PREFACIO

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Iba retrasado, aunque no era la primera vez y seguramente tampoco sería la última, aparqué mi camioneta justo en frente del edificio de producción, la luz tenue de las farolas iluminaba las ya vacías calles de la ciudad dormida, toqué el ya familiar timbre que resonó con fuerza.

Miré mi reflejo en las enormes paredes de cristal, observé mis jeans rasgados, mis botines de terciopelo, mi camisa de tirantes blanca y mi chaqueta de mezclilla con parches, hacia un frió que lastimaba la delicada piel de mi rostro, mi cabello se movía con desesperación al ritmo de las inmensas oleadas del aire. 

Volví a timbrar con desesperación, ¿Por qué me había llamado tan tarde? Por mi mente cruzaron diversas teorías, pero había una que me preocupaba por entre las demás ¿Se habría enterado de aquello? De ser así, mi estancia en este lugar seria cosa del pasado.

Tras un largo lapso de tiempo comencé a preocuparme, el nunca me dejaba esperando, empuje con delicadeza las puerta de cristal y estas cedieron, ¿Qué hacían abiertas a estas horas de la madrugada? Al entrar en la recepción me di cuenta de que todas las luces estaban apagadas, el ambiente era pesado y mas frió que el de las calles.

-¿Hola?-pregunte a la nada. 

Un silencio sepulcral reinaba en el edificio, esto claramente no era normal, estuve a punto de largarme cuando vi su chaqueta tirada frente al elevador que llevaba directo a su lujoso departamento, tome la prenda entre mis manos inhalando el característico aroma de su perfume y subí al elevador.

Las puertas se cerraron frente a mí y comencé a subir hasta la ultima planta ya que ahí era donde él vivía, las puertas se abrieron y me tope con el inmenso ventanal que ofrecía una hermosa vista de la noche estrellada, siempre había envidiado su departamento, por esto mismo: la vista.

El departamento, al igual que todo el edifico, se encontraba en silencio, las luces estaban apagadas pero ya sabía perfectamente donde estaba cada cosa, vi su bulto en la cama cubierto con sus sabanas de seda, me mordí el labio al entender de qué se trataba.

-Debo reconocer que esta hora es inusual para que estés caliente-mencioné quitándome la chaqueta y la camisa.

Me acerque a su cama y las luces se encendieron repentinamente, me quede quieto, ¿Cómo había hecho eso sin moverse? Las únicas luces que se encendían gracias a sensores eran las de los pasillos de pisos inferiores.

Su cuerpo no se movía ni un centímetro, tome las sabanas y las retire con fuerza esperando verle desnudo como en otras ocasiones pero lo que me encontré fue mucho peor, tenía una inmensa rajada en el cuello, la sangre había formado un enorme charco en su cama, su cuerpo tenía varias heridas, sus fríos ojos me observaban pero la vida que antes habitaba en ellos había desaparecido, me cubrí la boca para retener las ganas de vomitar. 

Corrí en hasta mi chaqueta, con mis manos temblorosas comencé a buscar entre los bolsillos mi iPhone, lo tomé listo para marcar al 911. 

-Apaga eso-dijo una voz a mis espaldas, la sangre de mi cuerpo se congelo de repente, no tuve la necesidad de girarme para saber quién estaba detrás de mi-. No debiste venir Sean.

Una parte de mi sabia que era cierto: No debí regresar.  



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