GRISELDA

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GRISELDA
Puesto: 16
Género: Femenino
Peso: 60 kg
Estatura: 1,69
Arma: Cadenas
Amigos: ×
Pareja: ×
♡: Brusilda

¿Por qué estoy en la academia? Porque mola tener derecho a matar a cualquiera sin ir a prisión por ello.

¿Qué es lo que disfruto más que hacer sufrir a alguien?
Pues nada.

Termino de enrrollar la cadena a mi cintura y salgo de la habitación mascullando por lo bajo en ritmo de una marcha:

Taaa tan tan tan tan taataa ta ta ta ta taaan tan tan tan tatatattata ta ta ta ta tan

En el pasillo, un chico de puesto bajo se aparta de mi camino, asustado.

La mayoría de los novatos me temen por mi actitud a pesar de que no soy un puesto muy alto.

Llegar a número 1 me da igual.

Si no quedó como 1 al final del año en el proceso de selección final igual pretendo ponerme a matar a todo novato que se me cruce. En una de esas, venzo a Saskia, al resto y me graduo. Aunque si no lo logro, igual habré acabado con la vida de unos cuantos.

No es que tenga muchas metas en mi vida.

Vivo pensando en el día a día. Al placer momentáneo de matar a alguien.

No es como que exista un mundo amable al que volver.

Entre morir aquí o morir afuera no hay diferencia ante mis ojos.

No es como que tenga una familia esperándome o quizás una pareja, ni siquiera una mascota. Simplemente no tengo un lugar al que regresar, por eso no interesa si me matan.

Morir no me preocupa en lo más mínimo. No espero nada de mi y así mi no espera nada de yo. Es recíproco.

Arribó al comedor casi al final de la marcha. En la parte de:

¡Tatatatata! ¡TATATA! ¡TA!

Hay un par de chicos embutiendo comida en las mesas del centro y otro par de chicas en las mesas de la ventana, que se exponen a un riesgo menor.

Me preparo un café con leche y un panqueque. Coloco dos cuchillos bien derechos sobre la servilleta. No me gusta ni la cuchara, ni el tenedor. Y me giro a sentarme cuando me estrello contra otra perdona, derramando el café y mi comida sobre ella.

Mi "¡Mira por donde vas!" Choca Con su "¡¿Qué te pasa imbécil?!"y nos quedamos viendo unos segundos imóviles.

Es la número 4, Brusilda.

Me observa con la boca entreabierta. Mi café con leche ha dejado una mancha que no alcanza a ser vista en su ropa oscura y que entre tanto cuero no creo que le haya quemado la piel.

Más permanece de pie ahí, observandome pegada como con silicona.

Me devuelve la bandeja con brusquedad.

-¿Desayunas con alguien?

¡Se ha encontrado un cadáver! [Yaoi/Yuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora