando si esa piel le correspondía y para suerte de él, le correspondía como siempre, desde que se conocieron.
Esa tarde-noche cuando volvían cada uno a su casa, con la sonrisa de oreja a oreja llegaron más predispuestos que nunca. Es que, como nunca habían quedado más o menos claros, estables. El día 1 donde no hubo nada de promesas, ni de esperas, ni mucho menos de legitimidad, ellos volvían satisfechos de haber pasado toda la tarde haciendo el amor como les gustaba y con una persona que también les gustaba mucho y no eran sus esposos.
Victoria antes de llegar a su casa pasó por la casa de su mamá para platicar con ella y su hermana. Y en medio de un café cuando su mamá se había retirado se pusieron a hacer catarsis.
-¿Por qué estás tan… rara?
-Porque… -revolea los ojos- vengo de verme con César.
-¡Victoria Eugeniaaaa! Con razón, me lo tendría que haber imaginado. Que zorra… -se ríen-
-Estábamos en el cine.
-¡¿Cómo?!
-Sí… no sabes lo que pasó últimamente, te tengo que poner al tanto.
Con un café en la mano se pusieron a platicar mientras Gabi terminaba de editar unas cosas, trabajaba y platicaba con su hermana a la vez. Victoria le contaba ciertos detalles de sus aventuras últimas, y otras se guardó, no veía la necesidad de traumar a su hermana.
-¿César en una clase de pilates, Victoria? Dime que es mentira por favor… -se reía-
-No… te lo juro. Yo cuando hacía los ejercicios no podía de lo tentaba que estaba al verlo, encima en equipo de gimnasia, no no… fue todo un show. –tentadas-
-Pero… ¿Cómo estás tú? Digo porque… siempre terminas un poco destrozada después de verlo.
-Sabes que… hoy fue especial, fue raro… porque ambos asumimos que no debemos esperar más de todo lo que tenemos entre los dos. ¿Tenemos todo, entiendes? no podemos ponernos mal por querer aún más.
-Explícame mejor que me perdí…
-Que yo intentaré no sentirme mal porque nuestra historia nunca se concretó, porque nuestra historia nunca se va concretar, esto es… esta es nuestra historia, ser solamente nosotros, sin darle explicaciones a nadie, sin tener que yo tenga que esperar que el renuncie a todo por mí y que el espere lo mismo de mi… tenemos todo, nos tenemos y eso nos basta.
-Wooooooow, Ruffo pero si vienes toda una poetisa después de estar con el Cubano por favor.
-se ríe-Me siento bien Gabi, quiero a César y estoy muy segura que no quiero dejar de verme con él.
Luego de volver a su casa y que su marido con sus hijos del dieran la sorpresa de que estaban en el DF y decidieron salir a cenar. Solo que esa noche alguien también había sido sorprendido por una invitación a cenar, aunque la sorpresa mayor fue encontrarse familia a familia en el Puerto Madero de San Angel.
Cuando César vio que entraba Victoria con sus dos hijos chiquitos y su marido al lado, sonrió porque la ley de atracción claramente existía. Dispuestos a poner lo mejor de sí, se saludaron entre todos, cruzaron palabras de como si no se hubieran visto hace meses y siguieron cada uno a su mesa. Alejados pero no tanto como para que César y Victoria pudieran evitar escapar una sonrisa de complicidad, aún quedaban rastros de la atracción de esa tarde.
Casi al final de la noche el Whatsapp de Victoria sonaba y sospechaba quién era.
“Quién dijo que los buenos amigos, ¿no pueden ser buenos amantes? Estabas hermosa, y espero que la próxima vez que nos veamos (espero no sea un antro gay) tengas la misma sonrisa. Que descanses, te quiero… siempre. C.”