Prólogo

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Alex baja las escaleras de su piso corriendo.

Le late el corazón a mil cuando llega a la calle, respira con dificultad mientras corre sobre la carretera de piedra. Callejea y mira a todos lados hasta que encuentra su objetivo, la única cabina de teléfono en 8 kilómetros a la redonda. Todavía con la respiración entre-cortada mete las pocas monedas que encuentra en su bolsillo y con el dinero, una pequeña libreta de cuero. Le tiembla el pulso, por lo tanto cuando abre la libreta y encuentra el cacho de papel a cuadros que buscaba, le cuesta leerlo. Marca el número que hay escrito con un bolígrafo negro y espera.

-Si, ¿Diga?-Contesta al otro lado de la línea una chica con voz adormilada.

-No me acuerdo de donde estaba sentado.-Contesta Jorge al borde de un ataque de nervios.

-Alex... ¿Estas bien?

-¿Dónde estaba Jorge? En la fiesta con las chicas ¿Estaba enfrente o a mi lado?

-Ehhh... ¿Qué mas da?-

-Estoy escribiendo sobre ello y... -A  Alex comienza a temblarle el pulso- Había hojas de menta en la copa y me acuerdo del color de tu vestido pero no... no me acuerdo de donde estaba sentado. Y eso me asusta, es como si fuera a perderle.

-Estaba... Estaba....-Se nota que Saioa se está aguantando los sollozos para no hundir a Jorge.

De repente suena un sonido metálico. El saldo de la cabina se ha acabado.

-¿Saioa? ¿Sa... Sa... Sayoyi?-Alex vuelve a buscar en sus bolsillos pero no encuentra suelto. Corre por las calles de Italia en busca de alguien que tenga cambio, pero las calles estrechas del pequeño pueblo en el que vive están vacías. Empieza a desesperarse pero llega a la plaza, en el centro hay una hermosa fuente en la que los turistas echan monedas, pidiendo, que los diez céntimos que ha echado, se multipliquen algún día, mientras que en verano los niños pequeños se remangan los pantalones y recogen los deseos de la gente para merendar a lo grande después de un partido en la plaza.

Alex sigue recto y baja por un puente para darse un chapuzón y aclarar sus ideas. Nada sin rumbo fijo, queriendo ahogar su enfermedad en el agua salada del mediterráneo. Queriendo encontrar sus recuerdos perdidos debajo de las piedras. Queriendo volver atrás.

"Querido Jorge,

Lipadi es el paraíso, estoy haciendo muchas de las cosas que quiero hacer antes de morir..."

-SEÑOR OLSSON, SEÑOR OLSSON.

Alguien interrumpe a gritos los pensamientos de Alex. Cuando sale del agua, un hombre trajeado y con el flequillo pegado con gomina a la frente le tiende una carta.

-Para usted-Dice en italiano.

-Gracias

Abro el sobre y no puedo evitar sonreír ante lo que contiene.

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Decir que esta historia no es mia. La he dacado de una película llamada "Holding the man" que la vi hace poco y es muy muy guay.
Cambiaré todos los nombres de los personages y algunos dialogos los cambiaré y la haré... un poco mas del fandom.
Espero que os guste mucho y recuerdo que tengo otra novela de Stowen "Los confundidos se pierden muchas cosas" que está en proceso. (Si venís de ahi, tranquilos no voy a dejar la otra de lado) Se que este cap es muy muy cortito, pero es solo el prólogo para que mas o menos os situeis.

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⏰ Última actualización: Oct 27, 2016 ⏰

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Holding a Man [Stowen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora