11. Adiós Distrito Doce

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CAPITULO 11: ADIÓS, DISTRITO DOCE

POV PEETA

"Detrás de alguien que arriesga hay alguien que ama."

Cuando no sepas dónde están esos valientes, fíjate en los que dicen sí diciendo no, pues detrás de alguien que renuncia hay una persona que elige, detrás de alguien que elige hay una persona que arriesga y detrás de alguien que arriesga hay una persona enamorada. Donde hay un valiente, hay un amante.

Lo que diferencia a alguien valiente de un "cobarde" es que no se queda parado ante la bifurcación pensando en lo que pierde o en lo que renuncia, sino que ve en ti una victoria y ganancia suficiente como para no tener que mirar atrás. No se echa a un lado pensando que siempre puede venir algo mejor, porque acepta que el mundo es imperfecto, que tú lo eres... que los dos lo sois. Sabe que lo importante no es ni la realidad, ni lo que hay, sino lo que podéis llegar a crear, y para eso no hace falta ser perfectos, hace falta ponerse manos a la obra.

Una persona valiente no está pensando en las chicas o en los chicos que deja escapar, está pensando en ti. Eres su apuesta y su elección, y cualquier otro lugar le parece segunda división.

Nunca verás a un valiente haciendo una lista de pros y contras, porque para ellos el amor no es un mercado ni tú un producto más. Las decisiones racionales las deja para los yogures o las hipotecas, nunca para sus sueños. Nadie se hizo rico apostando en pequeñas cantidades.

Pablo Arribas

Fuente: http://www.eluniversodelosencillo.com/sal-con-un-valiente/

Seguimos a nuestra escolta al interior del Edificio de Justicia. No queríamos hacerlo, porque sabíamos lo que vendría, las despedidas de nuestros seres queridos, pasada la sorpresa y adrenalina, el peso de esa certeza empezaba a aumentar en mi interior. Cuando me presente voluntario, no pensé en lo que le supondría a mi familia. Ellos debían saber ya, que mi intención era sacrificarme en esa arena por sacar de allí al amor de mi vida con vida. Me prohibí a mi mismo pensar en eso.

Solo me quedaban escasos minutos para despedirme para siempre de ellos, con la esperanza de que tal vez, en la próxima vida o en el mas allá nos reencontraríamos. Pero no ahora, yo sabía que una vez que subiera al tren, me iría para no volver nunca. Solo podía haber un vencedor y me aseguraría que fuera ella. Y si no daba igual, moriría con ella. Hasta esa posibilidad era mejor, que haber dejado ir a mi Katniss y vivir con el cargo de conciencia de no haber hecho nada por salvarla. Si había dos cosas de las que estuve siempre completamente seguro, eran: la primera era que no podía vivir en un mundo donde su voz, su sonrisa, su mirada, su cabello, su aroma, su risa, su cuerpo, toda ella, no invadieran cada espacio a mí alrededor llenándome con su presencia; y la segunda era que moriría por ella una y mil veces sin dudarlo ni por un segundo.

Los Agentes de Paz nos rodearon mientras caminábamos hacia dentro, y nos separaron llevándonos a salas diferentes. No pude evitar lanzarle una mirada desesperada a Katniss en cuanto vi alejarse de mí, escoltada por tres Agentes de Paz; ella también me miró pero apartó la mirada en cuando un Agente le toco el hombro indicándole que siguiera.

-Vamos, chico. -Insistió uno de los Agentes que estaba conmigo. Asentí y obedecí a regañadientes, metiéndome en el salón que me indicaron.

-Tiene una hora de visitas, Señor Mellark. –Dijo un hombre con voz ruda y fría, antes de cerrar la puerta y dejarme solo en esa sala impolutamente blanca con una mesa y central rodeada por cuatro sillones y dos sofás, color crema de terciopelo. Por unos segundos me quedo estático parado de espaldas a la puerta, sin saber qué hacer. Hasta que escucho varios pasos acercándose y me volteo hacia la puerta. El primero en entrar es Gale, con una mirada triste en su rostro y los labios unidos en una línea recta.

I'LL NEVER LET YOU GO (PEETA & KATNISS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora