Capítulo 2

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Cobannos

No respondió pero sí deshizo su expresión de confusión. Deseé que no lo hubiera hecho ya que su seriedad lo hacía mirarme como un asesino serial. Muy serial.

—Mi nombre es Alice Clinton. Soy nueva. Este papel dice que tú serás mi guía. —Mostré el papel. Ethan lo miró un par de segundos y después volvió a posar sus ojos en mí—. ¿Y...?

Recogió sus cosas, se levantó de la mesa, tomó su mochila y dio unos pasos. Se detuvo cuando se percató que no iba detrás de él.

—¿Vienes?

Sentí mi sangre congelarse ante su voz. Era una voz seductora. Esa clase de voz que en un suave susurro te derrite hasta la más mínima célula. ¡Cuánta severidad!

—Sí, claro.

Me levanté y seguí su paso. Mientras caminábamos, no podía descifrar si la mirada de todos era por mí, o por Ethan. El chico causaba cierta impresión aunque su cuerpo no fuera como el de los otros chicos deportistas. Tenía un rostro casi perfeccionado y aunque no lo hubiera visto sonreír, sus dientes parecían perfectamente alineados y blancos.

—Salón de biología. Taller de arte. Sanitarios... —Caminaba muy rápido. Su casi metro con noventa, no le ayudaba a mi metro con sesenta y nueve centímetros—. Salón de historia. Casilleros. Salón de filosofía. Casilleros.

Iba ligeramente detrás de él. Cuando se detuvo, mi cuerpo chocó con su espalda. Ese toque, me dejó impregnada de su perfume. No me molestaba que usara mucho, porque olía sumamente delicioso. Ese echo me hacía pensar que le gustaba llamar la atención, o estaba acostumbrado a demostrar que usaba perfumes costosos.

—¿Podrías caminar más rápido?

—Sí.

Pasé saliva con dificultad. Ethan en verdad me intimidaba. Seguimos el recorrido durante veinte minutos más.

—Y la piscina. Solo es para el club de natación, pero siempre permanece abierta.

Lo miraba directamente a los ojos. Eso parecía incomodarlo y a mí me hacía sentir un poco superior.

—Las luces se apagan a las once. Y bueno, es todo lo que necesitas conocer.

—Historia. No pareces un futuro historiador.

—Tu tampoco.

—Soy curiosa por naturaleza.

—No deberías.

Esbozó una sonrisa que me erizó la piel.

—Solo trato de ser amable.

—No me gusta la amabilidad. Soy de pocas palabras.

—¡Perfecto! Nos vamos conociendo.

Por lo que emanaba, Ethan tenía un letrero en su espalda que decía: "PE-LI-GRO". Pero no quería ser paranoica. Si estaba ahí, era porque había pasado todas las pruebas, incluso la psicosométrica.

—¡Ethan! —gritaron detrás de mí. La voz provenía de un chico pelirrojo y ojos verdes. Me miraba con asombro, como si estuviera viendo un robot—. Hola. Mi nombre es Demián. Soy uno de los mejores amigos de este chico.

A Blood Pact Donde viven las historias. Descúbrelo ahora