Carolina Pov's¡Dios me perdonara!
Esta noche descubrí a mi novio engañandome con otra mujer y le corté. Debería estar llorando en posición fetal sobre mi cama pero no, una hora después estoy aquí, deseando que mi hermanastro me arranque la ropa y me haga suya de una vez sobre el capó de su coche fuera de la ciudad.
¿En que Carolina me había convertido? Yo nunca había pensado siquiera pasar por una situación remotamente parecida.
Desde antes de conocer a Agus , nunca había sido infiel y nunca me había importado poco Jorge. Pero es que tampoco había estado tan excitada como en este momento, ni tampoco había sido tan atrevida como para hacerlo fuera de el confort de una cama ni la privacidad de una habitación.Mi vida se había convertido en una montaña rusa de sentimientos y de sensaciones y ahora estaba en la cima, esperando bajar bruscamente, mientras gritase por las cosquillas.
Agus gruñó cuando terminé con los botones de su camisa y la piel de su pecho quedó expuesta. Tan fuerte y tan caliente. Me sentó sobre el capó y sus besos fueron bajando hasta mi cuello, sus manos se aferraban en mi espalda y yo no pude más que echar la cabeza hacia atrás para darle mas acceso. Las oleadas iban y venían entre los dos, mis piernas temblaban y las rodee en su cintura mientras él jugaba con mis pechos sobre la tela.
Sus manos subían de a poco por mis piernas y por dentro de mi vestido. Acariciaba tan lento y tan caliente, tan suave que le rogué que me tocara mas allá, donde sentía un dolor punzante de excitación. Cuando por fin enterró sus manos en mis bragas, yo jadee sintiendo ya mis fluidos calientes que esperaban por él. Buscó mi clítoris y movió en círculos rápidos arrancándole gemidos tras gemidos. Solo pensaba en lo increíble de volver a sentir esas sensaciones.
Sorprendentemente me sentía libre, podía gritar sin que nadie oyera y a la vez, la adrenalina de estar a la intemperie no hacía más que excitarme cada vez más y más.
Hundió dos dedos en mi, y haciendo un excelente trabajo, llegué al clímax relativamente rápido, temblando y gritando su nombre.
—Eres increíble. —me acostó y terminó por sacarme las bragas.
Descanse tal vez uno o dos minutos viendo el cielo. Con una mano enterrada en mi cabello y una sonrisa en los labios. Era mágico poder disfrutar de las dos cosas a la vez: de un buen orgasmo y las estrellas. Nunca me cansaría de esto.
Agus estaba sobre mi con la respiración espesa esperando pacientemente que me recuperase, no quería hacerlo esperar más, quería retribuirle lo que había hecho en mi y para eso debía hacer cosas que solo eran fantasías en mi cabeza. Me levante y lo hice recargar en el coche, lentamente bajé, arrodillandome frente a él y teniendo cuidado de no lastimarme las rodillas, él me lo advirtió pero le dije que estaba bien.
Y creía estar bien, solo muy nerviosa por tener ahora su sexo frente a mi cara.
Con manos temblorosas rozaba su abultado pantalón y lo sentía aguantar la respiración, subí mi mano y lentamente deshice su cinturón, solté el botón y bajé la cremallera. Agus veía todo con ojos entornados y con un deseo que me hacía temblar, era paciente, yo en su lugar me volvería loca.
Cuando por fin saqué su miembro de sus pantalones me mordí el labio inferior por lo grande que era, lo acaricié de arriba a abajo y su respiración se hizo cada tanto más irregular, jadeaba y soltaba uno que otro gemido. Era excitante darle placer y ver cada una de sus reacciones, pero quería volverlo más loco. Acerqué mi cara y pasé mi lengua lentamente por la punta, el gimió y se estremeció tomándome del cabello.
—Enseñame.. —murmuré ronca sobre su miembro. El gimió y así lo hizo.
Me guiaba tal como le gustaba y yo lo complacía, él embestía sus caderas y yo lo recibía encantada queriendo dar lo mejor de mi, hasta el punto de no hacer falta que me guiara, ya sabía que hacer, sus jadeos, gruñidos y gemidos me lo indicaban.
—Para, Carolina.. —Soltó y me alzó como una pluma, dejándome recostada boca abajo sobre el capó. —necesito entrar en ti.
Sacó un preservativo del bolsillo a la velocidad de la luz y se enfundo. Y así, en esa posición, levantó mi vestido y me embistió con una fuerza descomunal. Yo grité plantando mis manos en el metal frío, entraba y salía de mi con desenfreno, como si en eso se le fuera la vida. Apartó mi cabello a un lado y recorrió mi espalda descubierta por el escote con su mano derecha mientras la izquierda apretaba mi cadera.
—Tu espalda me vuelve loco ¿lo sabes? —Gemí y me arquee en respuesta— verla desnuda me pone a mil.
Una... Dos... Tres embestidas más y los dos nos fundimos en un glorioso orgasmo del que solo las estrellas, su coche y nosotros fuimos testigos.
Era grandioso llegar al climax en el momento indicado, poder dejarme llevar y explotar en miles de pedazos en brazos de alguien. Pienso que es el momento mas vulnerable del ser humano, donde nos alejamos de la tierra y tocamos un pedacito del cielo. Y compartirlo era aún mejor.
Agus salió de mi, acomodó mi vestido y me hizo sentarme junto a él, abrazándome. Nos quedamos unos minutos así hasta que comencé a temblar de frío. Lo notó y puso de nuevo su suéter sobre mi. Tenía mi cara enterrada en su cuello, embriagada de su olor y lo besé, quería besarlo por toda la cara y la boca y él me permitió hacerlo. Se sentía bien.
No estoy segura cuanto tiempo transcurrió desde que comenzamos a besarnos hasta que decidimos arreglarnos la ropa y partir, me sentía en una nube y no quería bajar. Al parecer, él tampoco.
Paramos en un local de comida rápida y entramos con las manos entrelazadas. Pedimos unas hamburguesas y mientas comíamos él me abrazaba y nos besabamos cada tanto. Sonreíamos en complicidad por lo que acabábamos de hacer y que a ninguna de las cinco personas que ahí se encontraban se les pasaba por la cabeza. Algo estaba distinto en el aire, algo había dado un giro de 360° en nosotros esta vez.
¿Tendríamos algo más a partir de este momento? En la imaginación quedaba perfecto, pero la vida real era otra.
Nos atraíamos mucho y la chispa era evidente en nuestras sonrisas, pero era imposible pensar en tener una relación con mi hermanastro, y era insensato ser amantes a escondidas sabiendo lo poco que duraría. A demás, estaban nuestros padres.
—Tú mamá me mataría si se llegase a enterar que me pasé de la raya cuidándote. —sonrió, metiéndose una papa frita a la boca.
—¿Te pidió que me cuidaras?
—Mm si, me lo pedía siempre que hablábamos. Y justo hoy me pidió: «Quiero que seas como un hermano mayor para mi niña»
—Lo hiciste fuera de la disco —bajé la mirada recordando como me consolaba mientras vomitaba y lloraba— gracias por ello.
Giró una papa en mi cara, restándole importancia y se la llevó a la boca.
—Es medio tonto. ¿Engañarte en una disco donde va casi todo la facu? —negó con la cabeza cambiando de tema— si fuese inteligente, se hubiese ido a Cancún.
Reímos ante la mención de Cancún. Que fuera tan relajado con ese tema me hizo sentir un poco mejor, o quizá menos culpable, no estaba segura.
Lo que si sabía era que me agradaba este Agus, tan caballero y totalmente distinto al que conocía. Se reía conmigo, y no de mi. Me abrazaba y respondía a mis besos. Nos comíamos con la mirada.
A ojos de cualquiera parecíamos dos enamorados escapados a escondida de sus casas.. Já, si supieran.
Me sentía atontada, como quinceañera, como en una nebulosa y no quería despertar en una cruda realidad.
Pero pasaría... en cualquier momento llegaríamos a casa. Y tal vez, por mi estabilidad emocional, era mejor saber que haríamos.
—Agus..—me puse seria de repente y aparté mi plato, ya sin hambre. Él también dejó su hamburguesa y entrelazó sus manos, esperando a que continuara. —Yo.. tú.. uhm..—cerré los ojos tratando de aplacar el nerviosismo. —Tú y yo.. ¿que haremos ahora?
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Hola! Estoy feliz, prettys.
¿Cómo lo digo? Imaginemos que soy su mamá ♥ ¿si? Bueno.. Ya tienen papá, hijas mías :'3
Bye! ↪↩
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Mi Hermanastro | Aguslina
FanfictionLa madre de Carolina se casa con el papá de Agus. Todo bien. Pero estos hermanastros se odian a más no poder. Y todo comienza porque el mismo Agus chantajea a Carolina haciéndola fingir que es su novia. Y se darán cuenta que la tranquilidad no es lo...